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viernes, diciembre 13, 2024
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IDENTIDAD Y DISCAPACIDADES EN CENSO: “LA INTENCIÓN FUE BUENA, AUNQUE CON SABOR A POCO”

El censo 2022 presentó dentro de sus 61 preguntas aspectos que resultan especiales aportes para la construcción de medidas estatales, que pueden brindar a grupos poblacionales con mayores dificultades al paquete de derechos, un acercamiento real. Se reivindicó el derecho a la identidad de género y el reconocimiento de los orígenes aborígenes y afroamericanos. Sin embargo, las personas con discapacidades no pudieron obtener preguntas concisas para aportar datos.

En tres meses se conocerían los datos oficiales de estos tópicos. EL NORTE

En la edición 2022, por primera vez toda la población del suelo argentino tuvo la posibilidad de responder sobre autorreconocimiento étnico (pueblos indígenas u originarios y afrodescendientes) e identidad de género, reflejando la diversidad presente en nuestro país. Si bien en anteriores ediciones se preguntó sobre las personas con discapacidades, este censo y la manera en la que presentó el requisito de datos resultó al menos insuficiente.

Como es sabido, el censo permite obtener un panorama detallado para la posterior ejecución de políticas públicas, permitiendo que los objetivos se acerquen de manera más eficaz a la realidad poblacional. A su vez, la expresión de algunas características permite que “lo nombrado” se ponga en el plano de las discusiones estatales y sociales.

Discapacidades
Florencia Vázquez, abogada y especialista en discapacidad, resaltó a EL NORTE que el artículo 17° del Decreto 726/2020 indica que todos los habitantes de la Nación quedan obligados a responder la totalidad de las preguntas incluidas en el Censo. Sin embargo, no se brindan desde el Estado las herramientas para el acceso al cumplimiento: ”Nos encontramos con la primera barrera para algunas personas con discapacidad, tal el caso de las personas sordas que no están alfabetizadas, o que se comunican mediante la lengua de señas y por supuesto para una entrevista personal hubieran requerido un/a interprete en
lengua de señas, si esa fuera su lengua. Las personas ciegas, por su parte, debieron realizar al cuestionario mediante la entrevista personal como única forma de cumplir con su obligación ciudadana, dado que el cuestionario digital no era accesible para ellas, de igual manera las personas con baja visión”, explicó, resaltando algunos ejemplos en cuanto a la accesibilidad de los formatos propuestos.

En lo que respecta a las preguntas expresadas en el censo, donde se cuestiona sobre «alguna persona que tenga dificultad o limitación para…» y consulta sobre la posibilidad de caminar o subir escaleras, recordar o concentrarse, comunicarse, entender o ser entendida por otras personas, oír, ver, comer, bañar o vestirse sola. Vázquez analiza que “no hace falta aclarar que el mismo fue escueto, confuso, incompleto, de hecho, no se menciona la
palabra «discapacidad» en ninguna parte del mismo. Esto es sumamente llamativo”.

Las variables, que no hacen literal el abordaje, desaprovechan una importante ocasión, que en diez años recién tendrá la chance de reversión. “La falta de utilización del vocabulario correcto, claro y preciso no hace más que generar confusión; y no solo al encuestador sino al destinatario del mismo”, asevera la abogada, destacando que “las dificultades no siempre implican discapacidad. Y hay discapacidades que en la vida cotidiana no representan una
dificultad”.



Al respecto, la Dra. Florencia Vázquez considera que “se han excluido grupos significativos de personas con discapacidad”, como las personas transplantadas, que poseen certificado único de discapacidad. Esto, plantea, se podía resolver fácilmente si se preguntaba “¿Algún miembro del grupo conviviente posee una discapacidad? ¿Posee CUD?”. La abogada comprende que “otras minorías podrán sacar provecho de los datos obtenidos. Las personas con discapacidad nuevamente han quedado excluidas”.

Raíces
El autorreconocimiento indígena u originario también dio su presente en el censo 2022. Se preguntó sobre el reconocimiento indígena o descendiente de pueblos indígenas u originarios, aclarando el pueblo. Además, si la persona habla y/o entiende la lengua de ese pueblo declarado. La nueva incorporación tuvo que ver con el autorreconocimiento afrodescendiente o de antepasados negros o africanos.

Rosalía Quipildor, referente de la agrupación local «Madre Tierra», analizó en contacto con EL NORTE que “fue importante la pregunta. En Argentina el 60% tiene raíces indígenas. La realidad es que de diez argentinos, seis tenemos raíces indígenas, y muchos no lo quieren reconocer”. Ese paso, el de la autopercepción, lo marca como algo muy importante: “No hay que negar nuestro origen. Tenemos que estar orgullosos, pero muchos no quieren reconocer sus raíces y es una gran tristeza”, afirmó Rosalía. Sobre la gran presencia de raíces autóctonas, Quipildor reflexiona que: ”el destino, la miseria y las ansias de trabajo hicieron que estemos esparcidos por el país. Yo con orgullo lo digo: ¡Tengo raíces indígenas bien de esta tierra!”.

Género
Acerca del sexo e identidad de género, por primera vez en la historia argentina se preguntó en el censo a todas las personas el sexo registrado al nacer (incluyendo la categoría “X”) y cómo se considera/autopercibe (“mujer”, “mujer trans/travesti”, “varón”, “varón trans/masculinidad trans”, “no binario”, “otra identidad/ninguna de las anteriores”).

Esto permite que el Estado reconozca en otro plano la existencia de identidades que no forman parte de lo binario, además de reivindicar lo iniciado con la Ley de Identidad de Género hace diez años. Pero no sólo afecta al plano de lo legal, sino que también plantea ante todos los hogares argentinos la posibilidad de ser interpelados y hasta reconocerse frente a esa pregunta. Y es a partir de estos datos que se podrá vislumbrar en cifras concretas lo que agrupaciones como ATTTA (Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina) reivindican en cada paso de su lucha: las identidades y vidas trans existen e importan, aunque durante mucho tiempo se haya pretendido silenciarlas y ocultarlas. Contar con datos estadísticos de esa población va a permitir que sus políticas públicas se direccionen con mayor énfasis; que deje de verse como algo “raro” o “aislado” y, en cambio, se reconozca como parte de la pluralidad que construye a la sociedad argentina.