La peligrosa tendencia de los jóvenes entre 15 y 35 años de tener relaciones sexuales sin protección se reflejaría en el aumento del 42% de los contagios de sifilis.
Los cambios en los hábitos sexuales, sobre todo de los jóvenes entre 15 a 34 años, fueron factores más determinantes para que en los últimos 6 años los contagios de sífilis hayan aumentado en el país un 42%.
Es la conclusión a la que llegaron los profesionales especializados al analizar recientes datos difundidos por el Ministerio de Salud.
Es que se viene detectando el mal uso de los preservativos o directamente que se los utilice menos y al mismo tiempo, que haya crecido el sexo casual.
De acuerdo con estudios realizados en el marco del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas de la UBA, solo el 5% de los adolescentes usa siempre el preservativo en sus relaciones íntimas, que sería la forma más segura de evitar infecciones de transmisión sexual como la sífilis.
Se trata del principal motivo detrás de la reaparición de una afección que, en algún momento, se creyó erradicada.
El año pasado se registraron 32.293 nuevos casos y para 2024 se prevén guarismos similares, el máximo de las últimas tres décadas.
Es una tendencia mundial que se replica en Argentina, donde la curva de contagios se encuentra en alza desde 2010, cuando se registraron menos de 5.000 enfermos, al igual que sucediera entre 1994 y 2001.
De modo que en los últimos 15 años, la sífilis no paró de incrementarse, con la excepción de la pandemia de coronavirus, en 2020 y 2021.
El informe oficial se centra en el período 2018-2023. En ese lapso, en el país se notificaron en total 129.620 casos.
Al inicio de la serie fueron 22.734 y el año pasado superaron los 32.000.
En el mismo período aumentó también la tasa de incidencia de la enfermedad. Mientras en 2018 fue de 51 casos cada 100.000 habitantes, en 2023 fue de 69.
Franja etárea
La franja etaria con mayor tasa de incidencia es la que incluye a personas de entre 20 y 24 años, con 219 casos cada 100.000.
Luego siguen los grupos de 25 a 29 años (tasa de 185) y de 30 a 34 años (126). Son más las mujeres afectadas (55,4%) entre los 15 y los 39 años; por encima de los 50 es mayor el número de hombres.
“La sífilis continúa siendo un importante y creciente problema de salud pública”, advierte el último Boletín Epidemiológico Nacional.
Las diferencias más grandes de tasas por sexo se observan entre 15 y 34 años, con mayores contagios en el sexo femenino (probablemente relacionado con una mayor accesibilidad a servicios de salud).
Qué es la sífilis y cómo se transmite
La sífilis es una infección de transmisión sexual producida por una bacteria llamada Treponema pallidum que afecta tanto a varones como a mujeres.
Puede ser congénita (transmitida de madre a hijo durante el embarazo) o adquirida (transmitida por vía sexual o por transfusión de sangre).
Es fácil de tratar y curar. Aunque en caso de no ser detectada a tiempo y tratada, puede generar complicaciones.
Se transmite a través de relaciones sexuales (vaginales, anales u orales) sin preservativo con una persona que tenga sífilis, debido al contacto con las lesiones de la piel o de las mucosas, ya sean chancro o sifilides.
También, se puede transmitir de la persona gestante al bebé durante el embarazo o por una transfusión de sangre infectada.
Combate del sida
La Organización Mundial de la Salud destacó que el uso de preservativos fue decisivo para combatir la pandemia mundial de sida: las simulaciones de modelos indican que la mayor utilización del preservativo registrada a partir de 1990 evitó unos 117 millones de nuevas infecciones por el VIH.
En 2020, hubo 374 millones de casos nuevos de infecciones de transmisión sexual en todo el mundo, en adultos de 15 y los 49 años de edad.
El uso correcto y sistemático del preservativo por parte de los hombres evita el 98% de los embarazos no deseados. Cuando se usan preservativos femeninos, ese porcentaje es del 95%.
