La ineficacia de los medicamentos contra los patógenos causa más de 4 millones de muertes anuales. Desde el comienzo, se consideró que el problema era el exceso en su uso. Qué decidieron los países en el marco de las Naciones Unidas.
Se estima que casi cinco millones de personas mueren al año en el mundo a causa de una infección resistente a los fármacos. Las tasas de mortalidad son más elevadas en los países de ingresos bajos y medios.
Ante el dramático problema, la Asamblea General de las Naciones Unidas realizó la segunda Reunión de Alto Nivel sobre la Resistencia a los Antimicrobianos.
Tras la reunión, los líderes políticos firmaron una declaración en la que se comprometieron a alcanzar diferentes metas y acciones, entre ellas la de reducir en un 10% para 2030 los aproximadamente 4,95 millones de muertes humanas anuales asociadas a la resistencia bacteriana a los antimicrobianos.
Durante más de una década, la amenaza de la resistencia a los antibióticos (que se utilizan contra las bacterias) y otros medicamentos contra virus y hongos se enfocó como un problema de exceso. Se describía como un consumo desordenado de los fármacos que llevaba a su ineficacia.
Pero durante la reunión en las Naciones Unidas se promovió una comprensión más amplia del problema. Se basa en la prevención de las infecciones tratables mediante la mejora del saneamiento, el aumento de las tasas de vacunación y el incremento del acceso a los medicamentos contra las infecciones en los países de menores ingresos.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió en una conferencia de prensa que “la resistencia a los antimicrobianos podría dar por tierra con 100 años de progreso médico, convirtiendo infecciones que hoy son fácilmente tratables en una sentencia de muerte. Ningún país es inmune a esta amenaza, pero los países de ingresos bajos y medios soportan la mayor carga”.
Metas
En cuanto a la salud humana, la declaración que se adoptó en Naciones Unidas establece una meta: que al menos el 70% de los antibióticos utilizados para la salud humana en todo el mundo pertenezcan al grupo de antibióticos de “acceso” catalogados por la OMS, que tienen efectos secundarios relativamente mínimos y menor potencial de causar resistencia antimicrobiana.
También incluyeron metas relativas a la prevención y el control de infecciones, como por ejemplo que el 100% de los países tengan servicios básicos de agua, saneamiento, higiene y gestión de desechos en todos los establecimientos de atención de salud. Se fijó que para el año 2030 el 90% de los países deberían cumplir con todos los requisitos mínimos de la OMS para los programas de prevención y control de las infecciones.
“Millones de personas de todo el mundo ni siquiera han tomado nunca un antibiótico porque no pueden permitírselo. Estamos tratando de alejarnos de la cuestión de la resistencia, que es difícil de entender para el público, y acercarnos más al derecho, que es que todo el mundo debería tener acceso a un antibiótico eficaz”, afirmó en diálogo con el diario The New York Times Ramanan Laxminarayan, economista y epidemiólogo que ha promovido el nuevo enfoque en un artículo publicado en la revista The Lancet.
Costo de la resistencia antimicrobiana
El problema también tiene un impacto económico. De acuerdo con un trabajo del Centro para el Desarrollo Mundial, se calcula que las infecciones resistentes a los medicamentos podrían provocar una reducción de 1,7 mil millones de dólares en la producción económica de aquí a 2050, en gran parte debido a la pérdida de productividad o a la muerte prematura de las personas que son el sostén de la familia.
Otra parte del problema es que la canalización de nuevos fármacos se ha agotado en gran medida. Una de las razones es que descubrir y comercializar un nuevo antibiótico o antifúngico es un proceso que dura años y puede costar más de 1.000 millones de dólares si se tienen en cuenta los costos de producción.
También hay barreras en el acceso. Muchos de los antibióticos más recientes ni siquiera están a la venta en los países de ingresos bajos y medios.