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jueves, noviembre 21, 2024
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Un estudio demostró que las personas que viven con perro lo hacen con más años y mejor

Investigadores descubren cómo el “amor incondicional” de una mascota puede influir en la calidad de vida y la longevidad.

Más de un tercio de los propietarios de perros (36 %) se benefician del contacto social que les proporciona su mascota, según un estudio realizado en Hungría y publicado en el portal EurekAlert. Al mismo tiempo, investigaciones anteriores han demostrado que hasta dos tercios de las personas que tienen perros creen que su mascota es más importante que cualquier persona en su entorno.

A la hora de describir el papel de un perro en sus vidas, la gente lo calificó de amigo, familiar, hijo, colega, mascota y guardián. Los resultados de la encuesta también mostraron que casi todos los propietarios disfrutan mucho del contacto físico con su perro (97,6 %) y del “amor incondicional” que les da su mascota (93,7%).

Además de la estrecha conexión emocional y los nuevos contactos sociales, tener un perro puede influir en la esperanza de vida, asegura la Asociación Estadounidense del Corazón. Y es que sus dueños son más propensos a mantener los niveles recomendados de actividad física y sufren menos estrés. También reducen en un tercio el riesgo de morir de un ataque al corazón o un derrame cerebral, así como de desarrollar diabetes.

Otro estudio afirma que la interacción con una mascota puede reducir la tensión arterial alta y el riesgo de hipertensión en ancianos y niños. También hay pruebas de que los niños, cuyas madres tuvieron una mascota durante su embarazo, tienen menor riesgo de padecer hipertensión por contaminantes atmosféricos más adelante en la vida. 

Asimismo, se ha demostrado que las personas con trastorno de estrés postraumático, como los militares, se benefician de los perros de servicio porque reducen la gravedad de su enfermedad, la ansiedad y el sentimiento de soledad. Acariciar a un perro reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta los de oxitocina, la hormona del buen humor.