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sábado, noviembre 30, 2024
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Víctimas colaterales: la otra cara de un femicidio

EL DÍA DESPUÉS

El año pasado se registraron en el país 272 muertes vinculadas a la violencia de género. Al menos 219 hijas e hijos se quedaron sin sus madres. Para la familia de esas mujeres nada vuelve a ser igual. La hija de Alicia Muller asesinada en 1997 y el hermano de Rocío Gómez, cuyo bebé apareció abandonado en San Nicolás en 2011, son víctimas colaterales de femicidio. Relatan el después del crimen.

EPÍGRAFE. El femicidio de Rocío Gómez se cometió en 2011. Su bebé fue encontrado abandonado en cercanías del campito de la Virgen de San Nicolás.

De la redacción de EL NORTE
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En 2023 se registraron en Argentina 272 muertes como consecuencia de la violencia de género, de ellas 250 fueron víctimas directas de femicidio y 22 resultaron femicidios vinculados. En esta última categoría entran las personas que murieron por intentar impedir el crimen o que quedaron atrapadas “en la línea de fuego” y personas con vínculo familiar o afectivo con la víctima, asesinadas con la finalidad de castigar y destruir psíquicamente a la mujer a quien consideran de su propiedad.

Un reciente informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro informó los crimenes de género ocurridos desde el 1° de enero al 24 de noviembre de 2024: hubo 239 femicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas y 20 femicidios vinculados de varones adultos y niños. En este período 304 hijas/hijos quedaron sin madre, el 52% son menores de edad.

El femicidio fue reconocido como tal en Argentina en diciembre de 2012 a través de la ley 26.791 que incorporó la figura al art. 80 del Código Penal imponiendo para los autores la pena de prisión perpetua y especifica que ya no se podrá aplicar ni plantear circunstancias extraordinarias de atenuación en casos donde la persona acusada hubiera realizado actos de violencia contra la mujer víctima. Antes el llamado “crimen pasional” contemplaba una pena mucho menor y el homicida podía acceder a atenuaciones y beneficios que morigeraran la condena.

Pero también, además de las directas y de las vinculadas, existe otra categoría de víctimas: las víctimas colaterales, que son los padres, hermanos, hijas e hijos que quedaron sin su madre ultimada por violencia sexista. Estas personas deben afrontar la pérdida, el dolor, el miedo y cargarse al hombro la búsqueda de justicia.

La hija de Alicia Muller quien fue asesinada en 1997 y el hermano de la joven rosarina Rocío Gómez, cuyo bebé apareció abandonado en cercanías del campito de la Virgen en 2011, en diálogo con EL NORTE, relataron el “después” de los horrendos femicidios.

Femicidio de Alicia Muller

Florencia Martínez, tenía 9 años cuando tres hombres interceptaron el paso de su madre mientras caminaba por las calles de la ciudad y la asesinaron sin piedad. Posteó su testimonio cuando ocurrió el femicidio de Florencia Comas, recordó el de Daiana Almeida y de otras mujeres y por entonces manifestó en redes “Quiero dar mi palabra como hija de una mujer asesinada, ella es Alicia Muller. Un 8 de marzo de 1997, mi mamá salió como de costumbre a hacer su programa radial, fue la última vez que la vi con vida. Pasaron días buscándola. Lamentablemente se cruzó con tres sujetos, que acabaron con su vida, dejándola en un descampado tapada con yuyos. Hoy a las mamás de estas mujeres, les pido que no descansen hasta que se haga justicia, que sean fuertes. Esperemos que esto ya no pase más, que nuestras hijas, madres y hermanas puedan salir libremente y volver a casa sanas y salvas”.

