El megayacimiento neuquino podría generar en 2030, una producción estimada de 1 millón de barriles de petróleo y más de 250 millones de m3 de gas por día.
Ante la sola posibilidad de que el verano sea más caluroso que lo normal surgió de inmediato la hipótesis de cortes de luz por afectar la infraestructura energética y poner en riesgo el abastecimiento de la demanda.
No es el único fenómeno que produce este desequilibrio, sino que se suma al cambio climático, sequías extremas, inundaciones e incendios forestales, un combo que cada país de América Latina y El Caribe viene afrontando a medida que surgen las consecuencias.
La Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) elaboró una propuesta de integración energética en la región que comprende la construcción de infraestructura de interconexiones o aprovechamientos entre países que comparten frontera, como también la creación de espacios favorables para compartir experiencias, buenas prácticas y desarrollar un trabajo conjunto para la planificación.
Ampliaciones de infraestructura
El gas de la cuenca neuquina ocupa un lugar central en la nota técnica elaborada por OLADE sobre la situación de la integración eléctrica en América del Sur, disponibilidad que descuenta se seguirá profundizando en los próximos años con las ampliaciones en la infraestructura de transporte y las inversiones en upstream que se están llevando adelante.
Además de destacar el rol que podría ocupar la Argentina para asegurar el suministro eléctrico a nivel regional gracias a sus abundantes recursos provenientes de Vaca Muerta, en el estudio se hace un análisis de los intercambios que se efectuaron entre el país con las naciones vecinas.
Entre 2020-2023 los intercambios entre la Argentina y Brasil fueron crecientes, alcanzando los 900 MW-medios anuales en 2023 y un factor de uso de las conversoras de frecuencia (ya que la Argentina y Brasil tienen una frecuencia distinta) del 45%.
Cambios hidrológicos
Esto fue así porque en ese periodo la situación hidrológica de Brasil comenzó a mejorar sensiblemente mientras que el mercado eléctrico argentino debió sortear diversos obstáculos como: la bajante histórica del río Paraná que afectó la generación de Yacyretá, los bajos aportes de Salto Grande y de las centrales del Comahue, los altos precios de los combustibles líquidos y del Gas Natural Licuado (GNL) (por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania).
De yapa, las olas de calor que pusieron en jaque y llevaron al límite al sistema.
En cuanto a la represa hidroeléctrica de Salto Grande, los intercambios de excedentes fueron acotados en los últimos años, con una distribución promedio 50/50 entre la Argentina y Uruguay, según precisaron.
El mayor desvío en la distribución de la generación se observó sobre fines de 2023 y principios de 2024, con un aumento en la participación argentina.
Respecto al intercambio con Paraguay por la central binacional Yacyretá, se destacó que la Argentina consumió la mayor parte de la generación de la central, con una participación del 90% para el período 2017-2024.
Mientras que Paraguay incrementó su participación desde mediados de 2019, fenómeno que se explica por la menor generación total de la central.