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jueves, diciembre 26, 2024
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Cultivos en San Nicolás: un año marcado por la irregularidad climática

La región cierra el 2024 con un panorama agrícola mixto, marcado por lluvias tardías que impulsaron los rendimientos de cultivos como trigo, maíz, arveja y soja, aunque las temperaturas extremas y el déficit hídrico anual plantearon desafíos. La mejora en los pastizales naturales augura buenas condiciones para el ganado, pero la sostenibilidad de este progreso dependerá del clima en verano y de la implementación de estrategias adaptativas por parte de los productores.

Cultivos en San Nicolás: un año marcado por la irregularidad climática

De la Redacción de EL NORTE
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San Nicolás, como parte del corredor agrícola bonaerense, cierra el 2024 con un panorama mixto en cuanto al estado de los cultivos y condiciones climáticas. Según el reciente informe elaborado por especialistas del INTA San Pedro, las precipitaciones y temperaturas de noviembre jugaron un papel crucial en la evolución de las producciones locales.

El acumulado de lluvias en San Nicolás fue de 80 a 90 mm durante noviembre, valores que permitieron recuperar parte de la humedad del suelo tras meses de déficit. A lo largo del año, las precipitaciones acumuladas en la región se mantuvieron por debajo de los índices históricos, afectando en mayor o menor medida a los cultivos extensivos e intensivos.

En cuanto a las temperaturas, noviembre registró máximas de hasta 34°C, superando el promedio histórico, y mínimas que rondaron los 6,4°C. Esta amplitud térmica generó un entorno desafiante para los cultivos, especialmente durante los momentos de trasplante o brotación.

Resultados

En relación a los rendimientos, el trigo presenta un balance alentador con la mitad de los lotes ya cosechados. Los rendimientos promedio oscilan entre 4000 y 4500 kg/ha, destacándose algunos lotes excepcionales que alcanzaron valores cercanos a los 6000 kg/ha. Este resultado fue favorecido por las lluvias tardías, que contribuyeron significativamente al llenado de granos y compensaron parcialmente el déficit hídrico previo.

En el caso de la arveja, la cosecha ha sido completada con rendimientos promedio que se sitúan entre 2200 y 2300 kg/ha, aunque en ciertos lotes se registraron picos de hasta 3000 kg/ha. Estos valores reflejan una buena respuesta del cultivo a las condiciones climáticas de las últimas semanas.

El maíz, por su parte, avanza en un estado fenológico avanzado, con lotes que exhiben condiciones generales de buenas a muy buenas. Las lluvias recientes han impulsado un desarrollo favorable del cultivo, aunque se detectaron daños puntuales en algunas hojas debido a la deriva de herbicidas aplicados en áreas cercanas. A pesar de estos inconvenientes, las perspectivas para este cultivo son positivas.

Finalmente, la soja de primera se encuentra en sus primeras fases de desarrollo, con un manejo mayoritariamente adecuado y sin reportes relevantes de problemas sanitarios o de plagas. Este escenario proporciona una base sólida para anticipar un buen desempeño en los próximos meses, siempre que las condiciones climáticas acompañen.

Contra todo pronóstico

El panorama agrícola de San Nicolás refleja no solo la capacidad de los productores para adaptarse a las condiciones climáticas adversas, sino también la necesidad de implementar estrategias sostenibles a largo plazo. La variabilidad climática observada en los últimos años, con déficits de lluvia seguidos de eventos extremos, pone en evidencia la importancia de integrar nuevas tecnologías y prácticas agronómicas para maximizar el uso eficiente de los recursos hídricos.

Por otro lado, la región tiene un papel clave en el contexto productivo de la provincia de Buenos Aires, no solo por sus rendimientos, sino por su ubicación estratégica como nodo logístico para la exportación agrícola. Mantener y fortalecer la resiliencia de los cultivos será fundamental no solo para la economía local, sino también para contribuir al abastecimiento nacional e internacional de alimentos.

El informe destaca que las lluvias de noviembre no solo mejoraron el estado de los cultivos, sino también las condiciones de los pastizales naturales. Esto repercutirá positivamente en la disponibilidad de forraje y, por ende, en los índices de preñez del ganado local.

Sin embargo, la continuidad de este progreso dependerá en gran medida de las precipitaciones y temperaturas del verano. Los productores de la región deben mantenerse alertas ante el riesgo de estrés hídrico o temperaturas extremas.