Un 26 de enero como hoy, se produjo un importante siniestro que consumió gran parte de la estructura edilicia interior del símbolo católico local. La razón de lo sucedido se vinculó a un acto de vandalismo por parte de dos sujetos. En diálogo con EL NORTE, el padre Javier Fortunato comentó los avances de la obra de restauración y brindó una reflexión sobre lo ocurrido.
De la redacción de EL NORTE
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Un día como hoy, pero del año 2017, nuestra ciudad –y un país entero– se conmocionaba por un inusitado incendio en la Iglesia Catedral, parte del patrimonio cultural e histórico local. A raíz de un acto de vandalismo por parte de dos sujetos, grandes llamaradas de fuego comenzaron a avanzar sobre el altar en horas de la tarde. El padre Javier Fortunato explicó que “primeramente, ardió el retablo mayor –obra de arte situada detrás del altar, que generalmente representa escenas bíblicas o religiosas– en el sector del presbiterio. Y en segunda instancia, ardió el sector del coro donde estaba el órgano”.
En poco tiempo, el incendio destruyó el altar principal y el cielorraso. Arruinó las paredes y los elementos de madera del templo. Piezas históricas como la imagen de San Nicolás de Bari, que tenía aproximadamente 200 años, se redujeron a cenizas. También se quemó el antiguo órgano, que contaba con un valor histórico muy importante.
Rápidamente el fuego llegó hasta los techos, e hizo temer por un posible derrumbe cuando ganó el campanario.
Durante más de dos horas, seis dotaciones de bomberos, cinco de San Nicolás y una de Villa Constitución, trabajaron incesantemente hasta que lograron sofocar el siniestro.
Restauración
Tras efectuarse la evaluación de los daños, se comenzó a planificar la restauración de la Catedral, que –seis años después– sigue en curso. En diálogo con EL NORTE, el clérigo reveló que la refacción del retablo fue la que más avanzó durante el último año. Simultáneamente, se trabajó en la obra eléctrica desde el tablero central, incluyendo el sistema de bandeja para toda la luminaria interior. Asimismo, se llevaron adelante labores de lijado y reparación de revoques en molduras y capitales, naves laterales y central, capilla del Santísimo Sacramento y la sacristía. Así, posteriormente se efectuaron las tareas de pintura que por estos días ya pueden ser apreciadas durante las misas.
Además de la reparación del daño producido por el incendio, también se procedió al arreglo de otras necesidades que demandaba el edificio. Por ello, se trabajó en una estructura aislante de humedad, consecuencia del tiempo que lleva de edificación el templo puntualmente. Asimismo, la instalación eléctrica fue completamente renovada.
“Se hicieron todos los trabajos necesarios donde se originó el incendio, es decir, se reformó el altar. Actualmente, se está trabajando en el espacio del templo donde se forma una cruz que se denomina transepto o crucero. Lo único que se había realizado en esa parte era quitarle lo que peligraba por desprendimiento”, señaló Fortunato.
Consultado sobre el tiempo estimado para la finalización de la obra, la figura eclesiástica informó que seguramente continúe durante todo el primer semestre del año en curso. “Nuestro plan es poder terminar todo el interior, por eso hablamos de un tiempo no inferior a los seis meses”, reveló. E inmediatamente agregó que “a futuro planean proceder a reformar el exterior de la Catedral. Algunas cosas ya están presupuestadas y proyectadas, pero por ahora no contamos con los recursos necesarios”.
Responsables
Aunque en un principio la investigación apuntó hacia alguna clase de desperfecto eléctrico en la zona donde estaba ubicado el órgano del templo, posteriormente se confirmó que el incendio había sido intencional.
La Catedral no cuenta con cámaras de seguridad, pero la consulta a monitoreo y las propias de locales comerciales de la zona fueron claves para dar con los autores del hecho. Días posteriores, se dio a conocer que uno de los responsables del hecho fue Mauro Sosa, quien recibió una pena de tres años de prisión. Mientras que el segundo imputado era un menor de edad, a quien finalmente se le otorgó la libertad.
Reflexión
El padre Javier Fortunato brindó una reflexión sobre el hecho: “Toda obra de restauración nos conecta, por un lado, con la historia. Porque uno ve en el día a día lo que otros hicieron antes, quienes fomentaron la fe y la participación de los sacramentos aquí. Estamos restaurando algo que no solo es patrimonio arquitectónico, sino también un tesoro de la fe que nos conecta con la historia, que es más que bicentenaria”.
Y agregó: “Por otro lado, este tiempo de restauración nos vincula con la esperanza. Es también la posibilidad de decir bueno, hubo un daño, pero Dios a través de muchísimos instrumentos, a través de otras causas, va sacando bienes mayores. Y que podamos ser muchos los que nos acogemos a esos bienes que hoy Dios nos pone en nuestras manos es también un motivo de esperanza. Por eso, como decimos en las oraciones, le decimos a San Nicolás que aquí nos tiene, somos sus hijos y en este tiempo que estamos viviendo, San Nicolás es el nombre que aviva en nuestra fe”.
Agradecimientos
A modo de cierre, el clérigo brindó sus agradecimientos a toda la comunidad por su colaboración y solidaridad con el templo de fe católica más antiguo de la ciudad. “Todo lo que avanzamos en la obra es fruto de muchos que lo hicieron posible. Cooperaron mediante las campañas del bono contribución, después del metro de pintura –que aún continúa–. Eso permitió que mucha gente se sienta parte de esta obra. Al igual que quienes nos vienen acompañando con sus aportes desde el Municipio y el Culto de Nación”.