El próximo domingo 30 de octubre, Brasil elige finalmente quién será el próximo presidente. La disputa está entre el actual mandatario Jair Bolsonaro y el líder del Partido de los Trabajadores Lula Da Silva. EL NORTE está presente en Río de Janeiro, lugar de votación de Bolsonaro, donde pudo recabar las opiniones de varios brasileños.
Guillermo Puliti
Enviado especial en Río de Janeiro
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Nuestro país vecino, Brasil, elige presidente el próximo domingo 30 de octubre y Diario EL NORTE está presente en Río de Janeiro. Dicha ciudad es donde vota el actual mandatario Jair Bolsonaro, quien no tiene un buen panorama de cara a la segunda vuelta de estas elecciones presidenciales 2022.
Si bien las encuestas lo dan por perdido, Bolsonaro pisa fuerte en los colegios electorales importantes. Incluso aquí en Río de Janeiro, donde el 90% de los brasileños encuestados por este medio lo dan como ganador. Es un tire y afloje grande que tiene hoy por hoy Bolsonaro, pero que, según contaron desde su sector de prensa, tiene la clara convicción de que puede revertir el resultado anterior: 43,20%.
El ballotage forma parte de la vida diaria de los residentes de Río de Janeiro, como así también de los turistas que llegan a descansar unos días. “Yo soy bolsonarista por todo lo que le está dando a Brasil. Tiene muchas ganas de sacar el país adelante y que no nos convirtamos en Venezuela”, expresó a EL NORTE un trabajador de Uber.
Este medio pudo dialogar con 52 brasileños, de los cuales, el 90% fueron simpatías para el actual presidente. A las claras queda que Río de Janeiro se inclina por el bolsonarismo, siendo esto recurrente en muchas ciudades de Brasil. Incluso en Minas Gerais, que es el segundo colegio electoral más grande de ese país. Este fue el lugar clave para él en el 2018, pero en la primera vuelta quedó aproximadamente cuatro puntos abajo de Lula Da Silva.
De hecho, en relación con este particular, el gobernador reelecto de Minas Gerais, Romeu Zema, declaró públicamente su apoyo a Bolsonaro para el próximo domingo. Fue el 4 de octubre, luego de conocerse los resultados finales con detalle.
La tarea difícil radica en conseguir los votos de São Paulo, el lugar más importante a ganar entre ambos contrincantes. La contienda también se divide en obtener un apoyo, aunque sea mínimo, del 21% de los brasileños que no votaron. Son casi 45.000 personas las que decidieron no ir a votar a las distintas escuelas, siendo un número más que importante para ambos competidores.
Inclinaciones
Algo que sorprende mucho es la intensidad con la que viven las elecciones los vecinos brasileños. Por las calles de Río de Janeiro, hay autos ploteados con la cara de Bolsonaro, eslóganes de campaña y hasta memes. Mientras que, por otro lado, los simpatizantes de Lula recorren la ciudad con remeras, pines, gorras y banderas con su cara.
Sin embargo, no todos pueden hacer eco de sus inclinaciones políticas. En varios restaurantes, los trabajadores no gritan a los cuatro vientos por quién aclaman, ya que los dueños no permiten que se piense distinto a ellos. “Te tengo que ser sincero”, comenzó diciendo un mozo a este diario. “Yo tengo mi voto depositado en Bolsonaro, no quiero que caigamos en la pobreza extrema y quedarme sin trabajo. Pero mi jefe es simpatizante de Lula y no debería andar diciendo esto”, concluyó Venceslau, quien trabaja en un restaurante por Av. Gomes Freire.
Nuevas encuestas
Resulta imperioso remarcar que aquí en Brasil se le da mucha importancia a los resultados de las encuestas realizadas por distintas consultoras. En concreto, todas coinciden en que Lula Da Silva obtendría más del 50% de los votos, mientras que Jair Bolsonaro quedaría muy cerca con más del 48%.
Si bien es más de lo que obtuvo el actual presidente en primera vuelta, tal como marcamos anteriormente, no es suficiente para seguir en el poder cuatro años, por lo que las estrategias de Bolsonaro están yendo para el lado del ciudadano. En Río de Janeiro definieron más policías por las noches, principalmente en el centro de la ciudad, donde suelen ocurrir robos o peleas callejeras.
Faltan tres días, pero serán largos para los dos involucrados. Entre debates y chicanas, Bolsonaro busca dar el batacazo y revertir unas elecciones que casi todos dan por perdidas.