El establecimiento Santa Isabel se dedica a la plantación de arándanos, zarzamoras y frambuesas, una innovación en tierras donde abundan tambos y agricultura.
El cultivo de arándano se presenta como una opción rentable y alternativa en la producción frutícola intensiva, dirigida tanto a mercados internos como externos. Además, tiene impactos económicos y sociales significativos en las economías regionales. En el establecimiento agropecuario Santa Isabel, en Suipacha, Buenos Aires, la familia Imposti comenzó a cosechar arándanos en 2008. El establecimiento cuenta con 8 hectáreas de arándanos premium y rigurosos controles de calidad.
Marisa Palacio, junto a su esposo Raúl, fundó Il Mirtilo, una empresa que produce frutos rojos y elabora conservas, jugos y mermeladas. La empresa tiene 31,000 plantas de variedades misti, o’neil y blue chris, y una planta de empaque con refrigeración a 8 grados. La recolección es manual y se estabiliza a los 7 años. El arándano es un arbusto perenne que alcanza tres metros de altura y tiene frutos de colores variados. Es reconocido por su alto contenido de antioxidantes.
En sus primeros años, exportaron entre 20,000 y 30,000 kilos de fruta con otros productores locales, pero debido a los costos, se centraron en el mercado interno. Marisa, sin embargo, desarrolló productos gourmet, como jugos y mermeladas, en colaboración con monjes benedictinos de Luján y Alimentos Natali. Su inquietud la llevó a recorrer ferias y expandir su negocio, proveyendo fruta congelada a gran escala a localidades del sur del país, como El Bolsón.
Marisa comentó sobre el cambio en su modelo de negocio, vendiendo ahora fruta fraccionada por kilo durante todo el año. Además, ofrece visitas al establecimiento, donde los interesados pueden conocer la plantación y degustar productos, contribuyendo a la promoción de la Ruta del Queso de Suipacha.