Los granos sembrados en campo de la zona son víctimas de la sequía y las fuertes heladas, que combinadas han llevado a la pérdida total de la siembra de arvejas y lentejas, entre otros productos. El trigo, en tanto, no alcanzará a recuperarse con la lluvia de estos días. “Hay muchos productores que en estas condiciones no van a poder continuar con la actividad”, advirtió el ingeniero agrónomo Ariel Bianchi.
Por la falta de precipitaciones en varias zonas, 2020 ya está entre los años más secos de los últimos doce. Luego de una devastadora sequía en 2008, otra que siguió en 2012 y la última de 2018, ahora con registros que indican de 200 a 300 mm por debajo de lo normal en la zona agrícola núcleo y el nordeste del país, entre otras regiones, este año está para el campo entre los más difíciles por la escasez de lluvias.La falta de lluvias en las provincias de San Luis, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, La Pampa, Entre Ríos, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Jujuy está generando pérdidas en la actividad agropecuaria además de severos trastornos.
“El momento que atraviesa el campo de la región es muy complicado debido a la seca y los incendios. El trigo, en particular, ya se ve muy afectado. Lo mismo pasa con las legumbres, que en nuestra zona es una de las siembras más importantes”, explicó en el programa «Pila y Media» (FM 89.9, Radio U) el ingeniero agrónomo Ariel Bianchi, productor agropecuario de nuestra región en permanente contacto con otros productores de la zona de Conesa, General Rojo, Erézcano y localidades del distrito de Pergamino.“La combinación de sequía y fuertes heladas ha sido muy dañina para el trigo y las legumbres. En este momento hay lotes de legumbres que están completamente perdidos. En el caso del trigo es más difícil establecer qué porcentaje será irrecuperable porque es una siembra que hoy está en estado de macollaje. Hay esperanzas de que ante una lluvia pueda recuperarse al menos una parte. Igualmente puedo adelantar que será imposible recuperar el cien por ciento de la cosecha”, apuntó Bianchi.
Los productores de nuestra zona aún no se recuperaron completamente de la formidable sequía de 2018, año en el que perdieron gran parte de la siembra de soja y maíz. “Hay muchos productores que en estas condiciones no van a poder continuar con la actividad. De hecho, en los últimos años han desaparecido muchos productores porque al riesgo que supone apostar a una siembra y luego verse afectado por la situación climática hay que agregarle la fuerte presión impositiva que se ejerce en nuestro sector. El problema en nuestro país es que cuando tenés una buena cosecha no podés hacer una diferencia que te permita soportar un año malo porque la presión impositiva es atroz. Es decir que cuando tenés un año bueno no alcanzás a recuperarte y cuando te toca un año malo terminás cayendo muchísimo”, aseguró Bianchi.
El productor se quejó de la falta de ayuda del Estado en materia de créditos que permitan financiar una siembra o bien inversión en maquinaria. “Hace dos o tres campañas que el crédito no existe para nosotros. Algunos productores se ven obligados a achicarse y otros directamente no pueden seguir. Eso ha generado que los campos que dejan los pequeños productores terminan en manos de grandes empresas, acopios, etcétera”, dijo.
¿Reconvertirse?
Ante las dificultades que genera el clima en la cosecha agrícola, la posibilidad de reconvertir la producción agrícola a ganadera tampoco parece ser una buena opción para el ingeniero Ariel Bianchi. “Hay una intención en el productor de ir por ese camino, sobre todo entre los pequeños productores. El problema es que cualquier reconversión en nuestro sector requiere de créditos de largo plazo. Pero en este país ese tipo de crédito para inversión no existe. Muchos productores agrarios han pensado en algún momento reconvertirse, pero chocaron contra la imposibilidad de acceder a financiamiento de largo plazo”, completó Ariel Bianchi.