Ramón Antonio “Tony” Cantero, conocido por su desempeño desde 1999 en su “Camión de los churros”, falleció el pasado 6 de enero. Tony, famoso por su grito “¡Churros, churrooos!”, era querido por su carisma y solidaridad. La comunidad lo despidió con cariño y respeto, recordándolo como un personaje histórico y entrañable.
Valentín Cúneo
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Ramón Antonio Cantero, conocido cariñosamente como “Tony”, falleció el pasado 6 de enero del corriente año, dejando un vacío en la comunidad de San Nicolás. Este medio en aquel entonces publicó un reconocimiento formal por una persona que se dedicó a alegrar a los nicoleños con sus delicias y su carisma singular. Hoy, 23 de mayo de 2024, el Honorable Concejo Deliberante, de la mano del bloque de Unión por la Patria, le otorgó un «reconocimiento por su labor en beneficio de la comunidad».
Quien recibió el documento -aprobado por unanimidad en la sesión- fue su hijo Lautaro Cantero, a quien se le infló el pecho de emoción junto a sus familiares y seres queridos presentes, al mismo tiempo que una que otra lágrima se asomaba.
Cantero nació el 21 de diciembre de 1965 y con el pasar de los años se convirtió en un ícono local gracias a su labor como vendedor de churros, una actividad que comenzó en 1999 en tiempos de escasez laboral. Con una bicicleta prestada y una caja metálica blanca, transformó su vehículo en el famoso “Camión de los churros”, acompañado siempre de su distintivo “pip, pip, pip”.
Tony inició su recorrido en el barrio San Martín, la Costanera y el Parque San Martín, ganándose el cariño de generaciones de nicoleños con su característico grito: “¡Churros, churrooos, crocantes y calientes los churros!”. Además de su labor como churrero, Tony fue conocido por su carisma, bondad y disposición para ayudar a las personas de bajos recursos. Trabajó como mozo en los mejores lugares de la ciudad y siempre tuvo una palabra de aliento para los más jóvenes.
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En 2005 Tony perdió un riñón, pero la comunidad nicoleña no dudó en brindarle apoyo, permitiéndole retomar su labor en el Campito de la Virgen, donde los peregrinos disfrutaban de su chocolate con churros y café caliente. La insistencia con su personalidad simpática y el respeto lo hicieron destacar en festivales locales y eventos comunitarios.
“Tony” Cantero dejó este mundo de manera inesperada, generando una profunda conmoción en San Nicolás. La comunidad lo despidió masivamente en redes sociales, en este diario y páginas de comunicación local, compartiendo anécdotas y recuerdos que resaltan el cariño y respeto que le tenían. Cientos de personas asistieron a su velorio para rendirle homenaje, recordándolo como una persona histórica y entrañable. A lo largo de su vida, Tony recibió reconocimientos de “Gente del Acero” y de radios locales. Fue por su ayuda en eventos y su constante disposición para colaborar. Su legado perdura en las personas que crecieron con sus consejos y su inquebrantable buena onda.
Una descendencia orgullosa
En diálogo con EL NORTE, su hijo, Lautaro Cantero, estuvo presente en el programa “Única Dosis”, por Radio U – FM 89.9, en donde trajo recuerdos en primera persona de su padre: “Mi papá se daba con todo el mundo, charlaba con chicos, grandes, entonces encontrarme con eso fue un motor y una fortaleza para transitar el duelo. La pérdida de mi padre fue inesperada porque venía sin patologías previas. Se descompuso un miércoles con un cuadro en la garganta y el viernes ya no estaba con nosotros. Era una persona llena de vida, de salud, joven. Fue abrumador. Creo que nuestra ciudad perdió un personaje histórico, fue para nosotros muy lindo leer cada comentario que le regalaron a mi padre al conocerse su partida”.
Por otro lado, contó cómo comenzó esta singularidad en su persona: “Mi papá trabajaba en la fábrica, pero en la crisis cerca de los 2000 se quedó sin trabajo. Salió con una pala a tocar puerta por puerta para laburar. En una de esas búsquedas, su tía le regala una caja y le dice que venda churros. El primer día volvió lleno de monedas y de a poco fue progresando. Una vez, cuando yo era adolescente, mi mamá me dijo que vendiera churros y mi viejo me llevó. Sin embargo, me di cuenta de que no podía, no tenía su chispa. Lo que hacía Tony requiere una magia que no la tiene todo el mundo, nosotros no seguimos su legado porque no tenemos su personalidad”.
“Es imposible encontrar un reemplazo, tenemos la receta, todo para seguir vendiendo churros, pero a nosotros -a los hermanos- nos falta algo. Esa conexión con la gente no la logramos. La gastronomía es hermosa pero es sacrificada, pero sabemos que en nuestros churros el secreto viene en el amasado”, reconoció Lautaro Cantero.
La nota formal del día de su partida: https://www.diarioelnorte.com.ar/fallecio-tony-el-historico-churrero-de-san-nicolas/
“Mi hijo tiene 8 años y dijo que cuando sea grande quiere ser churrero; me emocionó la huella que dejó mi papá en la familia. Ahí entendí que mi viejo nos enseñó la doctrina del trabajo. Lo vi feliz vendiendo churros. Yo me cruzo con gente todo el día y siempre me brinda una palabra de amor y de apoyo. La frase que lo representa era ‘pum para arriba’, que quiere decir algo como seguir para adelante”, enfatizó.
“Él tenía la virtud de transformar lo malo en bueno, siempre vivía alegre, cantaba, bailaba, era una persona muy feliz. Su partida me enseñó la finitud de la vida, y yo tenía muchos planes con él, no llegué, pero me enseñó el entender la importancia de dejar una huella en este plano”, finalizó su relato su hijo, quien está pensando seguir con su legado con alguna especie de carrito con la finalidad de rememorar la dedicación del mítico y único “Tony” Cantero, el churrero.