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San Nicolás de los Arroyos
miércoles, enero 15, 2025
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A 171 años del histórico Acuerdo que posibilitó la sanción de la Constitución Nacional

ANIVERSARIO: 1852 - 2023

“Escuchamos a grandes constitucionalistas decir que ese histórico pacto es la base fundamental junto al Pacto Federal de 1831 y sus antecedentes más importantes. (…) Nos preguntamos qué sucede puesto que este singular hecho pasa desapercibido en las efemérides históricas argentinas. (…) Muchas preguntas cuyas respuestas quedan flotando alrededor de esta nota, enriqueciendo la curiosidad e interés por nuestra querida historia”, reflexiona el autor.

Por Ricardo Darío Primo*

Muchos nicoleños nos enorgullecemos de que en nuestra ciudad se haya firmado el famoso e histórico “Acuerdo” en 1852, que posibilitó un año más tarde la sanción de la Constitución Nacional.

Asimismo, cuando esto ocurre en forma reiterativa nos preguntamos qué sucede, puesto que este singular hecho pasa desapercibido en las efemérides históricas argentinas.

Escuchamos a grandes constitucionalistas decir que ese histórico pacto es la base fundamental junto al Pacto Federal de 1831 y sus antecedentes más importantes.

¿Por qué no tuvo en nuestra historia nacional la trascendencia e importancia que realmente merece? Se sostiene que la historiografía porteña, representativa del idealismo que negó a Urquiza su protagonismo y, por ende, oscureció sus grandes logros, no estuvo convencida de la gran importancia que tuvo el Acuerdo de San Nicolás, y por eso apenas la mencionó en sus grandes tratados de historia.

¿Y los nicoleños de entonces que dijeron al respecto? Víctimas de la distancia entre el interior y el puerto, de la falta de una identidad definida, olvidaron tras su despedida al caudillo entrerriano que eligió San Nicolás y al cual agasajaron con un gran baile y asistencia, para luego apoyar a Mitre, quien en aquellos momentos culmines en Buenos Aires como legislativo porteño desconoció este famoso Acuerdo.

Más que una calle

Y es más, nuestra ciudadanía aceptó y glorificó a Calle de la Nación, como la de la “Unión Nacional”, a raíz del paso de Mitre por esta ciudad, quizás guiñando un ojo a la casa de Alurralde donde se firmó el Acuerdo de San Nicolás y que casualmente, o no, se ve cursada en su frente con dicha arteria mostrando, de esta forma, una de nuestras típicas contradicciones.

Así es que el máximo monumento de los nicoleños, símbolo de la unión de las provincias luego de Caseros y exponente máximo del poder urquicista, se vea transitada por su frente con una calle que recuerda a uno de sus máximos opositores, el mismo Mitre.

Y siempre, como hoy los nicoleños, víctimas del tiempo y de las malas jugadas, volvemos a reivindicar el Acuerdo de San Nicolás.

Nuestra más insigne fecha

San Nicolás, entonces cuna de espías de Mitre y de Urquiza, tuvo en ese encuentro provincial un gran movimiento económico ya que los visitantes pagaron por los pastelitos que comían, el vino Carlón, el asado y el lavado y planchado de sábanas. Las cuestiones idílicas de patriotismo y hospitalidad gratuita solamente pasaron por la mente de sus escritores que intentaron imponer esta visión sobre lo material.

Los gobernadores convocados entonces por Urquiza reaccionaron a su natural instinto de supervivencia y, olvidando sus complicidades con el régimen rosista, hicieron “borrón y cuenta nueva” sumándose al besamanos del nuevo mandatario y adaptándose a los nuevos vientos de la política.

No importa, el Acuerdo de San Nicolás siguió siendo nuestra más insigne fecha, nuestra bandera ante el resto de las provincias.

Identificó a la localidad, hasta que la Ciudad del Acuerdo se convirtió en la Ciudad del Acero y más tarde, entre rezos y rosarios, en la Ciudad de María.

Y por eso los porteños, quizás, no le dieron mucha importancia al Acuerdo. Porque para ellos significó el reconocimiento a Urquiza, al que detestaron desde el primer momento en que desfiló en sus calles con su divisa punzó junto a sus efectivos y las tropas brasileñas. Ese caudillo, el que fue fustigado por el propio Sarmiento.

Interrogantes

Pero no debemos mirar siempre las culpas ajenas. La casa donde se celebró tan magno hecho transcurrió cerca de 80 años sin que los nicoleños, o sannicoleños, se percataran de la importancia de lo que allí había sucedido para la posteridad.

¿Por qué entre 1852 y 1935 ignoramos ese pasado? ¿Pudo más una identidad porteñista que se intentó sostener? ¿Fue casual que luego de la crisis de 1930, cuando los argentinos comenzamos a mirar hacia nuestro interior, descubriéramos que era necesario preservar para la posteridad ese legado histórico y arquitectónico?

Muchas preguntas cuyas respuestas quedan flotando alrededor de esta nota, enriqueciendo la curiosidad e interés por nuestra querida historia.

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