El preservativo, usado bien y siempre, previene muy eficazmente (98%) distintas infecciones de transmisión sexual, como el VIH, la Hepatitis B y C, la sífilis, la gonorrea, y la clamidiasis, así como la transmisión del virus del papiloma humano (HPV) y del virus del Herpes Simplex 1 y 2. Usado incorrectamente, su eficacia ronda el 87%.
Las desigualdades de género, especialmente en las relaciones íntimas, son un obstáculo importante para el uso del preservativo y deben abordarse.
Según estudios realizados en febrero de 2022 por la OMS, las intervenciones que utilizan un lenguaje positivo en materia sexual, incluso para referirse al placer sexual, contribuyen a aumentar el uso del preservativo.
Condón
La primera mención a un condón o preservativo se remonta al año 3000 antes de Cristo.
Según una leyenda, Minos, rey de Creta, usaba una pieza hecha con vejiga de cabra para proteger a sus parejas de contraer enfermedades sexuales (este sería así, el primer preservativo masculino).
Otros cuentan que su esposa, Pasifae, se insertó la vejiga del animal en la vagina (y así surge la primera mención de un preservativo femenino).
Los antiguos egipcios también tenían su método: encontraron un condón en la tumba de Tutankamón que contenía muestras del ADN del faraón.
Estaba hecho de lino fino, empapado en aceite de oliva y había sido atado a una cuerda, para que colgara de su cintura.
Esto fue en el año 1350 antes de Cristo. Cada clase social tenía un color asignado, según expertos.
En la Antigua Roma fabricaban preservativos de lino, pero también de intestinos, vejigas de ovejas y cabras para frenar la propagación de enfermedades como la sífilis.
El término condón procedería de un médico de la corte del rey Carlos II de Inglaterra, que gobernó en el siglo XVII. Este rey quería evitar tener hijos ilegítimos (ya que había tenido varios hasta ese momento).
El doctor Condom, por encargo, investigó al respecto, y se le ocurrió hacer una vaina de intestino de cordero, y le aconsejó al rey usarla durante las relaciones sexuales.
La versión moderna del preservativo pertenece al estadounidense Charles Goodyear.
A mediados del siglo XIX calentaba el caucho natural con azufre para formar un material más maleable, duradero y elástico.
El látex (un producto derivado del árbol del caucho), en la década de 1920, revolucionó la industria de los preservativos.
Los preservativos de látex actuales pueden estirarse hasta 8 veces su tamaño original sin romperse
Los síntomas
Los síntomas aparecen después de contraer la bacteria, y difieren según el estadio de la enfermedad.
Generalmente, sin tratamiento la enfermedad tiene diferentes etapas clínicas: primaria, secundaria, latente y terciaria.
– En la fase primaria, se presenta una pequeña llaga o úlcera llamada chancro que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo donde hubo contacto con la bacteria. Las zonas más comunes son la boca, ano, vagina o pene. Generalmente, es única y tiene bordes con relieve. La llaga o úlcera en general no duele, y sumado a que puede ocurrir en lugares que no se ven (como la vagina, el recto o la garganta), puede pasar desapercibida. El chancro desaparece sin ningún tipo de tratamiento después de unas semanas.
– En la fase secundaria, un tiempo después de desaparecida la llaga puede aparecer erupción (o ronchas) en el cuerpo. Sobre todo, en el tronco, palmas y plantas. También, pueden aparecer lesiones en la boca, fiebre, aumento generalizado del tamaño de los ganglios y caída del cabello.
– En la fase latente, no hay síntomas y puede permanecer de esta manera durante muchos años. Sin embargo, puede detectarse mediante una prueba de laboratorio.
– La fase terciaria ocurre después de muchos años de tener sífilis sin haber recibido tratamiento y puede provocar dificultad de movimiento de brazos y piernas, parálisis, entumecimiento, alteraciones visuales y enfermedades del corazón.