Mónica Chungo, secretaria general de la seccional local del sindicato, expuso la precaria situación en la que se encuentran decenas de residencias geriátricas clandestinas en la ciudad. Señaló que el problema persiste debido a la falta de compromiso tanto de las instituciones como de las familias de los adultos mayores. “Existen porque hay familias que depositan a sus abuelos en cualquier lugar. En muchos casos, buscan deshacerse de sus abuelos”, dijo.
De la redacción de EL NORTE
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En diálogo con periodistas del programa «Vamos Viendo» (Radio U), Mónica Chungo, secretaria general de la delegación San Nicolás de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad (ATSA), expuso la problemática de los geriátricos en la ciudad, destacando graves irregularidades en el cuidado de los adultos mayores y las condiciones laborales del personal. “Es triste y doloroso, pero es la verdad: las familias depositan a los abuelos en cualquier lugar sin asesorarse si los geriátricos están habilitados o si el personal es idóneo para atenderlos”, señaló Chungo, quien además puntualizó sobre la falta de inspecciones y la complicidad de distintos sectores en mantener abiertos estos establecimientos sin las condiciones mínimas necesarias.
Chungo expresó su preocupación por la actitud de muchas familias que, según su experiencia, buscan “sacarse de encima” a los abuelos, depositándolos en lugares que no están habilitados ni cuentan con personal adecuado. “Nosotros venimos luchando desde hace muchísimos años contra estos geriátricos truchos que existen porque las familias no se asesoran y no revisan si tienen habilitación, si hay enfermeros o asistentes geriátricos preparados”, afirmó. La realidad que describe Chungo no es nueva para San Nicolás: en los últimos años, varios casos de geriátricos con irregularidades han salido a la luz, como el de Abuelo House, denunciado durante 14 años antes de su clausura.
Esta situación se replica en otros geriátricos de la ciudad. Uno de ellos, ubicado en la calle Juan B. Justo, ha sido señalado por el gremio desde hace años. “Hace siete u ocho años denunciamos que desarmaban el comedor y tiraban colchones en el piso para que los abuelos durmieran allí”, relató Chungo. Sin embargo, las irregularidades siguen ocurriendo sin que se tomen medidas definitivas. “Lamentablemente, tenemos un listado de más de 35 geriátricos que están en esta situación en San Nicolás. Estos lugares existen porque las familias permiten que sus abuelos vivan en condiciones indignas”, explicó con preocupación.
Trabajadores explotados
Además de las precarias condiciones en las que viven los adultos mayores, Chungo destacó la explotación del personal que trabaja en estos geriátricos. “Una asistente geriátrica debería estar cobrando alrededor de 710.000 pesos por 8 horas de trabajo”; sin embargo, según pudo saber, en la institución denunciada “les pagan apenas 170.000 pesos” a las personas que prestan servicios en ese lugar. A menudo, los empleados no cuentan con formación adecuada, y muchos son contratados solo porque necesitan un empleo. “Los geriátricos se aprovechan de la necesidad de la gente y contratan mano de obra barata”, añadió.
La carga laboral también es desmedida. Según relató la titular de ATSA, en muchos geriátricos es común que una sola persona realice múltiples tareas, desde limpiar hasta cocinar y atender a los abuelos. “A veces, es la misma persona la que cocina, limpia y cuida a los abuelos. Incluso, en las noches, queda una sola persona a cargo de todos los residentes”, denunció. Esta situación, según la dirigente sindical, empeora las condiciones de vida de los adultos mayores, quienes no reciben la atención adecuada y ven reducida drásticamente su calidad de vida.
Denuncias sin respuesta
A pesar de las constantes denuncias realizadas por el gremio, los resultados son insuficientes. “El problema es que, aunque hagamos denuncias, el Ministerio de Salud o el de Trabajo actúan de manera muy lenta”, explicó Chungo. Las inspecciones que realiza el sindicato se limitan a las condiciones laborales de los trabajadores, pero no pueden ignorar las condiciones en las que viven los abuelos. “No podemos dejar de ver lo que les pasa a los abuelos, aunque nuestra responsabilidad directa sea verificar la situación de los trabajadores”, señaló.
A pesar de la gravedad de la situación, las respuestas de las autoridades suelen ser tardías o insuficientes. Según la referente gremial, después de una inspección, pueden pasar hasta seis meses antes de que se vuelva a revisar un geriátrico, lo que permite a los dueños continuar con las irregularidades. En el caso del geriátrico de Juan B. Justo, por ejemplo, aunque se realizó una inspección hace seis meses y se detectaron problemas en la cocina, aún no se ha cumplido con las adecuaciones necesarias. “Mientras tanto, siguen explotando a los trabajadores y maltratando a los abuelos”, afirmó.
Complicidad de las autoridades
La dirigente sindical también señaló que la falta de clausuras definitivas de estos geriátricos se debe, en gran parte, a la falta de coordinación entre los diferentes organismos encargados de controlarlos. “No hay un acuerdo entre el Ministerio de Salud, la Municipalidad y el Ministerio de Trabajo. Cada uno actúa por separado, y eso permite que estos lugares sigan funcionando”, aseguró Chungo. Además, lamentó que la intervención de las autoridades solo ocurra cuando la situación se vuelve insostenible o cuando los medios de comunicación hacen públicas las irregularidades.
“Es inhumano que los abuelos pasen sus últimos años de vida en estas condiciones. Necesitamos que las autoridades actúen con mayor celeridad y cierren definitivamente estos geriátricos”, concluyó Chungo, quien aseguró que el gremio seguirá denunciando y luchando por mejorar tanto las condiciones laborales del personal de sanidad como la calidad de vida de los adultos mayores en San Nicolás.