EL NORTE realizó una encuesta en redes para conocer la incidencia de la nueva marcación de productos alimenticios que advierte sobre los excesos de componentes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías. Aquí la opinión de los nicoleños y la mirada de la presidenta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición, Lic. Ana Cáceres.
De la Redacción de EL NORTE
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Meses atrás comenzó a regir la obligatoriedad de cumplir con la ley de etiquetado frontal de los alimentos. La norma, sancionada en octubre de 2021, había otorgado una prórroga de seis meses a los principales fabricantes y el plazo se cumplió.
Los sellos negros se van multiplicando en las góndolas al concretarse los reemplazos de mercadería y los compradores son así debidamente advertidos respecto de la presencia de excesos de grasa, azúcares o sodio entre los ingredientes de los alimentos.
En ese marco, EL NORTE realizó una encuesta en redes para conocer la incidencia de la nueva marcación de productos alimenticios en la vida cotidiana. A la pregunta de si los octógonos negros cambiaron su conducta de consumo, una marcada mayoría de nicoleños respondió negativamente con el 69 por ciento de los votos, mientras que el 31 por ciento respondió de manera afirmativa.
“Creo que sería muy apresurado arribar a conclusiones definitivas sobre este tema, ya que estamos en el proceso de implementación de la ley y este proceso, prevé una gradualidad”, consideró la Lic. Ana Cáceres, Presidenta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición.
En diálogo con este medio, la especialista refirió: “Si bien se cumplieron los plazos de implementación para las grandes industrias todavía están en vigencia los plazos para las pymes y, por otra parte, también existe un stock de productos en circulación en el mercado. Entonces, actualmente convive la aparición de sellos en los productos provenientes de las grandes empresas, con el stock circulante y los productos provenientes de pyme que están dentro de su tiempo de adecuación. Esta situación es compleja pero sabíamos que lo íbamos a tener transitar”.
Efecto “sorpresa”
Cáceres indicó que desde la Federación observan “aceptación de la ley por parte de los consumidores y mucha sorpresa”. “Esto es porque uno de los puntos más reveladores de esta ley tiene que ver con aquellos productos que los consumidores percibíamos como ‘saludables’ y ante la aparición de los octógonos, nos damos cuenta que no lo son y que contienen uno o más nutrientes críticos. Esto genera mucho asombro y sorpresa, nos enfrenta a la verdad de lo que estamos consumiendo”, evaluó.
Cabe recordar que la ley busca garantizar el derecho de los y las consumidoras a contar con información clara, sencilla y que puedan realizar compras y un consumo responsable. Por otra parte, apunta a proteger las infancias de estrategias de marketing engañosas a través de la regulación de la publicidad, promoción y patrocinio, también la protección de los entornos escolares en donde la ley prohíbe el ingreso de esos productos a las escuelas.
“Los beneficios que buscó esta ley son justamente estos derechos a la información en la protección de las infancias y avanzar sobre el derecho a una alimentación adecuada, que los consumidores puedan optar libremente pero responsablemente por una alimentación más saludable. La legislación intenta modificar o incidir sobre los patrones de consumo que hoy son nocivos para la salud, porque existe un elevado consumo de productos alimentos ultra procesados y bebidas industrializadas (gaseosas y jugos). El fin último de la ley es poner freno a la curva ascendente y el crecimiento de la mala nutrición y las enfermedades no transmisibles, estos son objetivos a largo plazo. Al corto y mediano plazo, generar un cambio en los comportamientos de compra y consumo. Sabemos que estamos por buen camino”, afirmó.
Incumplimiento vs. voluntad
En cuanto a los plazos, Cáceres remarcó que “están vencidos para las grandes empresas” por lo cual deben adecuarse a la ley. “Hay empresas que están usando estrategias para incumplir la ley, implementan estrategias engañosas como puede ser el ‘doble frente’ del envase, con las que pretenden confundir a los consumidores u ocultar el sello y que éste no sea tan visible. Existieron otras estrategias de incumplimiento de la ley, sobre todo para las pascuas, en donde las empresas incumplieron la cuestión de las sorpresas o los juegos asociados al consumo de un producto con sello, esto sería negativo. Sin embargo, también vemos que algunas empresas muestran voluntad de reformulación de sus productos; vamos a ir viendo con el correr de los meses como se van adecuando. Tenemos una posición positiva acerca de cómo van a responder la industria y la sociedad en su conjunto ante esta ley”, estimó.