Las múltiples crisis mundiales han disparado un retroceso en materia de igualdad de derechos para las mujeres. Se estima que para fines de 2022 alrededor de 383 millones de mujeres y niñas vivirán en la pobreza extrema. En la mayor parte del mundo, muchas otras tendrán ingresos insuficientes para satisfacer necesidades básicas, como alimentación, vestimenta y vivienda adecuada.
De la Redacción de EL NORTE
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Según Naciones Unidas, el 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres. Además, una de cada cinco niñas en el mundo vive en condiciones de extrema pobreza. El último informe de la ONU titulado ‘El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Panorama de género 2022’ muestra alarmantes cifras: tomaría 286 años cerrar la brecha de género que existe en cuanto a leyes discriminatorias y protección legal. Las múltiples crisis mundiales han disparado un retroceso en materia de igualdad de derechos para las mujeres.
Por otra parte, faltarían 140 años para que haya una representación equitativa de mujeres en posiciones de poder y liderazgo en el lugar de trabajo, y al menos 40 años para lograr una representación equitativa en parlamentos nacionales. Para erradicar el matrimonio infantil, el progreso es 17 veces más lento en cuanto a los objetivos que se esperan para 2030. Por esta razón, se prevé que las niñas de los hogares rurales más pobres ubicados en zonas afectadas por conflictos sean quienes más sufran.
Vulneración de derechos
Las consecuencias de la pandemia y la reacción violenta contra la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres están reduciendo aún más las perspectivas de igualdad de género. La violencia contra las mujeres sigue siendo alta; las crisis mundiales de salud, climáticas y humanitarias han aumentado aún más los riesgos de violencia, especialmente para las mujeres y niñas más vulnerables; y las mujeres afirman sentirse más inseguras que antes de 2020.
El informe reúne la evidencia disponible más reciente sobre la igualdad de género en los 17 objetivos planteados y adoptados por los líderes mundiales en 2015, que representan una guía para el progreso sostenible e igualitario. Algunos de ellos son: Fin de la pobreza, Educación de calidad, Igualdad de género, Trabajo y progreso económico, Acceso al agua limpia y saneamiento.
Salud y restricciones
Además, se destaca el progreso realizado desde 2015, pero también la alarma que continúa sobre la pandemia de COVID-19, su efecto inmediato en el bienestar de las mujeres y la amenaza plantea a las generaciones futuras. También señala un retroceso preocupante en la reducción de la pobreza y la probabilidad de que los aumentos en los precios agraven esta tendencia. En la actualidad, más mujeres y niñas que nunca se vieron obligadas a desplazarse: alrededor de 44 millones de mujeres y niñas para fines de 2021.
En 2020, por el cierre de escuelas y preescolares se necesitaron 672.000 millones de horas adicionales de cuidado no remunerado de niñas y niños. Suponiendo que las diferencias de género en los trabajos de cuidado se mantuvieron igual que antes de la pandemia, las mujeres habrán cargado con 512.000 millones de esas horas. Además, hoy, más de 1200 millones de mujeres y niñas en edad reproductiva (entre 15 y 49 años) viven en países y zonas con algún tipo de restricción en el acceso a abortos seguros.
Desigualdad con rostro de mujer
Se estima que para fines de 2022 alrededor de 383 millones de mujeres y niñas vivirán en la pobreza extrema en comparación con los 368 millones de hombres y niños. En la mayor parte del mundo, muchas otras tendrán ingresos insuficientes para satisfacer necesidades básicas, como alimentación, vestimenta y vivienda adecuada. Si continúan las tendencias actuales, para 2030 en África subsahariana habrá más mujeres y niñas que hoy viviendo en la pobreza extrema.
El fenómeno conocido como la feminización de la pobreza se refiere a aquellos mecanismos y barreras sociales, económicas, judiciales y culturales que generan que las mujeres e identidades disidentes se encuentren más expuestas al empobrecimiento en nuestra calidad de vida.
La igualdad de género es un derecho. Cumplir con él resulta urgente para enfrentar algunos de los desafíos más necesarios de nuestro tiempo.