Los finalistas Julieta, Marcos y Nacho vivieron una noche repleta de emociones, con Holder como sacerdote y todos los hermanitos como testigos. Crónica de una gala inolvidable, a días de la gran definición
A solo tres días de la gran final de Gran Hermano, el ciclo más exitoso de la televisión argentina, el reality tuvo un acontecimiento muy especial. Nada menos que una boda improvisada y ficticia entre los finalistas del certamen.
Así, Julieta Poggio, Marcos Ginocchio y Nacho Castañares se vistieron de gala para celebrar un casamiento entre los tres, elegido por ellos mismos cuando Santiago Del Moro les propuso una boda. La excusa era tener una fiesta y de paso, recibir la visita de todos los exhermanitos que ya salieron eliminados por el público a lo largo del ciclo de Telefe.
“Esta noche estamos de fiesta”, anunció Del Moro e invitó a los exparticipantes a que entren a la casa por última vez. Todos vestidos de fiesta, fueron entrando de a uno a la última celebración.
Si bien ya estaban adentro los primeros tres eliminados, Tomás Holder, Martina Stewart Usher y Mora Jabornisky, los finalistas no se esperaban la sorpresa de volver a ver al resto de sus excompañeros. Y mucho menos la oportunidad de celebrar la última fiesta todos juntos. Cabe destacar que después de la noche del viernes, los tres jóvenes finalistas se quedarán solos hasta la final del próximo lunes.
Cuando el conductor entró a verlos por la pantalla del televisor del living, los reunió a todos en el clásico sillón. Y así le avisó a Julieta que se asomara a la puerta. La joven de Villa Devoto corrió ante la entrada de la primera exparticipante, que fue Lucila, alias la Tora. La siguieron Cata y Alfa. Después, Camila y Romina, Daniela, Juliana, Maxi, Alexis, Coti, Juan, Ariel, Agustín y Thiago.
Apenas se reunieron todos, abrazados y llenos de emoción, Romina se dirigió a la cocina a ver cómo estaba todo: “¡Es un asco esta casa, Santi!”, gritó con un repasador en la mano. “Yo no caigo”, dijo Camila, quien recordó que ella nunca había estado con todos los participantes juntos. Y Alfa, fiel a sus gustos, fue directo a la cocina a preparar café.
“Alfa tiene algo que contarnos y una sorpresa para darnos, pero antes necesitamos que la novia elija a dos personas para que la ayuden a cambiarse”, pidió Del Moro. Sin dudarlo, Disney eligió a Romina y a Daniela, que fueron corriendo a la habitación.
En el momento de cambiarse, las chicas encontraron el traje de novia sobre la cama con un detalle que no entendían qué era. Así fue como empezaron a deducir qué podía ser, desde un portaligas a una pieza de ropa interior. De inmediato, se escuchó la voz de Gran Hermano que les anunció que no era un portaligas. “Es el vestido de Mora, la perrita”, les dijo, y ellas entre risas, comenzaron a vestirla.
Todos los varones fueron a la otra habitación para recordar sus tiempos adentro de la casa. Entre abrazos y risas, se tiraron los almohadones entre ellos y no pararon de hablar, emocionados.
Cuando Del Moro volvió a entrar, le pidió a Alfa que oficiara de padrino de Julieta, como si fuera su papá. El sexagenario, completamente conmovido, la abrazó a la joven y se largó a llorar. “Julita, es un sueño lo que estamos viviendo, no tenés ni idea”. Y después agregó: “Formamos parte de una novela que duró más de cinco meses, no hay malos ni buenos, formamos parte de una novela”, le aseguró.
Con la clásica marcha nupcial, ingresó Julieta del brazo de Alfa hasta el altar improvisado en el que la esperaban sus novios, Marcos y Nacho. Ambos le dieron la mano y se ubicaron a su lado. Tomás ofició de cura: “Sepan que el matrimonio es una bendición pero no siempre es una tarea fácil. Marcos y Nacho: deberán soportar las comidas mal condimentadas de Julieta, y Julieta: estás dando un paso muy importante. Y lo fundamental: No olviden cuidar a la cachorrita Mora por el resto de sus días”, leyó divertido.
Agustín les dio un mensaje muy sentido: “Quiero felicitarlos a los tres por llegar a la final y no se olviden nunca de este momento que nos cambió la vida, les deseo lo mejor”, dijo entre aplausos. Thiago también tomó la palabra y pidió disculpas por las peleas que pudo haber tenido adentro del juego y les habló directamente a cada uno de ellos. Juan se dirigió a los novios para saludarlos. “Primo, el lunes te vas y te felicito”, le dijo entre risas recordando una de sus primeras frases que lo dejó afuera del reality.
Luego, fue el turno de El Cone, Daniela, María Laura y Romina. Alfa conmovió a todos cuando les dijo: “Recuerden que esto, que es un casamiento figurado, es un compromiso de amistad de por vida”. Acto seguido, Coti dio sus palabras de aliento. “Esto es un juego y cuando se apagan las luces somos personas”, afirmó.
Finalmente, una vez que terminaron los mensajes de afecto de todos los exhermanitos, fue el turno de Marcos y de Nacho, quienes agradecieron el encuentro. Julieta, visiblemente conmovida, les pidió que nunca se olviden de este momento.
Luego, se “oficializó” la unión entre los tres, ante la clásica pregunta de Holder, los tres respondieron “Sí”. Al momento de preguntar si había alguien que se oponía a la boda, Agustín dijo: “¡Yo me opongo!” y todos estallaron en carcajadas ante la ocurrencia. Después se pusieron los anillos y a la hora del beso final, Nacho sorprendió tomándole la cara a Marcos y dándole un fuerte pico.
Por último, Santiago Del Moro los felicitó a todos e hizo un balance de los más de cinco meses de programa. “Yo le puse amor, y no quería que se fuera ninguno de ustedes, pero es un juego que interpela, no deja de ser un programa de televisión, pero todos ustedes son ganadores, porque algo vio Gran Hermano para elegirlos a ustedes”, les dijo.
A la hora de arrojar el ramo, Julieta se subió a una silla y de espaldas lo revoleó sin mirar a quién le caía. De pronto Thiago se encontró con el ramo de flores entre sus manos ante los gritos de alegría de sus compañeros.
Antes de concluir, Alfa dio un esperado anuncio. “Todo el país estuvo pendiente de esta novela y como todas, tenemos que brindar un final feliz. Así que vamos a terminar esta novela como todo el mundo quiere que termine”, y acto seguido sacó una caja con un anillo para dárselo a Romina en señal de compromiso. “¿Aceptás al señor Alfa como tu futuro esposo para toda la eternidad?”, volvió a leer Holder, y luego le hizo la misma pregunta a Alfa. Ambos dijeron que sí, entre risas, aunque la exdiputada rechazó el beso de los novios con un contundente gesto de negación.