En un regreso lento y con restricciones, mezclado con el temor a algún rebrote de covid, hoy los salones de fiestas trabajan activamente.
Germán Rodríguez
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Entre los numerosos rubros comerciales afectados por la pandemia del covid en el año 2020, uno de los más afectados fue el de los salones de fiestas que se encontró con que todos las fechas programadas para ese año y los años subsiguientes debieron cancelarse, teniendo que afrontar numerosas deudas con los clientes y buscando reprogramar eventos que ya habían sido abonados, lo que generó un escenario de incertidumbre sin fechas a la vista.
Alquileres que se acumulaban, gastos fijos impostergables y sin ningún ingreso, el rubro se vio seriamente afectado y los propietarios de ese tipo de emprendimientos debieron realizar enormes gastos para devolver el dinero de aquellos que ya no iban a festejar y esperar que la cuarentena fuera aflojando para poder realizar los eventos que ya fueron pagodos.
No todos lograron subsistir, pues salones grandes y conocidos como Picasso y Morelli debieron cerrar definitivamente, mientras que otros encararon diversos emprendimientos paralelos tan solo para afrontar gastos y sobrevivir hasta que la pandemia se levante y sin idea de cómo sería el mundo después del covid. Los que lograron mantenerse en pie, dos años después, están teniendo revancha. En la mayoría cuesta hacer una reserva y hay casos en los que ya tienen todo ocupado hasta noviembre.
Sobrevivir sin ingresos
“Yo por suerte ya devolví casi todo, me quedan dos fiestas que las tengo programadas para el mes que viene. Devolví todo sin cobrar diferencias, pero eso me costó tener que poner otro negocio con el que estuve un año y medio”, comentó a EL NORTE Claudia propietaria del salón de eventos “Jade”, que hoy en día esta trabajando muy bien pero que aún se encuentra saldando deudas.
“En marzo empezó la pandemia y en julio puse otro comercio. Por suerte los locales son míos y no tuve que pagar alquiler. Cuando se abrió el 4 de septiembre del 2021 que hice la primera fiesta, empecé a devolver todo lo que ya habían pagado que era un montón. Hoy ya estoy trabajando mucho por suerte. Cuando uno va a hacer un casamiento o un 15 se planea casi dos años antes y la gente en la pandemia se frenó un poco, no alquiló, así que en un principio tuvimos baches porque no había tantas fiestas, pero ahora todo el mundo quiere festejar, hay como una seguridad de que la fiesta se va a hacer, y entonces se alquila, se reserva, se hacen entregas, da comienzo al ciclo”, expresó respecto a la actualidad de sus funciones.
Al momento de decretarse la pandemia el futuro era incierto y lo que parecía que duraría un par de semanas se extendió en el tiempo y la incertidumbre golpeaba a los comerciantes.
“La verdad que lo vivido fue tremendo. Yo pude subsistir porque los locales son míos y entonces con el otro negocio pagaba los impuestos y podía seguir. No fue fácil porque hubo que reconstruirse todo el tiempo. El problema son los alquileres y los impuestos por los gastos fijos que se deben pagar y si no se tiene entrada es imposible. Teníamos muchas fiestas postergadas que hoy estamos haciendo pero con distintos valores, y una inflación enorme que le quitó valor al dinero. Hubo que poner mucha plata de otro lado para poder cumplirle a la gente. Cuando empecé a reprogramar lo que había quedado colgado, armaba una nueva y una vieja, entonces con la fiesta nueva iba costeando la vieja. De esa manera lo manejé, quedando hecha. Tengamos en cuenta que se devolvieron 42 fiestas a un valor que hoy se perdió, pero lo importante es que estamos de pie”, expresó.
