Estiman que el dato de inflación de noviembre se ubicaría en 3%, por la presión de los precios regulados, a lo que se suma el repunte de la inflación núcleo, que incluye alimentos y paritarias del servicio doméstico.
A pesar del congelamiento de precios de 1.400 productos de la canasta básica, la suba en los precios de los alimentos no da tregua. Según relevamientos de varias consultoras, en lo que va de noviembre se registraron subas cercanas al 1% semanal.
De acuerdo a la consultora EcoGo, en la segunda semana de noviembre se registró una variación de 1,5% en los precios de los alimentos con respecto a la semana anterior. Esto implica una modesta desaceleración de 0,47 puntos porcentuales en el margen.
Pinta para 3,8%
“Con este dato y considerando una proyección de variación semanal del 0,8% para las dos semanas restantes del mes, la inflación de alimentos consumidos en el hogar en noviembre alcanzaría 3,8%, muy por encima del nivel de octubre (2,8%)”, explicaron en la consultora.
Por eso, estiman que el dato de inflación de noviembre se ubicaría en 3%, por la presión de los precios regulados (colegios y GNC mientras que el aumento de la telefonía celular e Internet quedó para diciembre) a lo que se suma el repunte de la inflación núcleo, que incluye alimentos y paritarias del servicio doméstico.
En lo que va del mes, las principales subas en alimentos se dieron en carnes y lácteos. Con un aumento semanal de 6,5%, la carne de aves (frescas y congeladas), sustituto de la carne vacuna, presentó el mayor incremento semanal de precios dentro del rubro. El aumento de 13,7% en quesos duros, el de mayor magnitud en el índice de EcoGo, llevó a que los productos lácteos tuvieran un avance semanal de 1,9%.
“En nuestro relevamiento de precios estamos viendo cierta aceleración de los precios en la semana previa a las elecciones, que estuvo centrada en los precios de productos frescos y bebidas alcohólicas. En base a ello prevemos que el ritmo inflacionario se mantenga en noviembre en torno al 3%, a pesar de las medidas de congelamiento de precios”, explicó Sebastián Menescaldi, director de EcoGo.
Según la consultora LCG, en la segunda semana de noviembre la suba de precios de los alimentos promedió 0,81%, lo que significa una aceleración de 0,6 puntos porcentuales respecto a la semana anterior. En este caso, también lácteos y carnes fueron los rubros que lideraron la suba semanal de precios, con incrementos de 2,3% y 2,2% respectivamente. Mientras que las categorías de verduras, panificados y bebidas registraron caídas.
“En las semanas previas al congelamiento, los precios subieron fuerte a un ritmo de 1,5% semanal y después hubo un retroceso. Pero en el neto te queda arriba del 3% por mes. Por eso creo que el efecto es casi nulo”, señaló Guido Lorenzo, director ejecutivo de la consultora.
Por su parte, la medición semanal que realiza Consumidores Libres en supermercados y negocios barriales en la ciudad de Buenos Aires mostró que los 21 productos de la “canasta básica de alimentos” tuvieron un aumento del 1,29% durante la primera quincena de noviembre. Desde el 1° de enero la suma acumulada es del 46,16 %. Entre los productos que más aumentaron se destacan huevos, fideos, papas, berenjenas y asado, entre otros.
Segmentación de tarifas
La semana pasada, el Gobierno —a través del Ente Nacional de la Electricidad (Enre)— solicitó a las empresas Edenor y Edesur, las prestadoras del suministro eléctrico en el AMBA, que reempadronen a más de 1,5 millones de usuarios de categoría residencial. De esta forma, buscan confirmar que la persona titular del servicio y su grupo familiar efectivamente vivan en ese domicilio y utilicen el servicio.
La medida es un paso para la construcción de bases de datos “reales” de usuarios para poder avanzar con el esquema de segmentación de tarifas que prevé el Gobierno y que permitiría en 2022 comenzar a reducir los subsidios en las tarifas que pagan los usuarios.
El Gobierno avanza en un esquema de segmentación por ingreso, lo que requiere de información de distintos organismos del Gobierno, como la Anses, la AFIP y el Sintys (Sistema de Identificación Nacional Tributario y Social). Durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se intentó aplicar un esquema de segmentación, al que se definió como “sintonía fina”. A fines de 2011, dejaron de recibir facturas subsidiadas de gas, electricidad y agua las personas con domicilio en los barrios más caros de la ciudad de Buenos Aires (Recoleta, Puerto Madero, el corredor de Libertador) y el área metropolitana, countries y barrios cerrados. También se abrió un registro voluntario para los usuarios que quisieran renunciar al beneficio. Pero finalmente no se avanzó mucho más allá.