Se fue de la ciudad apenas con 12 años en busca del gran sueño de ser futbolista profesional. Pasó momentos difíciles en las inferiores de Lanús y Rosario Central, hasta que en Paraná encontró la alegría. Hoy, con 21 años y 1.95m, está afianzado como jugador de Primera en el “Patrón”. “Soy lo que soy gracias a todo ese sacrificio que hice”, contó.
EZEQUIEL GUISONE
[email protected]
La historia de Juan Cruz Guasone con el fútbol de San Nicolás duró demasiado poco, y es por eso que su irrupción en la máxima categoría del fútbol argentino con la camiseta de Patronato en 2020 (en plena pandemia) sorprendió a todo el ambiente futbolero nicoleño.
Juan se fue de la ciudad con apenas 12 años. Hizo todo el fútbol infantil en Somisa, a la vez que jugaba la Liga de Baby Fútbol con Boca, club de la zona norte de nuestra ciudad. “Me acuerdo que con Somisa teníamos un equipazo, siempre salíamos campeones, y fuimos a un torneo donde había veedores de varios clubes de Primera: Gimnasia, Lanús; salimos campeones, yo metí un torneo buenísimo, había hecho un montón de goles”, contó el nicoleño, que a esa edad jugaba de mediocampista. “Vino un veedor de Lanús a charlar con mi viejo e insistió en que fuera a probarme a Buenos Aires. Yo tenía 12 años y la ilusión de ser jugador de fútbol, pero no era muy consciente, porque no sabía lo que conlleva a esa edad irse tan solo. Pero me probé una semana en Lanús, quedé y me fui”, recordó.
“Para serte sincero, yo si tuviese un hijo no lo dejaría irse a esa edad”, reconoció, a la vez que aseguró: “igualmente soy lo que soy hoy en día gracias a ese sacrificio que hice; si no me hubiera ido con 12 años tal vez hoy no jugaría al fútbol, así que no me arrepiento de nada y agradezco a todos los clubes en los que he estado”.
En Lanús estuvo dos años: el primero con buenas sensaciones, y el segundo complicado por una seguidilla de lesiones. Luego pasó a Rosario Central. “Ahí también estuve dos años y tampoco fue un paso muy bueno, no jugué muchos partidos. Venía de varios años sin poder estar dentro de una cancha, el sacrificio de estar lejos y no jugar se hacía muy difícil, pero yo tenía en la cabeza que quería llegar, que quería hacerlo, y busqué la manera. Creo que uno de mis fuertes siempre fue eso, que ante las cosas malas siempre trato de verle lo positivo, porque pasé momentos muy malos en Buenos Aires y en Rosario, porque realmente no jugaba”, contó Juan, que con 17 años decidió probarse en Patronato de Paraná. “Ahí arrancó lo lindo”, definió.
Patrón de la defensa
“Empecé a jugar y agarrar ritmo; hice sexta división, medio año en quinta y ya llegué a Reserva. Debuté en Primera en 2020 contra Huracán y ahí arranqué. Ya estoy afianzado en el primer equipo, sumando minutos y partidos… muy contento”, expresó Guasone, que para tener su debut en Primera contó con algo de suerte. “Gustavo Álvarez era el técnico, yo era el quinto central, pero era la época del Covid y se contagiaron dos de los centrales, entonces me metí en el banco. Y justo otro de los centrales que iba a jugar fue padre, así que me metí en el equipo titular, pero estaba preparado porque venía entrenando hacía un montón, la venía peleando, así que jugué ese partido contra Huracán y ahí arranqué”, contó el nicoleño.
“En el fútbol son más malas que buenas, es la realidad. Son muchos momentos de pelearla, de sacrificio, de lucha, pero los pocos momentos de gloria valen más que mil batallas perdidas”, definió.
Pese a que está muy complicado con el promedio, Patronato empezó a sumar buenos puntos y se ilusiona con la permanencia. Para eso, la llegada de Facundo Sava como DT fue clave. “Se vio un cambio rotundo en este torneo. Nosotros venimos de campañas malas, y con la llegada del Colo ahora se cambió la forma de jugar. Antes éramos un equipo más conservador, y ahora no nos importa nada, salimos a ganar los partidos, sea Boca, River o el que sea que esté enfrente. La idea de salir a buscar el partido está siempre. Además en la situación en la que estamos necesitamos ganar, y la necesidad de sumar puntos te lleva a eso, a arriesgar, por eso el equipo juega tan arriba. Los centrales jugamos siempre mano a mano, nos vamos hasta la mitad de cancha, nos la jugamos, tenemos que arriesgar porque si no estamos complicados”, analizó el defensor, y amplió: “Tenemos la estadística y somos uno de los equipos de Primera que más corre, vivimos presionando, corriendo, vamos todos, volvemos todos, nuestro fuerte es esa intensidad y hacemos un desgaste tremendo”.
Inolvidable
El domingo, el Patrón se dio el gusto de golear a Boca en un estadio repleto. “No sé si fue mi mejor partido porque la realidad es que no tuvimos mucho trabajo, pero sí fue el partido más lindo que me tocó vivir por el marco de gente y por lo que significa ganarle a Boca… se disfrutó mucho”, contó Juan, que salió muy golpeado en su rostro. “En una jugada choqué con mi compañero de zaga (Álvarez), y me dio sin querer con el hombro. El árbitro me sacó porque me sangraba, me pegaron con la gotita, pero se volvió a abrir. En el momento, con la adrenalina del partido, no me dolía nada, pero después me hice estudios y tengo fracturada la nariz. Igual no pasa nada, me pongo una máscara y listo”, tiró entre risas.
A la hora de destacar a un delantero rival que lo haya sorprendido, no dudó: “Julián Álvarez”. “Nos agarró un día en el Monumental y nos metió cuatro goles. Es muy rápido y tiene un olfato goleador increíble. Nos metió goles que los ves en Europa nomás, por eso hoy está donde está”, contó.
El nicoleño tiene contrato con Patronato hasta 2024 y tiene su cuerpo y su mente comprometidos con el objetivo de mantenerse en Primera, aunque jugar fuera del país es algo con lo que sueña. “Son metas que uno se va proponiendo y buscando, y también es el sueño de todo futbolista, poder jugar en las grandes Ligas. Debe ser algo hermoso. En fútbol uno nunca sabe, un partido te puede cambiar la vida, y un buen campeonato ni hablar”, cerró.
Una banda nicoleña
Pese a que se fue de la ciudad con apenas 12 años, Juan tiene un grupo de amigos de San Nicolás que lo siguen a todos lados. “Son mis amigos de la vida, que jugaron en Somisa conmigo de chiquito, y que obviamente cuando yo me fui a Buenos Aires o a Rosario también han estado. Son los amigos de la infancia, esa amistad que es para toda la vida”, definió.