Así como pasó el tiempo aquellos que reprogramaron la fiesta debieron variar el sentido de la misma, pero la empresaria destaca la buena predisposición de la gente: “Lo que se está haciendo ahora por ejemplo con los cumples de 15 es que se están festejando pero como cumples de 17. También muchas reservas las devolví porque muchas chicas no quisieron. Fue un primer año de mucha angustia. Tenía reservadas muchas graduaciones de secundario y en diciembre de ese 2020 se podía hacer encuentros al aire libre así que le busqué la vuelta y transformé el ofrecimiento en un día de quinta, venían los egresados que eran 20, 25 personas con un par de papás y le hacía pasar el día en la quinta, les dábamos de comer, bebidas, torta de graduados y cambiamos el alquiler por eso ya que las graduaciones no se podían postergar para otros años”, detalló.
“Después se fue empezando de a poco, primero hasta las doce con distanciamientos y todos sentados, luego a las 3.00 y ahora se extendió más, casi liberándose. Al principio eran mesas de 8 personas, la capacidad muy determinada, sin que la gente pueda bailar, ni barras, pero se fueron agregando cambios semana a semana. Al principio teníamos que dar la lista de la gente que venía, pasarla por email, tomar la temperatura, poner alcohol en gel en las mesas y los datos de los clientes. Ahora estamos trabajando casi normal”, contó sobre ese regreso a la normalidad.
Incertidumbre al cambio
“El panorama durante la pandemia fue de mucha incertidumbre, muy oscuro podríamos decirlo. En nuestro caso en “La Reja del Sol” desde el 20 de marzo del 2020 hasta agosto de 2021 un año y tres meses que no pudimos realizar un evento”, contó a EL NORTE Camilo propietario del salón de eventos “Reja del Sol”.
“Nosotros suspendimos y reprogramamos 105 eventos, 105 fiestas que pudimos finalmente hacer y todavía nos quedan solamente dos o tres. Fue un año de agosto a agosto que donde había fechas se hablaba con los clientes y de una u otra manera entendieron todos, se respetaron todo los contratos, que fue una postura firme que tuvimos, de no actualizar un solo valor y todo lo que estaba pago se congeló y se reservó al momento en que estaba, haciéndonos cargo de las diferencias”, expresó acerca de esa época complicada para el rubro y de cómo se fueron reprogramando los eventos.
Aun así y a pesar de los enormes gastos afrontados, el panorama es positivo y la gente lejos de estar asustada por el coronavirus sale a divertirse y elije festejar.
“Por supuesto hoy en día sale tres veces más hacer un evento que lo que era antes de la pandemia, pero lo bancamos, le pusimos el pecho a las balas, mantuvimos un año y tres meses la empresa parada, pero sosteniendo el salario de empleados, gastos fijos, todo fue un esfuerzo gigante. Después teníamos que ver qué pasaba cuando se abriera de vuelta, si la gente iba a tener o no tener ganas, no sabíamos cómo esperar el nuevo mundo y dentro de todo, las expectativas son buenas, siempre que llueve sale el sol y así nos pasó. Hay muchos clientes, la gente quedó conforme porque respetamos todo y valoran los años de trayectoria que tenemos. Hay eventos nuevos todo el tiempo, la gente viene mucho a preguntar, obviamente hacer eventos es un esfuerzo gigante pero aun así hay muchas fiestas por hacerse, el panorama es muy bueno, alentador. Así que hoy de a poquito va quedando un recuerdo fuerte, doloroso y penoso, la empresa un año sin trabajar, sin recursos, sin nada, en el cual salimos a hacer de todo para mantenernos”, recordó Camilo.
A pesar de todo lo ocurrido y de estos años de temor e incertidumbre se puede vislumbrar otro contexto sumamente alentador. “El panorama hoy es otro, avanza todo al pie del cañón. Hay mucha gente que viene para preguntar. Se ve a la gente con ganas de festejar más allá de la Argentina que estamos viendo hoy de mucha incertidumbre y una economía muy inestable, el movimiento a pesar de todo fluye. No podríamos decir que está parado y estamos solucionando todos los problemas que aparecen para que la gente pueda seguir haciendo eventos, que es lo fundamental”, aclaró.