Con bandas como Estelares, Guasones y Ojos Locos, los escenarios se llenaron de gente desde muy temprano. Agotó entradas por primera vez en su historia.
Acceder a los escenarios no fue tarea sencilla debido a que la ruta y las inmediaciones estuvieron y estarán durante la tarde repletas de espectadores.Sin embargo el ingreso al lugar fue más sencillo y fluido que otras veces ya que los molinillos estaban casi dentro del predio.
En menos de cinco minutos los espectadores eran recibidos por el escenario Paraguay para comenzar su jornada de festival con algo de música. Pasadas las cuatro de la tarde Los hermanos Morgan hacían lo suyo en ese espacio alternativo creado hace pocas ediciones.
La programación de números convocantes como Estelares, Guasones o Usted Señálemelo temprano hicieron que mucho público saliera antes para el predio y que los atascos que antes se provocaban al atardecer arrancaran a la siesta, pero se distribuyeran mejor. Desde el punto de vista organizativo y artístico fue sin dudas un acierto distribuir los “pesos” dentro de la grilla.
Entre las primeras bandas que se subieron a los diferentes escenarios destacaron las banderas de La Chancha muda. Vestidos con remeras de los Stones y los Sex Pistols, esta banda de rock barrial logró que la gente desplegara sus banderas y comenzara el ritual de todos los años a puro rock.
En el mismo escenario, el Norte, se presentaron luego los chicos de Ojos Locos que recibieron al mismo público ávido de agitar insignias con temas como Mirás si ver, Rosa china amarilla o Ahora y todo.
En paralelo la banda mejicana DLD hacía lo propio en el escenario Sur agradeciendo la invitación y asegurando con su tema Mi vida que “Todos vinimos acá para algo, con propósito”.
Llegó luego el turno de Estelares, quienes subieron al escenario de Montaña pasadas las 17 y ya había muchísima gente bajo el sol de las sierras esperando por ellos. Tocaron temas como Una temporada en el amor, Rimbaud y Alas rotas.
Cuando llegaron los Guasones al escenario Norte ya estaba expectante por su desembarco. Facundo Soto ataviado con lentes de sol cantó temas como Pobre tipo o Down, con este tema el pogo fue total. Luego tocaron el eema Cien años más, mientras del otro lado del predio los Estelares concluían su show con El corazón sobre todo, su clásico tema de cierre.
Volviendo a Guasones, para cuando tocaron Pasan las horas y Reyes de la noche, la multitud ya los seguía desde cerca. Muchos de los que recién llegaban se freaban a verlos.
UN REGRESO ESPERADO
Los Usted Señálemelo, volvieron después de un largo impasse y abrieron su show en el escenario de Montaña justamente con su tema Nuevo comienzo, lanzado después de tomarse ese tiempo. Le siguió Pana y Siento, al grito de “¡Dale Cosquín!” a cargo de Gabriel “Cocó” Orozco. El trío mendocino, completado con tres músicos más, dejó buenas sensaciones en un concierto que tuvo mucho de puesta al día y de anticipo de lo que vendrá.
“Volvimos sin habernos ido”, dijo Juan Mango al promediar el show en el escenario Montaña, ubicado en el sector más alto del predio. Inmediatamente, cuando sonó Láser 420, la banda se candidateó naturalmente para recibir el título de nueva aplanadora del rock. Le siguieron Agüetas y Big Bang.
Cuando terminó el show y la banda salió a saludar el cantante de Usted estaba tan emocionado le dedicó el show a Azul, el segundo hijo que tiene con Vera Spinetta, quien se bajó al público mientras sonaba Agua marfil y la gente cantaba.
Mientras en la multitud flameaban varias banderas uruguayas, los No te va a gustar subieron al escenario para tocar temas como Al vacío y A las nueve. Antes de que sonara No te imaginás Emiliano Brancciari, el cantante, agitó a la multitud con una frase mágica: “¡Buenas tardes campeones del mundo!”. Siguieron otros clásicos como Tan lejos y Verte reír.
En paralelo, en el escenario Sur, Conociendo Rusia tocaba canciones como Tu encanto, Puede ser y las parejas sentadas en el suelo se daban besos con el sol cayendo de fondo. Muchos se apuraban para llegar a tiempo y poder ver lo que seguía de la banda de Mateo Sujatovich: A la vez.
PARA MOVER EL ESQUELETO
Cuando sonó la primera trompeta que dio inicio al recital de la Delio Valdez comenzó a llegar gente apurada desde todas las direcciones con ganas de bailar cumbia. La orquestal banda enlazó Negra ron y velas con La cancioncita y no hubo un cuerpo que no goce el ritmo tropical que propone el grupo. En el público se ensayaban algunas coreografías improvisadas.
Salió a escena Ivonne y se adueñó de la tarde que comenzaba a ponerse fría. Llamó la atención la cantidad de gente bailando cumbia, quizás sea una buena forma de entrar en calor con temas como: Amnesia total o Danza del Uco. El punto más alto llegó con Inocente. Allí la fiesta fue superlativa.
En otra parte del predio, Lila Downs llegó al escenario Paraguay pasadas las 20 con su Dignificada, en honor a las mujeres que luchan y a los desaparecidos. Siguió con La cucaracha, ritmo que hizo bailar a los espectadores que se llegaron a ver a la oaxaqueña y escuchar sus reivindicaciones. Luego Envidia con sus frase contundente: “Ya no me tienes ahí debajo y escondida”.
“Hemos tocado, pensado canciones para la gente que se mueve de un lado para el otro”, dijo Downs para dar lugar a Cladestino, de Manu Chao. El público agitó despues corando “olé, olé, olá, Lilá, Lilá”.
A ROCKERAR MIAMOR
Skay arrancó con un compilado ricotero de la mano de El pibe de los astilleros y Nuestro amo juega al esclavo y al grito de “¡Buenas noches Cosquín!”. Le siguió el tema Aves migratorias del disco ¿Dónde vas? En paralelo, a la misma hora en La casita del blues, la rompía Déborah Dixon, corista del Indio Solari. Buena coincidencia. Siguieron canciones como Somos la humanidad, Tal vez mañana y Yo soy la máquina