Fue declarado culpable de liderar la organización narcocriminal Primer Comando de Frontera (PCF) y de asesinar a Aldo “Polaco” Canteros, su cómplice.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas ha dictado hoy una condena de prisión perpetua contra Néstor Fabián “El Negro” Rojas (47), acusado de liderar la organización narcocriminal Primer Comando de Frontera (PCF) y por el asesinato de Aldo “Polaco” Canteros, un mecánico asesinado a balazos en 2018. Rojas fue hallado culpable de homicidio agravado en concurso real y de ser el organizador y financista del tráfico ilícito de estupefacientes, delitos que fueron agravados por la violencia y la participación de tres o más personas. Tanto la fiscal de juicio, Vivian Barbosa, como el querellante, Martín Uronia de la Procunar, solicitaron la pena máxima, la cual fue finalmente otorgada.
Además, durante el juicio se condenó a Pablo Campos Retamar, socio de Rojas, a 8 años de prisión, uno menos de lo solicitado por la fiscalía. Campos Retamar fue identificado como colaborador en la logística de distribución de marihuana hacia Buenos Aires. Actualmente, Rojas cumple su condena en el Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza, donde fue trasladado en octubre de 2019 en el marco de la causa por el crimen de Canteros.
El asesinato de Canteros tuvo lugar el 5 de agosto de 2018 en Gobernador Roca, donde recibió tres disparos. Rojas fue identificado como el autor intelectual del crimen, motivado por una traición. En la estructura criminal, Rojas organizaba y financiaba las operaciones desde Jardín América o Hipólito Yrigoyen, donde alquilaba una casa, mientras que la víctima se encargaba de guiar los cargamentos. A pesar de estar encarcelado, Rojas continuó coordinando las actividades del PCF, que buscaba dominar la frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil, utilizando métodos violentos para mantener el control sobre el negocio. Desde la prisión, organizaba movimientos de drogas y alquilaba galpones en Garupá y Buenos Aires para su almacenamiento y distribución, además de mantener conexiones con compradores en Brasil.
La investigación reveló la existencia de una organización criminal con ramificaciones en Paraguay y Brasil, dirigida por Rojas desde un establecimiento penitenciario de máxima seguridad. Se presentaron pruebas de cómo la violencia y la intimidación eran métodos comunes para mantener el control del negocio, incluyendo un audio de una conversación de Rojas con su novia en la que hacía amenazas tras su arresto.
La fiscalía también argumentó que Rojas intentó planificar otros homicidios contra quienes percibía como amenazas para su organización, incluyendo ataques contra personas cercanas a sus actividades criminales y miembros de las fuerzas de seguridad, aunque estas acciones fueron frustradas por investigaciones previas. Además, la droga traficada por Rojas llevaba un logo distintivo del PCF y la imagen de un dragón de uróboros, mientras que parte de sus operaciones incluía una distribuidora de bebidas en Paso del Rey, que funcionaba como centro de acopio y distribución de estupefacientes, bajo la supervisión de Campos Retamar.