Cada dosis, de aproximadamente un gramo, se vende a $4000. Su poder de daño es tan grande como su poder adictivo. Afecta a más del 90% de las personas en tratamiento en las comunidades terapéuticas. “Cuando se fuma pasa rápidamente al pulmón y de ahí a la sangre alcanzando un pico en pocos minutos”, explica el toxicólogo Sergio Saracco. Su efecto tiene vínculo directo con el delito.
De la redacción de EL NORTE
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En la madrugada del 12 de julio, una serie de operativos desplegados por la DDI y la UTOI en ocho domicilios de la zona norte arrojaron como resultado el secuestro de un total de cocaína rebajada y fraccionada en dosis para ser fumada, al estilo crack. En uno de los inmuebles, al menos quince personas que habían adquirido allí su droga permanecían en el lugar consumiéndola.
Se trata de una modalidad de consumo creciente en el país y, obviamente, también en San Nicolás. De hecho, la cocaína fraccionada para ser fumada también se encontró en otros de los domicilios allanados aquel día, y en los que se confiscó un total de 183 envoltorios con dosis de la droga marginal, además de un trozo compacto de cocaína.
Cada dosis, de aproximadamente un gramo, se vende a $4000. Su poder de daño es tan grande como su poder adictivo. Se trata de una droga altamente tóxica que comenzó como un consumo minoritario, y hoy afecta a más del 90% de las personas en tratamiento en las comunidades terapéuticas.
En el caso de la cocaína fumada, el polvo se transforma en solido y se vuelve una piedra. Luego, se fuma mediante pipas de fabricación casera, con caños de metal, vidrio o plástico a los que se le suma un filtro de virulana o hilos de alambre.
“Hay que entender que es cocaína y es más adictivo por la forma de consumo, porque cuando se fuma pasa rápidamente al pulmón y de ahí a la sangre alcanzando un pico en pocos minutos. Mucho más rápido que por mucosa”, explica el toxicólogo Sergio Saracco.
“Esto hace que logre un techo muy alto, intenso, pero su vida media es más corta, entonces invita rápidamente a volverla a consumir para buscar tener esa sensación. El hecho de tener este fácil acceso, a estos picos, este bajón tan rápido, va haciendo que a nivel cerebral se genere una dependencia mucho más rápida, igual que el tabaco, que a los pocos cigarrillos de fumar genera una rápida dependencia”, agrega.
El especialista remarcó que “la cocaína al ser fumada tiene las mismas consecuencias que cuando es aspirada. Lo único que cambia es la vía de ingreso”. Y explica: “En lugar de ser por mucosa, es por vía pulmonar, pero la cocaína, los efectos secundarios que tiene es a nivel cardiovascular, aumenta la elevación de la presión arterial y aumenta la frecuencia cardiaca. También, sabemos que aumenta la precipitación de las lipoproteínas, es decir, acelera los procesos de arteriosclerosis y también aumenta la agregación de los elementos que están en la sangre, aparte de los glóbulos rojos y blancos están las plaquetas”, expuso.
“Estos se adhieren y forman trombos, coágulos. Por tal motivo, el riesgo de exponerse a cocaína por cualquier de las vías es tener un alto índice de infartos miocardio y ACV por este efecto protrombótico, sumado a los fenómenos de arterioescleróticos”.
Vínculo con el delito
Al respecto de por qué las personas están optando por consumir esta droga vía pulmonar, Saracco respondió que “porque lo mantiene muy alerta, eleva los valores de adrenalina, pero el hecho es que esto genera una sensación de omnipotencia y de un exceso de confianza que está estrechamente relacionados a riesgos de accidentes viales. Hoy vemos que todas las situaciones de violencia que terminan en delito, que es casi siempre, está ahí la cocaína alrededor de esto. O como tiene este efecto estimulante y mejora tanto el ánimo, en aquellos pacientes que están con algún trastorno de base depresivo también exacerba la ideación suicida”, cerró.