“Al regresar a la escuela nos encontramos con niños ansiosos, desorientados por la falta de rutina y en muchos casos desanimados por la vuelta a clases. Fue un nuevo inicio, en el que hubo que volver a marcar los tiempos, ya que éstos se vieron desdibujados por esta falta de contacto con el docente”, marcó la psicopedagoga Camila Flores, quien se desempeña como Acompañante Externo y brinda apoyo escolar a niños de diferentes edades.
Ma. Laura González Olalde
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A un año y medio de pandemia, tras un 2020 con intensos meses de ausencia total de presencialidad en las aulas y con un inicio de 2021 con presencialidad restringida a burbujas, los estudiantes se ven obligados a amoldarse a la realidad educativa presente. Sin embargo, no todos lo hacen con la misma facilidad e incluso muchos presentan retrocesos en el aprendizaje y afección anímica. En un intento de aproximación a la problemática, EL NORTE entrevistó a Camila Flores, psicopedagoga que se desempeña como Acompañante Externo en una institución educativa y brinda apoyo escolar a niños de diferentes edades.
¿Con qué panorama te encontraste al retomar la actividad luego de la cuarentena estricta del 2020?
Al regresar a la escuela nos encontramos con niños ansiosos, desorientados por la falta de rutina y en muchos casos desanimados por la vuelta a clases. Fue un nuevo inicio, en el que hubo que volver a marcar los tiempos, ya que éstos se vieron desdibujados por esta falta de contacto con el docente. Si bien es cierto que se han mantenido las clases a través de la virtualidad, las dificultades que presenta la misma se hacen evidentes.
¿Cuáles son las principales dificultades que observás en los niños/as? ¿Varían según las edades?
Mayormente los niños manifiestan problemas atencionales sumados a la desorganización propia de esta falta de rutina. Si bien es necesario destacar el gran trabajo que han hecho los padres todo este tiempo, también es pertinente remarcar que no todos cuentan con las herramientas y el tiempo idóneo para dedicarle a sus hijos, lo cual puede generar en el niño aprendizajes deficientes. Considero que estas dificultades han afectado en gran parte a todas las edades, si bien pueden tener mayor incidencia en los más pequeños, suelen también manifestarse en adolescentes.
¿Cómo repercute la falta de presencialidad y esta nueva presencialidad en burbujas intermitentes?
Es evidente que la escuela cumple un rol fundamental, la presencialidad en ella es necesaria para los niños, no solo porque es el espacio donde aprenden contenidos educativos, sino también porque es el lugar que le permite generar vínculos con sus pares y relacionarse en otro ámbito distinto al entorno familiar. Si bien los docentes están duplicando su esfuerzo para que las clases no sean solo entregar tareas y deberes, sino que haya un mensaje hacia los niños, muchas veces es difícil. Es por eso que se valora tanto el espacio del aula y todo lo que conlleva la misma.
¿Cómo ayuda la psicoterapeuta en estos casos? ¿Hay nuevo público que requiere de tus servicios ahora en este contexto de pandemia que antes no lo hacía? ¿Por qué?
Actualmente me he encontrado con familias nuevas, de niños que no presentan discapacidad, pero que han empezado a manifestar dificultades a la hora de realizar las tareas escolares. Creo que la causa más común por la cual los padres salen en busca de un apoyo es por lo mencionado anteriormente acerca de la falta de tiempo y de herramientas, e incluso porque ya se sienten colapsados y no saben cómo lograr que sus hijos respondan favorablemente. También debemos tener en cuenta que no todas las personas manejan las tecnologías y que tienen limitaciones.
¿Cómo incide esta situación en chicos que tienen algún problema de base? ¿Y en los que no tienen patologías previas?
Los niños con discapacidad fueron los más perjudicados durante esta pandemia, la falta de terapias y de asistencia a la escuela generó un mayor impacto en ellos. Si bien hubo muchas familias que se esforzaron por seguir avanzando, por buscar las herramientas y los conocimientos para poder ayudar a sus hijos, también hubo otras para las que la pandemia significó un retroceso, meses de pérdidas o estancamiento de aprendizajes. En cuanto a los niños que no presentan dificultad creo que el mayor desafío fue poder sostener la organización, es decir, tener un espacio destinado a las tareas escolares, más allá de la falta de presencialidad.
¿Qué aconsejás a las familias para acompañar a sus hijos en edad escolar mientras duren las restricciones educativas?
Mi consejo para las familias es que a la hora de acompañar los aprendizajes de los niños siempre lo hagan desde el amor. Los aprendizajes significativos son aquellos que nos marcan, que dejan una huella en nosotros, y a partir de los cuales seguimos generando deseo de aprender. También es recomendable que generen una rutina diaria en casa, un espacio destinado exclusivamente a las tareas escolares, con el fin de acompañar la rutina escolar y para no perder la constancia. Es necesario que los niños comprendan que la falta de asistencia a la escuela no significa que pueden estar en casa como si estuviesen de vacaciones, sino que las condiciones actuales nos han presentado un nuevo panorama al cual debemos ir adaptándonos paulatinamente. Por otra parte, no deben considerarse malos padres si en algún momento requieren buscar apoyo extra, ésa también es una manera de colaborar con el aprendizaje de sus hijos.