El devenir histórico traería a San Nicolás en 1983 acontecimientos que darían un elemento distintivo a la ciudad, tal como la conocemos hoy: la fe en María del Rosario. El fenómeno mariano cumplió en este 2023 sus primeras cuatro décadas de rica historia. Un repaso, desde las primeras manifestaciones recibidas por Gladys Motta hasta las alrededor de 500.000 personas que se congregaron el pasado 25 de septiembre en el Santuario.
De la redacción de EL NORTE
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La historia de las apariciones es central cuando se repasan los 204 años transcurridos en San Nicolás desde su Declaración de Ciudad, en 1819. Los importantes acontecimientos marianos comenzaron el sábado 24 de septiembre de 1983, cuando una vecina nicoleña, Gladys Herminia Quiroga de Motta, comenzó a recibir mensajes de una aparición, a la que después identificó como la Virgen del Rosario. A partir de allí, la fe fue constituyéndose como otro de los pilares principales de lo que hoy representa San Nicolás de los Arroyos. Muestra de ello fueron las alrededor de 500.000 personas que el pasado 25 de septiembre pasaron por el Santuario en ocasión de celebrarse los 40 años del fenómeno mariano.
Volvemos al 24 de septiembre de 1983. En la primera oportunidad, Gladys, una mujer muy religiosa, vio iluminarse el rosario colgado en su habitación y rezó. Primero con vecinos que estaban presentes, quienes vieron el fenómeno, y luego sola. Al día siguiente, domingo 25, mientras rezaba, se le apareció la Virgen María con el Niño Jesús en brazos y un rosario. Según contó Gladys, la aparición fue silenciosa: solo hizo ademán de darle a la mujer su propio rosario.
“Vi a la Virgen por primera vez”, escribió más tarde la mujer, que en ese entonces tenía 46 años. Tres días después, ocurrió la segunda aparición, exactamente igual a la anterior. Y el 5 de octubre ocurrió lo mismo.
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Pero el 7 de octubre, fiesta de Nuestra Señora del Rosario, Gladys se animó a preguntarle a la aparición: “¿Qué espera de nosotros?”. En ese momento, la imagen se borró y apareció la visión de un templo.
Lo comunica
El 12 de octubre Gladys se animó a contarle acerca de las apariciones a su confesor, el padre Carlos Pérez, por entonces presbítero de la Catedral de San Nicolás. Y al día siguiente, 13 de octubre, la Virgen le habló por primera vez: “Has cumplido. No tengas miedo, ven a verme; de mi mano caminarás, y muchos caminos recorrerás”.
En 1983, el 27 de noviembre, día de la Medalla Milagrosa y primer día de la Novena a San Nicolás, el padre Pérez se dio cuenta de que la imagen de Nuestra Señora del Rosario, que por largo tiempo había estado en la Catedral y que actualmente se encontraba en el campanario, coincidía con la descripción de Gladys.
En ese momento, se le apareció la Virgen María frente a la imagen, diciéndole: “Me tienen olvidada, pero he resurgido. Ponedme allí, porque me ves tal cual soy. No os apenéis, ya me tendrán. Quiero estar en la ribera del Paraná. Poneos firmes. Allí viste mi luz. Que no flaqueen tus fuerzas. Gloria al Altísimo Padre”.
El padre Pérez hizo entonces reparar la imagen y colocó en sus manos y en las del Niño Jesús un nuevo rosario.
Ante la pregunta de Gladys acerca de si el templo debía ser una capilla o un santuario, la Virgen le dio una respuesta a través de las Sagradas Escrituras. Le dijo que lea Éxodo, capítulo 25, versículo 8, que dice: «Me harán un santuario y habitaré en medio de ellos».
Ladrillo sobre ladrillo
Una vez aprobado el proyecto del templo por parte de la Santísima Virgen, y comenzada su construcción, la imagen fue trasladada al nuevo santuario en 1989, construido gracias a numerosas donaciones, el cual recibe 1.500.000 peregrinos anuales; y San Nicolás se convirtió así en ‘la ciudad de María’.
La Virgen hizo acuñar a Gladys una medalla con la advocación de María del Rosario de San Nicolás y, en el reverso, la Santísima Trinidad con siete estrellas. “Hija mía, el significado de las siete estrellas son siete gracias que mi Hijo Jesucristo concederá a quien la lleve sobre su pecho. Alabado sea el Señor”, le manifestó.
Gladys recibió más de mil ochocientos mensajes de la Virgen, desde el 13 de octubre de 1983 hasta el 11 de febrero de 1990, día del último mensaje.
El obispo de San Nicolás de aquel entonces, monseñor Domingo Castagna, lejos de tomar distancia de ese fenómeno vital que ocurría en su diócesis, lo aceptó, lo guio y lo nutrió, sin dejar de lado la prudencia ni el discernimiento. De manera ejemplar, alentó a los peregrinos que, desde el primer momento, comenzaron a afluir a San Nicolás. Las procesiones empezaron a sucederse todos los meses, los días 25, siendo siempre la más importante y numerosa el 25 de septiembre de cada año, en recuerdo del día de la primera aparición.
El sucesor de monseñor Castagna, monseñor Héctor Cardelli, realizó la inauguración total del templo, la coronación en 2009 de la imagen, la apertura de los mensajes y la declaración de sobrenaturalidad del fenómeno, en el último período de su episcopado. La gente lo recuerda como ‘el obispo de la Virgen María’. Con el actual obispo, monseñor Hugo Santiago, se completó la publicación de mensajes.