El séptimo mes del año se iniciaba con una altura de 1,32 m en el hidrómetro ubicado en zona del Puerto de San Nicolás. Este viernes, la medición de Prefectura arrojó un registro de 0,62 m, y se prevé que el caudal continúa bajando en las próximas semanas.
De la redacción de EL NORTE
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La histórica bajante del río Paraná no ha cedido en el mes de julio. El primer día de este mes que termina mañana daba cuenta de una altura de 1,32 m en la medición local, antecediendo a la marca más alta del mes (1,48 m) que se registraría al día siguiente. A partir de entonces el descenso del caudal fue la constante, al punto de registrar una altura de 0,62 m en la última medición que realizara Prefectura Naval San Nicolás en aguas del puerto, donde se ubica el hidrómetro. El dato anual comparativo es positivo si tenemos en cuenta que el Paraná registraba aquí una altura de 0,20 m el 29 de julio de 2021.
Juan Borus, experto del Instituto Nacional del Agua (INA), hizo alusión a la nueva tendencia a la baja que atraviesa el río Paraná. Aseguró que se trata del ciclo descendente más largo de su historia, que comenzó en julio de 2019 y aún no finaliza.
“Estamos en un momento donde se da la evolución que esperábamos, entre los valores críticos que vivimos a principios de año y los normales, que debería tener. Hoy está dos metros por debajo del valor medio esperable para esta época del año. Esto continuaría así en las próximas semanas, con una perspectiva climáticamente netamente desfavorable”, explicó Borus. Y agregó: “En las últimas tres semanas, en toda la cuenca formadora, hubo lluvias escasas o nulas. Eso ha hecho que los afluentes tengan una tendencia descendente, que posiblemente siga. En la tercera semana de agosto la lectura de escala podrían rondar los 50 centímetros. Si llega a haber un evento, podría haber una mejora temporaria”.
Además, el especialista resaltó que “esta bajante responde a una sequía generalizada en la cuenca del Plata. Lo que empezó en julio de 2019 sigue gobernando la situación, con alguna situación menor. Esta ya es la bajante más larga de la historia, y tenemos varios meses por delante para seguir hablando por ella. Estamos mejor, pero lejos de lo normal”.
Persistente
“Es la bajante más persistente en casi 140 años. Quedará en la historia y aún tenemos por delante varios meses, porque no me sorprendería que se mantuviera hasta febrero del año que viene”, recalcó el funcionario del INA.
Y continuó: “La perspectiva no indica un retorno a la normalidad medianamente rápido, sino que sería gradual y podría alcanzarse recién a principios del año venidero, aunque es muy difícil fijar una evolución con precisión”.
Finalmente, advirtió que para sacar conclusiones sobre esto, habrá que seguir analizando la información “una vez que este escenario termine para decantar qué parte tiene que ver con la variabilidad climática natural y qué con el cambio climático. Y el otro punto es qué parte de los cambios de los usos de los suelos y los trabajos del hombre en la cuenca tienen razonabilidad para considerarlos como agravantes de la condición de bajante”.
Sequía
Los principales causantes de los problemas que afecta a los caudales de los ríos son la alteración en los patrones de lluvia debido al calentamiento global y a la deforestación en la Amazonía, ya que son los árboles de la selva amazónica los que liberan el vapor de agua que eventualmente cae en forma de lluvia sobre la cuenca del río Paraná, abasteciéndolo de agua.
Los biólogos advierten que la sequía también afecta los ecosistemas de la zona, alterando el equilibrio natural del cual dependen centenares de especies vegetales y animales.
Pero la fuerte caída en el caudal de la que es una de las principales autopistas fluviales de Sudamérica está teniendo impactos que van mucho más allá de sus riberas. Por eso especialistas de los diferentes países se reunieron para trabajar de manera conjunta para una solución o acercar los problemas a todos.