La localidad mendocina comparte nombre con una de las ciudades más famosas del mundo, pero su propuesta de turismo no puede ser más diferente.
Es posible que resulte desconocido para muchos, pero lo cierto es que la Argentina, como los Estados Unidos, cuenta también con un enclave fascinante denominado: Las Vegas. Sin embargo, lejos de las luces de neón, los casinos y los grandes complejos hoteleros, Las Vegas de Argentina se presenta en el lado opuesto del turismo de masas como un ejemplo perfecto del denominado “turismo slow”, que se caracteriza por la sostenibilidad y el “elogio de la lentitud”.
En Las Vegas argentina, uno se puede imaginar en el Rio Hotel & Casino en plena partida de Holdem Poker como si disputase el evento principal de las Series Mundiales de Póquer que se celebra cada año en la ciudad de Nevada, pero tendrá que jugar online desde alguna de las plataformas especializadas que ofrecen esta y otras variantes del juego de cartas. Acá, en este lugar de Mendoza, se cambia el verde del tapete de las mesas de casino por el verde de los bosques de álamos que caracterizan el espectacular valle en el que se encuentra una localidad que apenas llega al medio millar de habitantes.
Pese a sus enormes y evidentes diferencias, en realidad, las dos villas tienen similitudes. La ciudad más grande del estado de Nevada recibió el nombre de Las Vegas de mano del explorador español Antonio Armijo, en 1829, después de observar lo que era la única zona fértil de esa parte del desierto de Mojave.
La localidad argentina, por su lado, es la manifestación de un fenómeno común a lo largo de los Andes; las vegas son “hidrosociecosistemas esenciales de las regiones andinas”, es decir, humedales situados en alto que se caracterizan por su gran biodiversidad. Así pues, en cierto modo, esta Las Vegas también es una “ciudad que nunca duerme”, ya que está plagada de vida y movimiento durante todo el año. Eso sí, en este caso, el único pecado que se puede cometer es no disfrutar del espectáculo de la Naturaleza.
El paisaje de Las Vegas, dependiendo de la estación, puede ser completamente diferente en cada visita. Los tonos ocre y marrón del otoño, las montañas nevadas del invierno o el azul y el verde luminosos del valle en primavera esconden múltiples especies animales y vegetales que se pueden observar si nos adaptamos al pausado ritmo de la región.
Qué hacer en Las Vegas, Potrerillos, Mendoza
Las Vegas es una localidad situada en un valle junto al río Blanco que forma parte del distrito de Potrerillos, en el departamento de Luján de Cuyo, Mendoza. Por su situación natural, pese a su reducido tamaño, Las Vegas funciona como centro de servicios para varias localidades cercanas. Cuenta con un centro sanitario y otro cultural, una escuela y algunas tiendas, restaurantes y cafeterías que ofrecen gastronomía típica del lugar.
Lo más recomendado para quienes visiten Las Vegas si desean desplazarse a otros lugares cercanos es contar con transporte propio, ya que las comunicaciones no son tan frecuentes como en Mendoza, ciudad que no se encuentra a gran distancia.
También relativamente cercano a Las Vegas, a unas 2 horas en auto, está el Parque Provincial Aconcagua, una de las mayores atracciones turísticas de Mendoza. Aun así, el atractivo natural de la localidad es más que suficiente para garantizar diversas jornadas dedicadas a descubrir diferentes parajes.
En lo alto del pueblo, ofreciendo vistas espectaculares del valle, se encuentra el Valle del Sol, al que se puede subir por un sendero que se corona con la capilla de la Parroquia de San José de las Montañas. Además, hay distintos cerros que ofrecen rutas de senderismo de diferente dificultad, por lo que todo el mundo puede disfrutar de la experiencia. Algunos de estos cerros, como el de la Virgen, se encuentran en la reserva natural “Divisadero del Plata”, creada para la preservación de la flora y fauna autóctona.
En los alrededores de Las Vegas, encontramos desde tres arroyos, que tendrán agua o no dependiendo de la época del año, hasta la tercera montaña más alta de Mendoza tras Aconcagua y Tupungato; se trata del Cerro Plata, a unos 6200 m sobre el nivel del mar.
Esta zona ofrece distintas opciones de alojamiento que nos pueden servir de base para realizar nuestras excursiones y visitas, pero lo más común es hospedarse en alguna de las cabañas que parecen camufladas en el impresionante paisaje de Las Vegas.