La próxima semana le daremos oficialmente la bienvenida al invierno, pero los primeros fríos ya arribaron a nuestra ciudad. Vientos fuertes, pocos grados y el abrigo que parece nunca alcanzar, describen los días que está atravesando San Nicolás. Sin embargo, quienes más lo sufren son los más necesitados. EL NORTE recorrió barrio Virgen de Luján, donde hay familias que no tienen la posibilidad de comprar si quiera una garrafa para calentar agua.
De la Redacción de El Norte
[email protected]
Las bajas temperaturas ya se hacen sentir en San Nicolás, pero recién la semana que viene le daremos la bienvenida oficial al invierno. Por estos días, soportamos un clima ventoso, con no más de diez grados e incluso con sensaciones térmicas que no superaban los cinco grados. La realidad se vuelve más dura en las zonas más vulnerables de nuestra ciudad.
La ropa de abrigo, tales como camperas, suéteres, pantalones largos, bufandas; el contar con un servicio de gas natural o, en su defecto, la posibilidad de comprar garrafas para poder calentar comida, agua y los ambiente; una edificación que ayude a que el frío no penetre tanto y se conserve el calor del hogar; son condiciones de las que no todos los nicoleños pueden gozar.
EL NORTE recorrió barrio Virgen de Luján, donde pudo conocer la realidad que viven algunos vecinos de dicho barrio de la zona sur, siendo de los más postergados que se encuentra en San Nicolás. Las calles de tierra, las casillas hechas con chapas y ensambladas como se puede, la falta de ropa de abrigo y fuego a leña, son algunas de las características que forman parte de la vida de muchos nicoleños.
Los vecinos
En la visita de este medio, pudimos encontrar en plena tarea humanitaria, a Nidia. Ella hace años que está a cargo de un merendero, conjuntamente con otras vecinas del barrio Virgen de Luján, quienes actualmente alimentan a 85 niños y niñas. Habían terminado de repartir la última vianda cuando EL NORTE arribó a su puerta.
“El frío es de las peores épocas del año para todo el barrio. Desafortunadamente, muchos acá no contamos con el servicio de gas natural y no nos queda otra que usar garrafa. Yo por suerte tengo gas natural pero muchas veces cuesta pagarlo, más teniendo en cuenta que con el merendero cocinamos mucho”, manifestó Nidia.
En el barrio se vislumbra una necesidad que es atacada directamente por el frío. Hay niños jugando sin calzado, con shorts y una campera. En la recorrida de este medio se contabilizaron 17 chicos que no solo no tenían calzado alguno, sino que muchos carecían de alguna prenda de abrigo óptima para pasar estos fuertes fríos.
“Acá es común ver a los nenes yendo al kiosco en patas, remera mangas corta y una bermuda o un short. El martes hubo cuatro grados de mínima y muchos vinieron a buscar la vianda de esa manera. Es terrible ver que pase esto y no poder hacer nada. Ni hablar de las enfermedades que podrían contagiarse por estar tan desabrigados”, agregó Nidia.
Otra vecina, que tiene su casilla a la vuelta de lo de Nidia, plasmó una situación aún peor con respecto a este particular. Josefa tiene 71 años y vive en un hogar junto a otras 12 personas, 8 de los cuales son niños menores de edad. La realidad de ésta familia es más extrema, ya que no cuentan con las posibilidades económicas de comprar un garrafa y tampoco poseen gas natural.
“Nosotros somos 13 viviendo acá. Los 8 chicos duermen todos juntos en una pieza y se comparten las pocas frazadas que tenemos. Para calentar la comida o el agua para bañarnos no nos queda otra que usar leña, porque nuestras posibilidades económicas no son suficientes para afrontar el pago de una garrafa de $650”, aseveró Josefa.
Una garrafa de 10k, en ese barrio de zona sur, cuesta unos $650, multiplicado por tres, ya que suelen durar unos diez días –aunque depende el uso- serían unos $1.950 al mes solo de garrafa y siempre hablando de una familia tipo de cuatro personas. Con una casa de 13 habitantes, los números se multiplican.
“A veces no tenemos para comer y subsistimos como podemos. No nos gusta usar leña porque sabemos que es peligroso pero no tenemos otra opción. Me da miedo porque muchos de mis nietos son asmáticos, que eso lo heredaron de mí, y me da miedo que les haga mal a la larga o la corta. Ojalá podamos afrontar el crudo invierno que se nos viene”, añadió la vecina del barrio Virgen de Luján.
Los servicios básicos no están en todas las casas de nuestra ciudad ya que muchos son asentamientos que se fueron formando por las distintas necesidades que tienen los nicoleños, tales como el ejemplo de muchos vecinos del barrio visitado por este medio.
Un pedido de ayuda
Con las bajas temperaturas, la equidad se vuelve casi imposible. La solidaridad y la empatía son las únicas condiciones que nos permitirán salir adelante como sociedad. Muchos vecinos de barrio Virgen de Luján lo piden a gritos, aunque con la cabeza gacha y algo de vergüenza. Pero, ¿quién no ha necesitado algo de ayuda alguna vez?
“No me gusta pedir ayuda pero sí sería bueno algunas frazadas o ropa de abrigo. Somos 13 personas y los fríos nos están matando. A veces la necesidad es más fuerte”, dice pudorosa Josefa, que vive por calle Sargento Cabral entre Güemes y Juncal.