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lunes, octubre 21, 2024
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De vulnerabilidades e impunidad: patriarcado, abuso sexual y feminismos

El caso de Juan Darthés –su reciente absolución que no equivale a inocencia– nos pone de cara a una situación que no se aleja de las biografías de la mayoría de las mujeres. ¿Quiénes de nosotras no hemos vivido alguna situación abusiva a lo largo de nuestra vida? El trabajo para “desarmar” las  masculinidades  tradicionales es una condición necesaria para prevenir estos abusos.

EL NORTE.

Por Psic. Fabiana Conti y Lic. Marité Gutiérrez

Con anterioridad abordamos el caso mediático de Jey Mammon y hoy, una vez más, la impunidad en casos de abuso sexual se hacen presente a través de los medios de comunicación. Es por ello la necesidad de reflexión permanente, analizando y reconstruyendo sentidos en torno a esta problemática. Actualmente es noticia el caso de Juan Darthés, acusado por sus prácticas abusivas, no por una, sino por cuatro actrices: Calu Rivero, Anita Coaci, Nati Juncos y Thelma Fardin.

Cuesta entender qué nos pasa como sociedad cuando escuchamos las barbaridades que se han dicho de sus víctimas y las amenazas que reciben sus defensoras.

Pero también nos pone de cara a una situación que no se aleja de las biografías de la mayoría de las mujeres. ¿Quiénes de nosotras no hemos vivido alguna situación abusiva a lo largo de nuestra vida? Exhibicionismo, tocamientos sin consentimiento tanto en la vía pública como en la vida privada, señalamientos obscenos acerca de nuestro cuerpo, entre otras.

UNA JUSTICIA QUE NO REPARA

La visibilización de la frecuente ocurrencia de abusos en las vidas de las mujeres y su consecuente desnaturalización ¿alcanza  para reparar los daños provocados? El trabajo para “desarmar” las  masculinidades  tradicionales es una condición necesaria para prevenir estos abusos.

¿Qué pasa cuando buscamos reparación  solo en la Justicia? Muchas veces sentimos que no alcanza, que nos defrauda y no repara.

Es este fallo, y la respuesta casi delirante del acusado, un ejemplo de la doble moral que aún atraviesa nuestra estructura social y todo lo que necesitamos recorrer aún para lograr transformaciones.

¿Qué repara el daño producido por un tipo de 45 años a una adolescente de 16? Un proceso judicial que fue cambiando de sede, que estuvo plagado de idas y vueltas, de chicanas y ceguera ¿o es la sororidad y el grupo inmenso de gente que la sostiene?

Hemos  recorrido, como sociedad, un camino largo y muy doloroso en la lucha por la visibilización y la sanción del abuso sexual. Frecuentemente se mezcla la política, los intereses, las miserias, los ocultamientos, el machismo  y se opina de la moral cuando no de la salud mental de las víctimas.

Sin embargo, las acusaciones a la víctima que grita, cuando puede, lo que le ha tocado vivir, su indefensión, su tristeza, su desamparo, su soledad, su ultraje, no cesan.

ABSUELTO NO ES INOCENTE

El actor hizo uso de todas las tretas que estuvieron a su alcance para evitar ser juzgado.

Hoy el tribunal brasileño que lo juzgó reconoce que cometió abuso, teniendo él  45 años contra una adolescente de 16. Esto fue corroborado por los testimonios presentados, pero le concede el beneficio de la duda estrictamente respecto del acceso carnal, ya que de acuerdo al tipo penal vigente al momento de los hechos constituía un requisito para la condena.

El actor habla de Dios, de que se hizo justicia, y que iniciará acciones legales contra todos los que mintieron. ¿Quiénes mintieron, señor Darthés? Porque usted fue absuelto sólo por una cuestión procedimental, la Justicia no dijo que Thelma mintió y que los abusos no existieron. Solo que no estuvo probada la penetración.

Una parte de la sociedad suele pensar que las acusaciones de abuso sexual son delirios de algunas trastornadas que un día se levantan y deciden contar lo que les ha  pasado, como si fuera algo grato y sencillo inventar que una ha sido abusada, vejada, violada. Desconociendo en absoluto el difícil camino que las víctimas deben transitar hasta poder hablar. Así como el poder reparatorio que tiene el hecho de poder hacerlo.

Según los datos de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), en Argentina solo el 15,5% de denuncias por delitos contra la integridad sexual llegan a sentencias condenatorias. Este patrón se reitera en otros países de la región. En Chile y Ecuador menos del 4% de las denuncias llegan a condena y en Guatemala y Brasil, la tasa de condena por violación sexual es solo del 1%.

“ESTO NO NOS ADOCTRINA”

En una conferencia de prensa realizada en las oficinas de Amnistía Internacional en Argentina, Thelma Fardin señaló: “Que esto no sea un mensaje para callarnos. Esto es una batalla que ganamos. Hay muchas personas que se animaron a romper el silencio y hoy, a ellas les digo que esto no nos adoctrina”.

La búsqueda de reparación del daño producido por el abuso sexual no solo tiene lugar a través de la Justicia, que muchas veces se dilata o no llega provocando aún  mayores daños en las víctimas.

En el caso que analizamos, podemos observar que aunque la respuesta judicial no fue la esperada, el proceso de acompañamiento tanto personal como institucional que tuvo Thelma Fardin, aun en medio de las resistencias y los ataques contra su persona que aún continúan, fue fundamental para dejar claro que el abuso existió y no fue una mera fabulación de la víctima.

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