El fiscal que investiga el crimen de Lucas González pidió agravar por el delito de “torturas” las imputaciones de seis efectivos que se encuentran detenidos por el encubrimiento del homicidio, al solicitar que sean procesados con prisión preventiva.
Lucas fue quemado con un cigarrillo “mientras agonizaba” en el auto instantes antes baleado, detalló el fiscal. Esto sucedió al tiempo que sus amigos permanecieron esposados, tirados en la cinta asfáltica en calidad de detenidos y fueron sometidos a “actos de torturas”.
El caso
El adolescente de 17 años fue baleado por un Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas cuando iba con tres amigos en un auto.
Poco antes de que los policías se entregaran, se conoció que Lucas recibió un disparo en la cabeza que le quitó la vida.
Además, se reveló que la causal de la muerte fue la lesión del proyectil que le ingresó en el cráneo y le causó una hemorragia interna. El joven tenía además un surco en el pómulo derecho de una segunda bala. Es decir, que hubo un segundo disparo a matar.
“Tremendo hallazgo que los padres manifestaron en su testimonial. Lucas fue torturado. Le quemaron un cigarrillo en la mano. Cuando la madre lo contaba, los fiscales quisieron dejarlo escrito. Tanto Heim como Barbella. Ahora ese testimonio cobra valor con el resultado de autopsia”, había twitteado el abogado de la familia, Gregorio Dalbón.
El letrado acompañó el tuit con una foto del documento de la autopsia en el cual se indica: “En dorso de mano derecha, a nivel de primer espacio interdigital se observa lesión circular de un centímetro de diámetro con superficie de costra melicérica en formación, similar a lo observado en quemaduras. Posee una data cercana a la del fallecimiento. Lesión no idónea para provocar la muerte”.
Dalbón había señalado ante la prensa que “los que se encargaron de plantar el arma no son los mismos que se encargaron de matar a Lucas” y habían premeditado que no querían quedarse “con la detención de solo tres policías”.