Una dura escena se esparce por la ciudad. La de personas y familias indigentes que buscan en contenedores la comida diaria. La imagen se puede apreciar con mayor facilidad en los capachos cercanos a restaurantes y bares. Pero también se reproduce en barrios alejados del microcentro. El escenario se corresponde con los datos de crecimiento de indigencia, que en San Nicolás pasó de 8,6% a 14,9% en tan solo un año. Sin freno, la interminable crisis de la economía argentina expulsa del sistema a miles de personas.
De la Redacción de EL NORTE
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El último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (Indec) arrojó que en el aglomerado San Nicolás-Villa Constitución hay un 14,9% de personas indigentes. Por definición, la indigencia comprende a personas cuyos ingresos totales no superan el valor de la canasta básica de alimentos que permitan satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas. En términos nominales, son 29.545 las personas que no tienen garantizado el acceso a la alimentación diaria.
Lo más alarmante se revela al medir la evolución de la indigencia en este aglomerado. Creció 2,1 puntos porcentuales en apenas 6 meses, comparando los datos del segundo semestre de 2023 (14,9%) con los del primer semestre de ese mismo año (12,8%). La evolución evidencia una situación que empeora: la indigencia en el primer semestre de 2022 era 4,5%, y en el segundo semestre de ese año trepó a 8,6%. Estos números, muy fríos, duelen al pasar al plano de la realidad cotidiana.
En San Nicolás es cada vez más habitual ver a personas, e incluso familias enteras, revolviendo la basura en busca de obtener algo para comer. En el proceso, pasan por los distintos comercios gastronómicos a pedir algún sobrante. Si no tienen suerte, buscan el alimento en los contenedores ubicados en las esquinas de los diferentes locales gastronómicos.
La escena causa tristeza. Para los vecinos de zona centro es muy notorio, a tal punto que relatan sorprendidos cómo un escenario que antes se reproducía en grandes urbes como CABA, desde hace algunos años es también una realidad de la mayor parte de las ciudades de una Argentina en crisis y empobrecida.
Esto se puede ver mayormente en los contenedores ubicados en Urquiza y Mitre; también los que están en inmediaciones de la Plaza Mitre; y los de 9 de Julio y De La Nación. No obstante, los cestos de basura del Parque San Martín, o incluso los de la Plaza Sarmiento, también son revueltos por personas que buscan alimentos.
Otro dato también significativo es su asistencia a comedores de cualquier barrio de nuestra ciudad. De hecho, en uno nuevo que logró constituirse en barrio 9 de Julio, varias personas que buscaron su plato de comida no eran oriundas de San Nicolás. En total, fueron alrededor de 100 ciudadanos a este nuevo merendero.
La evolución de la crisis argentina evidencia una situación que empeora: en San Nicolás la indigencia durante el primer semestre de 2023 era 12,8%, y en el segundo semestre de ese año trepó a 14,9%. Estos números, muy fríos, duelen al pasar al plano de la realidad cotidiana.
Quejas y ayuda
Teniendo en cuenta que revolver mucha cantidad de basura, más que nada de los capachos grandes, requiere, incluso, sacarla de ese lugar, luego dejan las bolsas tiradas en la vía pública. Esto generó malestar en muchos vecinos aledaños a los capachos de donde buscan comida o materiales que les sirvan para luego comercializarlos.
Las reiteradas quejas vienen a raíz de que, luego, la basura queda tirada varios días en la calle o mismo en la vereda. Con las bolsas rotas, abiertas o en el suelo, también genera que los perros callejeros terminen de ensuciar nuestra ciudad.
Sin embargo, hay otros nicoleños que se ponen en los zapatos de estas personas y tratan de ayudarlos entregando comida caliente divida en porciones en bandejas descartables o con un bolsón de ropa. Entendiendo que se encuentran atravesando un duro momento de sus vidas, intentan echar una mano a estos ciudadanos en situación de extrema vulnerabilidad.
Los vecinos de zona centro relatan, sorprendidos, cómo un escenario que antes se reproducía en grandes urbes, como CABA, desde hace algunos años es también una realidad de la mayor parte de las ciudades.