La crisis económica, el frío, la inestabilidad emocional en muchas familias y el flagelo de las adicciones parecen multiplicarse en estos tiempos de incertidumbre, lo que provoca quiebres en hogares y violencia. En San Nicolás es notable la cantidad de jóvenes en situación de calle que deambulan por los barrios, recibiendo asistencia de iglesias y centros comunitarios durante el día, pero quedando a la deriva en la noche.
Germán Rodríguez
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La situación es compleja a nivel económico y familiar. El flagelo de la droga, la pobreza y especialmente la violencia que se acrecienta con la necesidad llevan a quiebres en las familias donde los jóvenes terminan siendo expulsados por los padres que no pueden contenerlos en sus adicciones. “Por ahí hoy no vemos tanta gente durmiendo en la calle por la zona céntrica como era más común antes, pero sí en la periferia. Generalmente en esta parte de la ciudad los que duermen en la calle son aquellos que no pudieron encontrar lugar en los refugios como la Casita de Don Orione, ya que una de la normas que hay que cumplir para que se les brinde hospedaje es no ingresar ni alcoholizados ni drogados, con el objeto de preservar la paz y la seguridad del resto de los residentes. Entonces duermen en cualquier lado”, contó a nuestro medio Sergio Chamorro, trabajador de Cáritas Catedral, quien recorre las calles de San Nicolás y es testigo directo de las consecuencias de la pobreza y las adicciones. “Lamentablemente mucha gente después de mucho tiempo de caer en el alcohol y acostumbrarse a no tener lugar prefieren dormir en la calle, en plazas o baldíos, donde se sienten más libres ahí con sus adicciones y sin tener control”, contó.
Donde sí se está viendo en el último tiempo más gente de situación de calle es en los barrios, siendo en su mayoría jóvenes que debido a sus adicciones y protagonizar situaciones violentas en sus hogares terminan siendo expulsados por las familias que ya no pueden contenerlos, debiendo sobrevivir como puedan a la intemperie y cargando sus vicios.
“La realidad que lo que no es visible para el resto de la sociedad es la gran cantidad de jóvenes que echan de la casa y duermen en distintos lugares, que quizás no son en el centro, pero sí en los barrios. Uno no lo ve habitualmente, pero charlando con centros barriales, organizaciones sociales, parroquias, iglesias evangélicas se descubre que una de las mayores problemáticas de hoy en día son la cantidad de jóvenes que padecen adicciones y que se acercan en el día a pedir ayuda”, comentó.
“Es loable la labor de estos centros, ya que generalmente los colaboradores se encuentran expuestos a situaciones de violencia peor y siguen persistiendo. Lo que ven mucho en los testimonios es que las familias echan a los jóvenes de la casa por sus adicciones. Pasa que la violencia en los hogares se vuelve insostenible, por lo que optan por expulsarlos”, agregó.
Pobreza
En Cáritas Central y Catedral ven un gran incremento en las parroquias de gente pidiendo comida. Catedral asiste a un promedio de 45 familias y a gente que, por fuera de las mismas, pasa a buscar bolsones o ayuda. Ante tanta necesidad por momentos en la entidad se sienten desbordados. “Catedral hace caridad con lo que la gente brinda, pero últimamente no alcanza. No se puede ayudar a todos lo que nos genera dolor y frustración por no poder dar siempre una mano, porque ya dimos todo”, contó el padre.
“En los barrios hay muchas asistencia de movimientos políticos, sociales, ONG, iglesias, porque la situación se está desbordando, la problemática es muy grande. Estamos en un momento álgido, complejo. Lo económico lleva a una inestabilidad en todo sentido y en los vínculos familiares se vive la violencia. Los jóvenes que caen en el consumo, sin ayuda y son echados quedan en situación de calle. En San Nicolás no hay un centro de adicciones donde puedan residir los chicos con problemas. Entonces buscan sus lugares donde dormir, algún sucucho, casa en construcción, taperas, que no son visibles, pero la realidad es que hay muchos jóvenes en la calle. Los centros de contención les brindan una comida, reciben asistencia, pero a la noche vuelven a su realidad. En el día tienen un lugar, pero la noche con sus fríos y abandono se vuelve cruel. Por ahí consiguen refugio por un tiempo, pero la realidad siempre vuelve a ser la calle, deambulan en el día por distintos lugares y a la noche quedan descubiertos”, expresó.
