Los científicos realizaron el descubrimiento tras identificar los restos de uno de los miembros de la tripulación.
Un equipo de científicos ha demostrado que el cuerpo de uno de los miembros de la fallida expedición británica al Ártico de 1845, dirigida por el capitán John Franklin, fue objeto de canibalismo, según un nuevo estudio publicado este martes en la revista Journal of Archaeological Science.
Se trata de James Fitzjames, capitán del barco HMS Erebus, cuyos restos fueron identificados gracias a una muestra de ADN de uno de sus descendientes vivos, que coincidió con el ADN descubierto en el sitio arqueológico donde anteriormente fueron encontrados 451 huesos de al menos 13 marineros de la expedición.
En la década de 1850, se habló por primera vez sobre evidencias de que los sobrevivientes de la campaña habían recurrido al canibalismo, lo que sorprendió a algunos europeos al ser considerado algo impensable. Sin embargo, la hipótesis fue corroborada después de que en 1997 se encontraran marcas de cortes en casi una cuarta parte de los huesos hallados en el lugar, lo que planteó la suposición que al menos cuatro cadáveres fueron objeto de actos de canibalismo.
La mandíbula y otros huesos analizados de Fitzjames presentan numerosas marcas de cortes, lo que indicaría que después de su muerte los demás miembros de la tripulación se alimentaron de su cuerpo. “Esto demuestra que murió antes de que algunos de los otros marineros que fallecieron, y que ni el rango ni el estatus fueron el principio rector en los últimos días desesperados de la expedición mientras luchaban por salvarse”, explicó Douglas Stenton, profesor de antropología en la Universidad de Waterloo (Canadá).
“El nivel de desesperación”
En el siglo XIX los europeos creían que el canibalismo era moralmente reprobable, por lo que los investigadores destacan el estado emocional de aquellos que se vieron obligados a recurrir a él. “Esto demuestra el nivel de desesperación que debieron sentir los marineros de Franklin para hacer algo que habrían considerado aborrecible”, subrayó Robert Park, uno de los autores de la investigación.
La expedición dirigida por el capitán John Franklin partió de Inglaterra en 1845 hacia el océano Ártico con el propósito de encontrar una ruta marítima que permitiera rodear América por el norte para llegar hasta el Pacífico. Estaba compuesta por 129 marineros que viajaban en dos barcos, pero al quedar atrapados en el hielo, en abril de 1848, 105 supervivientes abandonaron las embarcaciones en un infructuoso intento de escapar del Ártico, aunque ninguno sobrevivió.