Un nuevo siniestro vial en Mar del Plata, un conductor alcoholizado chocó a varios vehículos en las afueras de la ciudad, dejando un saldo de heridos. Entre las víctimas se encontraba Thiago Franco, quién habría sido víctima de otro accidente similar a sus 4 años.
Este domingo, las calles de Mar del Plata volvieron a ser escenario de una tragedia que reavivó un doloroso recuerdo. Un conductor alcoholizado, identificado como Leonardo Salas Pinto, chocó a varios vehículos en las afueras de la ciudad, dejando un saldo de heridos. Entre las víctimas se encontraba Thiago Franco, un adolescente cuya vida quedó marcada hace una década por otro siniestro causado por un conductor borracho.
El incidente ocurrió cuando un Volkswagen Gol, conducido por Salas Pinto, impactó contra un Renault Clio, un Chevrolet Classic y una Chevrolet Meriva. En este último vehículo viajaban Thiago, su madre y su hermana. Tras el choque, las víctimas fueron trasladadas al Hospital Interzonal General de Agudos con lesiones de diversa gravedad. El test de alcoholemia realizado a Salas Pinto arrojó un resultado alarmante: 1,90 gramos de alcohol por litro de sangre.
El fiscal Rodolfo Moure solicitó la detención del conductor bajo la imputación de “lesiones graves” y consideró que su accionar se encuadra en el “dolo eventual”, es decir, que asumió el riesgo de causar daños al manejar en esas condiciones.
Un recuerdo imborrable: el caso Thiago Franco
La historia de Thiago Franco está atravesada por el impacto de otro siniestro vial que tuvo lugar en marzo de 2014. Con tan solo 4 años, Thiago sufrió daños neurológicos irreversibles cuando el ex piloto de Turismo Carretera Eduardo “Lalo” Ramos, manejando a alta velocidad y con 1,54 gramos de alcohol en sangre, embistió el vehículo en el que viajaba junto a su familia en la ruta 226, a la altura del kilómetro 19.
El impacto dejó al niño con hemiplejia, síndrome postconcusional, epilepsia y otros trastornos derivados de las lesiones cerebrales que sufrió. La condena para Ramos llegó tres años después: dos años y seis meses de prisión en suspenso por “lesiones culposas agravadas”.
Hoy, con 14 años, Thiago enfrenta las secuelas de aquel accidente mientras su familia lucha por su bienestar. El nuevo episodio vivido este domingo no solo pone en evidencia el drama cotidiano que significa vivir con estas consecuencias, sino también la persistente imprudencia de algunos conductores, que a pesar de las tragedias y las normas vigentes, siguen poniendo vidas en peligro.
La reiteración de estos hechos pone de relieve la necesidad de medidas más estrictas para combatir el flagelo del alcohol al volante, así como de generar mayor conciencia sobre los devastadores efectos que este tipo de irresponsabilidades pueden tener en las víctimas y sus familias.