Florencia tiene hoy 37 años, era la menor de los hijos de Alicia. En diálogo con EL NORTE manifestó: “Tenía 9 años cuando mataron a mi mamá, si bien no entendía mucho fue muy difícil, me levanté un día y el mundo estaba dado vuelta. En todo ese tiempo tuve la contención de mis hermanos, que también eran chicos y de mi papá. En ese momento no existía la figura del femicidio. El juez Lezcano trató de darles a los tres homicidas una sentencia más justa para nosotros, pero era lo que la ley marcaba. Los tres hoy están en libertad, tengo hijos y tengo miedo. Uno salió a los siete años de estar preso, el otro también favorecido por el dos por uno y hace poco salió el último que estaba en el Melchor Romero. Estuve presente en el juicio, sin saber del todo lo que le habían hecho a mi mamá.

“Me enteré de cómo fue su muerte cuando llegué a la adolescencia, mi papá había preparado una carpeta con todos los recortes de diarios del caso y me la entregó. Con la ayuda de profesionales pude salir adelante, pude ir asimilando lo ocurrido. Todos los días pienso, analizo y me pregunto por qué, trato de saber qué fue lo que pasó y me pregunto si no hubo más culpables. Salgo adelante pero siempre esta y va estar ese miedo”, concluyó Florencia Martínez.

El crimen de Rocío Gómez

El femicidio de Rocío Gómez ocurrió en 2011. Su cuerpo fue hallado en agosto de ese año en el pozo ciego de una casa de Rosario. Por el hecho fueron condenados varios sujetos en 2014, pero Hernán Lazo logró mantenerse prófugo hasta el 2021. Fue juzgado hace pocos días y condenado a 20 años de prisión por el secuestro, abuso y asesinato de la joven de 17 años. El caso fue muy conocido en nuestra ciudad luego de que el bebé de la víctima, quien por entonces estaba desaparecida, fuera encontrado abandonado en cercanías del campito de la Virgen. El primer condenado fue Juan José Lazo, hermano de Hernán, que en 2014 recibió una pena de 15 años de prisión. El otro fue Jonatan Vargas, a quien le dieron 7 años y 6 meses. No se aplicó la figura de femicidio porque el crimen ocurrió año antes de su incorporación al Código Penal.

Los condenados maniataron y golpearon al grupo familiar, violaron a las mujeres y las obligaron a firmar comprobantes de compraventa de sus dos motos. El bebé de un año y medio, también secuestrado, fue encontrado en San Nicolás el 8 de mayo de 2011.

Jonatan Bustos, hermano de Rocío, manifestó a EL NORTE su dolor al revivir los hechos luego de 13 años y como sobrellevó la familia el horror padecido. “Estamos, en parte, aliviados porque todos fueron condenados. Hoy nos sentimos de duelo porque nunca habíamos podido despedir a Rocío, teníamos todavía una luz de esperanza de encontrarla. El miércoles nos convencimos de que el cuerpo que nos entregaron entonces era el de mi hermana. Era como si recién nos hubieran entregado el cadáver, siempre esperamos que volviera, recién ahora sentimos que la perdimos. Cuando supimos de la condena sentimos alivio. Después de la sentencia nos fuimos en familia al cementerio, averiguamos donde estaba sepultada y la pudimos despedir por primera vez. Desde ese día estamos de luto, juntos, nos apoyamos entre todos, arranca una nueva etapa. Ahora mi hermana va a poder descansar en paz. Sabemos que los jueces hicieron todo lo que pudieron para darle el máximo de pena, nos pidieron disculpas varias veces, pero antes la ley era otra. Mi sobrino, hoy tiene 14 años, no se acuerda de su mamá, pero sabe todo lo que contamos de ella, que era muy buena persona y buena madre. A él lo encontramos cuando la custodia que nos pusieron detuvieron a Hernán merodeando nuestra casa. Al día siguiente nos llamaron para decir que habían encontrado al nene, cerca de la Virgen en San Nicolás, y que lo habían llevado al hospital. Fue mi mamá con la fiscal, y era él. Lo encontró una pareja que andaba en moto. Pasaron y escucharon el llanto de un bebé, estaba acostado en una zanja, le habían dejado la foto de su souvenir y el documento. Por eso se dieron cuenta enseguida de quien era. Yo tenía 13 años cuando pasó todo esto, me hizo mucho daño revivir lo pasado, ver que todo fue real, que no fue una película”, contó.