En San Nicolás refugios para personas en situación de calle no hay muchos. Se encuentran como principales las Casitas de Don Orione para hombres y mujeres, pero después no hay lugares fijos. Faltan espacios para asistir a la gente en situación de calle. En Somisa hay un hogar donde reciben a mujeres con hijos en situación de violencia familiar, pero es un lugar específico para esa necesidad.
En estos momentos de incertidumbre no hay números oficiales, pero aquellos que trabajan con la gente en situación de pobreza ven que la misma creció este año y se hace muy visible en los barrios.
Don Orione
Como decimos, además de los jóvenes con adicciones a quienes expulsaron de su hogar, son muchos quienes están en situación de calle porque no tienen un techo víctimas del desempleo. Familias que ayer estaban bien y hoy ven la realidad como una selva donde cada día vale y la supervivencia es el juego. El padre Matías, administrador y encargado de la Casita de Don Orione, sabe de esas cuestiones, las palpa en carne propia con cada uno de aquellos que van a pedir un refugio, un plato de comida caliente, un lugar donde dormir, de prestar un oído también al dolor ajeno, sintiéndolo propio, generando empatía y buscando soluciones. No solo es un plato y un techo, también es la palabra justa y la contención lo que hay que dar para recibir.
“No solo en invierno, sino que estamos los 365 trabajando con las personas en situación de calle. Históricamente no hemos tenido los picos en tiempos de frío sino en un febrero de hace dos años, que llegamos a un tope de 29 personas. Pero con el frío pasamos de tener un promedio de 14 por día a 20 y 23 personas por noche, registro que hacia un tiempo que no teníamos porque veníamos manteniendo el promedio de 13 a 14”, explicó el padre Matías a nuestro medio en una nota brindada a EL NORTE.
“Así como también llegan personas que son itinerantes y se manejan de una provincia a otra, llegan chicos que no pudieron alquilar más y tuvieron que pedir ese lugar, e incluso gente con un buen pasar que tuvieron que echarse a buscar lugares así porque no podía pagarse un alquiler. Al lugar se ingresa a las 19.30, la regla es sí o sí que se tienen que bañar, el agua es caliente por supuesto, toman una cuasi merienda, siempre con panificación, agua caliente, yogur. A las 21.30 se cena y después a las 23.00 es el descanso al que generalmente no llegan, ya a las 22.00 está casi todo el mundo durmiendo. Se levantan muchos a partir de las 6.00 por cuestión de trabajo, changas o lo que sea. El horario de levantarse es 6.45, se les da el desayuno y a las 8.00 la casa cierra”, contó el padre Matías.
La Casita de Don Orione para varones está ubicada en Lamadrid 26, mientras que en Ameghino 556 funciona la de mujeres. Asimismo, el padre está a cargo de “Letizia”, que es una residencia convivencial para adultos mayores en Nación 508.
Cómo ayudar
Para la elaboración de la comida de los hogares, cada martes, de 8.00 a 13.00, en Olleros 163, sede de la Parroquia María Madre de la Iglesia, se reúnen voluntarios para cocinar el menú semanal.
En cada jornada de producción se valen de la materia prima que aporta el “banco de voluntarios de alimentos”. Ese banco es el que acerca cada semana distintos productos para la elaboración de la comida. Las personas interesadas en participar de ese banco de voluntarios de alimentos puede llamar al 4499014 de 9.00 a 13.00 y ofrecer su ayuda.
También se puede ayudar con la colaboración de dinero que se recibe en la cuenta oficial de la “Asociación SOS soy tu hermano”, dinero que se destina a la inversión en los distintos hogares.
Número de CBU: 0720188820000000646190
Alias: AYUDASOYTUHERMANO
CUIT: 30716009757
O también acercar las donaciones a Cáritas Diócesis San Nicolás en Rivadavia 106.