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sábado, octubre 19, 2024
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FUERTE ACUSACIÓN CONTRA LA CLÍNICA SAN NICOLÁS

Un sampedrino de 74 años, con una trombosis aguda de aorta que obligó a la amputación de sus piernas en la Clínica San Nicolás, murió el pasado domingo en San Pedro. Su familia sostuvo –en declaraciones a Infobae– que desde la administración del centro médico de nuestra ciudad se contactaron con una de las hijas para pedirle que fuera a retirar las piernas de su padre porque no contaban con el servicio de deposición de residuos patogénicos. EL NORTE se comunicó con el Dr. Roberto Fernández Viña –referente de la clínica– quien dio otra versión de los hechos.

De la Redacción de EL NORTE
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Un jubilado de 74 años, José Luis Silva, falleció este domingo en San Pedro como consecuencia de una trombosis aguda de la aorta. Desde diciembre, José Luis sufría un fuerte dolor en las piernas y cada vez se le hacía más difícil caminar.

Durante cuatro meses, el sampedrino peregrinó por distintos centros de salud de la zona donde le realizaron diversos análisis y vivió situaciones insólitas, una de ellas en la Clínica San Nicolás donde, según señaló su hija Liliana en declaraciones a Infobae, luego de que le amputaran las piernas, desde la administración se contactaron con ella para pedirle que fuera a retirar las extremidades de su padre porque no contaban con el servicio de deposición de residuos patogénicos.

Peregrinaje médico

Silva quedó internado por primera vez en el hospital de San Pedro, “que es el único que atiende por PAMI”, señaló Liliana. Allí “le diagnosticaron infección urinaria y problemas en los riñones. Nunca le trataron el dolor de piernas. Los médicos nos dijeron que todo ese cuadro es lo que podía provocar el dolor y le dieron el alta”, relató.

Días después, volvieron a llevar al jubilado al hospital, donde “lo atendió un médico que jamás se levantó de la silla para revisarlo y le recetó unas inyecciones de morfina”, contó.

José Luis Silva junto a su hija Liliana

Al día siguiente, Silva había empeorado, por lo que su hija lo llevó nuevamente al hospital. “Gracias a Dios lo atendió un médico residente muy joven y enseguida detectó que tenía todas las piernas moradas de las rodillas para abajo y las venas hinchadas, como si le fueran a explotar. Inmediatamente lo mandó a hacerle un eco-doppler a otro centro de salud, porque en el hospital no tienen esos equipos, pero nos encontramos con que no había camas en ningún lado”, recordó.

Fue entonces cuando el sampedrino ingresó de urgencia a terapia intensiva de la Clínica San Nicolás los primeros días de marzo.

Una vez conseguidos los dadores de sangre para concretar la operación, los hijos de Silva se encontraron con un nuevo impedimento: les exigieron $200.000 para pagar los honorarios del anestesista. “¿Sabe por qué le pedimos la plata? Porque PAMI nos paga entre 7000 y 9000 pesos por cirugía”, contó que le explicó el profesional.

Liliana le replicó al cirujano que no tenían ese dinero. “Yo soy una empleada doméstica que gana 600 pesos la hora. Mi hermano es albañil y por estar acá conmigo lo dejaron sin trabajo, otros dos hermanos que tengo ni siquiera pueden venir a cuidar a mi papá porque no pueden costearse el micro y mi otra hermana está enferma. ¿De dónde quiere que saquemos la plata?”, cuestionó al profesional. Ante lo cual, sostuvo que el médico le dio a entender que si no conseguían el dinero, lo iban a mandar de vuelta al hospital de San Pedro.

Contexto que llevó a las hijas de Silva a presentarse en las delegaciones de PAMI en San Nicolás y en San Pedro, y en ambos lugares explicaron que el centro de salud no debía cobrarles ningún pago extra, y sugirieron que elevaran una queja formal. Efectuado el reclamo, el jubilado fue intervenido quirúrgicamente sin abonar nada, y tuvieron que amputarle ambas piernas.

Lo menos pensado

Sin embargo, lo más asombroso ocurrió dos semanas después de que Silva fuera sometido a la cirugía y dado de alta. “Me llaman desde la administración de la clínica y me dicen que debía ir a buscar las piernas porque ellos no tenían cómo desecharlas y pretendían que me hiciera cargo”, relató la hija.

“¿Usted me está jodiendo, no? No tengo forma de ir, mi papá está internado nuevamente y no lo puedo dejar solo. ¿Qué quiere? ¿Que le mande una moto a buscarlas?”, contestó.

El empleado le sugirió que contratara un servicio de sepelio, y le aseguró que ellos se encargarían “de cremar las piernas y guardarlas en una urna”. “‘Así, el día que tu papá muera se pone todo junto en el cajón’, me explicó sin pudor el señor”, contó.

Tras lo cual, Liliana se comunicó con la delegación de PAMI de San Pedro y le indicaron que ella no tenía que retirar nada, sino que la clínica debía hacerse cargo. Y finalmente así fue.

Todos los hijos de Silva quedaron muy disconformes con la tardía atención médica que recibió su padre en San Pedro y acusan a la obra social de abandono de persona y mala praxis, al tiempo que evalúan iniciar acciones legales. Liliana se presentará en los próximos días ante la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 5 de San Pedro y llevará las historias clínicas como pruebas. “Yo nunca me voy a olvidar de que por culpa de los médicos de PAMI y toda la burocracia administrativa, tardaron en diagnosticar y operar a mi papá”, finalizó.

Réplica de la clínica

Sin embargo, en diálogo con EL NORTE, el Dr. Roberto Fernández Viña –referente de la Clínica San Nicolás– indicó: “Fue un paciente que vino en estado gravísimo, fue atendido perfectamente bien en la Clínica San Nicolás bajo cobertura de PAMI absolutamente gratuita. Estuvo 15 días internado, se fue curado a su ciudad a cursar el posoperatorio de la cirugía que había andado muy bien. Y posteriormente, por motivos que desconozco, falleció en una clínica de San Pedro. Lo que pasó acá fue que el paciente se había olvidado, dejado, las piernas por una amputación y le planteamos (a la familia) que tenían que venir a retirarlas, pero no tenían dinero, así que la clínica dispuso su cremación. Pero sin problema. Con nosotros están muy agradecidos. Lo que se escribió fue la tergiversación de una periodista que entendió mal lo que la familia había querido decir. La familia estaba muy angustiada porque, ante una descompensación, habían pedido volver a traer al paciente a San Nicolás donde le habíamos salvado la vida y no le dieron bolilla en San Pedro”.

Y agregó: “No hubo ningún problema. Fue un paciente derivado de la ciudad de San Pedro con un cuadro de una trombosis aórtica, que lo tratamos, lo salvamos, porque estaba con insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, lo logramos recuperar. Se le tuvieron que amputar las dos piernas porque estaban gangrenadas. Incluso la familia estuvo alojada en la clínica porque no tenían dónde alojarse”.

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