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martes, octubre 22, 2024
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De qué se trata “Los magios”: 11.000 varones que comparten imágenes de mujeres sin su consentimiento

EN EL CONGRESO HAY DOS PROYECTOS DE LEY QUE BUSCAN PROTECCIÓN CON MEDIA SANCIÓN DE DIPUTADOS

Este grupo no es nuevo y el sistema de envío está muy aceitado. Los descubren y crean otro, con otro nombre. En las últimas horas fue visibilizado por la publicación de la reconocida médica, docente y comunicadora Sol Ferreyra, en la que interactuaron más de 69.000 personas.

De la Redacción de EL NORTE
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“Los magios” se trata de un grupo que no es nuevo, de un sistema en el que once mil varones comparten imágenes de mujeres sin su consentimiento. Está muy aceitado, los descubren y crean otro, con otro nombre. En las últimas horas fue visibilizado por la publicación de la reconocida médica, docente y comunicadora, Sol Ferreyra.

Mostró el chat del multitudinario grupo de hombres que intercambian fotos, sin consentimiento, de niñas y mujeres: “Los magios” difunden imágenes y videos de exparejas, parejas, amigas e incluso familiares. “No crean que los hombres en estos grupos son seres lejanos. Puede ser tu hermano, tu papá, tu novio, tu primo”, advirtieron entre las más de 69.000 mujeres que interactuaron con la publicación.
“Los grupos de esta índole son la punta del iceberg. Hay grupos de Facebook, de WhatsApp, seguramente servidores de Discord, páginas enteras (imageboards del tipo derivado de 4chan, lo que antes era Voxed y ahora renació como Devox…) y en Telegram es de donde más impunes salen”, comentó una de las mujeres que vio la publicación de la médica Sol Ferreyra, más conocida como Sol Despeinada.

Telegram permite enviar mensajes sin que quede ningún tipo de registro. Todo lo que se envía por Telegram está cifrado de forma segura, lo cual permite que muchos usuarios utilicen esta red para enviarse este tipo de contenidos.

NUEVA ACUSACIÓN

La reconocida comunicadora compartió los chats de un grupo llamado “Los Magios de Tucumán”, que acusó que de él se desprenden otros grupos –como “Magios de Tucumán”, también “Magios Córdoba” y “Magios Buenos Aires”– en los cuales más de 11.000 hombres difunden material íntimo (fotos o videos) sin consentimiento de niñas y mujeres. “De familiares, menores e incluso sus propias novias”, subrayó la comunicadora.
Si bien existían algunas denuncias en 2021, el tema volvió a los medios de comunicación gracias a una nueva acusación pública de una joven que logró descifrar “quién organiza y cobra plata a cambio de entrar al grupo”, aseguró la comunicadora.

“Luego de esta primera denuncia, muchas jóvenes tucumanas coincidieron en denunciar al grupo de jóvenes tucumanos que hacen circular la información privada de las chicas: lugares de estudio o trabajo de las mujeres, exponiéndolas a otros posibles delitos”, publicaron desde El Tucumano.

Asimismo, El Tribuno expuso en 2021 la denuncia de una mujer que se unió a un grupo similar del cual provendrían los acusados para poder hacer un seguimiento de la situación. “La joven recalca que fue a diferentes instituciones y organizaciones que detalla en el video publicado en Instagram y no la ayudaron. También asegura que trató de realizar la denuncia en Delitos Telemáticos de la Policía de Tucumán y en vez de ayudarla, un oficial masculino le pidió ver sus fotos”, señaló el medio.

REDES DE VALIDACIÓN MACHISTA

Sol Ferreyra dijo que desconoce si se efectuó alguna denuncia legal sobre el caso, pero las víctimas ya revelaron la identidad de la persona que administra el grupo y, además, cobra por participar de él.
“Cuando hablamos de un sistema organizado para esto, nos referimos a esto. No son loquitos sueltos, pocos y enfermos: son muchísimos, estudian, trabajan, tienen pareja, familia, hijxs, una vida… y tienen sus redes de validación machista”, subrayó la comunicadora.

La publicación generó tal repercusión que Ferreyra recibió amenazas de muerte –a las cuales está ‘acostumbrada’ por su militancia feminista– y muchas mujeres contaron historias similares sobre el uso no consentido de fotos y videos propios por parte de sus exparejas, principalmente.

En estos grupos no se pasan solo imágenes de Instagram, de las cuales los administradores cobran dinero por ellas, sino también videos e inclusive fotos de personas conocidas creadas con inteligencia artificial.

Aun así no pasa todo por lo audiovisual, también existen los diálogos. En una de las capturas de pantalla que se viralizó en las últimas horas, uno de los integrantes cuenta que fue a buscar a una de las chicas al instituto en donde estudia “y no estaba”. Los varones en estos grupos se pasan datos de las víctimas.

DOS PROYECTOS EN EL CONGRESO

En nuestro país, el delito cibernético de distribución no consentida de imágenes no tiene un registro penal, solo en la Ciudad de Buenos Aires puede llegar a ser un agravante.

En el Congreso hay dos proyectos de ley que ya tienen media sanción de Diputados y que buscan, entre muchas cosas, proteger a las víctimas de este tipo de delitos. La protección se traduce en concientización no solo en instituciones, sino además en escuelas privadas y públicas, espacios de debate y de seguimiento psicológico y también en modificaciones en el Código Penal. La visualización de imágenes íntimas sin consentimiento tiene que comenzar a ser un delito.

La ley Belén y la ley Olimpia parecen el primero paso. Se llaman así por dos víctimas de acoso en las redes sociales. Belén San Román era una policía de Bragado, tenía 25 años y en 2022 se suicidó después de que su expareja viralizara un video íntimo en donde tenían relaciones. Olimpia Coral Melo es una activista mexicana que si bien sufrió el mismo delito, consiguió redes de apoyo e hizo del suceso un motor. A raíz de su caso se habló por primera vez en la Justicia mexicana de la violación de la intimidad en las redes sociales.

FOMENTO DE LA CULTURA DE LA VIOLACIÓN

Uno de los problemas más graves respecto a este tipo de delitos es que la sociedad naturaliza, acompañada por ciertos abordajes mediáticos con cambio de óptica que coloca a los victimarios como víctimas y a las víctimas como culpables.
Tanto en la ley Belén como en la ley Olimpia el consentimiento es un pilar que busca reforzarse. La importancia de ser consultada o estar de acuerdo con la difusión de imágenes íntimas, que a su vez le generan ganancias a quien delinque, es clave a la hora de hablar de autonomía.

Los cuerpos de las feminidades se sexualizan históricamente y la naturalización de este tipo de delitos genera miedo y angustia a muchas víctimas.

A raíz de la repercusión, la activista Sol Despeinada propuso en su cuenta que quien quiera relate alguna situación en donde su intimidad sexual haya sido vulnerada. Las respuestas demuestran que el envío de imágenes sin consentimiento fomenta de muchas maneras la famosa cultura de la violación.

Las víctimas de alguna manera se sienten responsables y son avergonzadas públicamente y los victimarios carecen de cara, nombre y responsabilidad.

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