Cinco de los seis miembros contrajeron el virus. Uno de los integrantes del matrimonio falleció días atrás, el otro se encuentra en UTI Covid del sanatorio de la UOM con asistencia respiratoria. Dos de los cuatro hijos permanecen en UTI Covid del hospital San Felipe, conectados a respiradores. Y un tercer hijo está ingresado en Sala Covid. Otras familias nicoleñas atraviesan –o han atravesado- una situación similar. Son víctimas de lo que se conoce como infección por clusters.
De la redacción de EL NORTE
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La campaña de vacunación avanza. La Provincia mejoró el status epidemiológico de San Nicolás. Los chicos empezaron a volver esta semana a las aulas. Los bares y restaurantes ahora le hacen lugar a un plan familiar o de amigos. Pero no todo está tan bien en San Nicolás. Los contagios diarios de coronavirus siguen siendo altos y casi todos los días el registro oficial incorpora muertes que generan huecos de ausencias y dolor en familias nicoleñas.
En primera ola se perdían vidas de padres y abuelos. Hoy son hijos los que se debaten entre la salvación y la partida prematura de un mundo que se enfrasca en debates sobre aperturas o restricciones, tal vacuna o tal otra, viajar o no viajar al exterior.
Pero la realidad deja poco lugar para el debate. La necesidad/responsabilidad de cuidarse hoy más que nunca se hace manifiesta en las historias de dolor y angustias que desencadena el virus.
La de la familia A (la nombramos con la inicial por no tener autorización para publicar el apellido completo) es, por estas horas, una de esas historias que calan hondo. Cinco de los seis miembros contrajeron Covid-19. Uno de los integrantes del matrimonio falleció días atrás, el otro se encuentra en UTI Covid del sanatorio de la UOM con asistencia respiratoria. Ambos recibieron al menos una dosis de la vacuna contra el Sars Covid2.
Dos de los cuatro hijos permanecen en UTI Covid del hospital San Felipe, conectados a respiradores. Y un tercer hijo está ingresado en Sala Covid. El único integrante de la familia que no contrajo la enfermedad reside en otra ciudad.
Otras familias atraviesan –o han atravesado- una situación similar. Son víctimas de lo que se conoce como infección por clusters (grupos), donde un primer infectado contagia al resto del grupo que puede ser conviviente o no.
Las muertes por coronavirus están dejando a millones de personas en duelo. Para algunos, el dolor intenso nunca retrocede, lo que hace que la vida diaria sea más complicada.
Un número considerable de estas personas en duelo encontrará que su angustia dura un tiempo inusualmente largo, no disminuye y hace que su vida sea muy diferente a la que tenían antes.
“A pesar de los casos cercanos, mucha gente no termina de dimensionar lo trágico que ha sido esta enfermedad para cientos de familias que pierden a uno o más seres queridos. El dolor es muy grande y el duelo se puede volver eterno”, explica un médico intensivista de San Nicolás. “Todos los días veo como una familia se rompe por completo tras sufrir una pérdida. Incluso, hay personas que cargan con la culpa de haber sido el transmisor inicial del virus en el círculo familiar. Esa culpa los va a acompañar toda su vida, ellos mismos lo dicen”, cuenta el profesional.