Un 24 de enero de 1989, el Estado de Florida ejecutó a Ted Bundy, uno de los asesinos seriales más conocidos de la historia. Su captura, juicio y posterior condena marcaron un hito en la historia criminal de los Estados Unidos. Bundy confesó haber asesinado a más de 30 mujeres, aunque se sospecha que sus víctimas podrían ser muchas más.
Nacido el 24 de noviembre de 1946 en Vermont, Estados Unidos, Bundy tuvo una infancia aparentemente normal, aunque marcada por secretos familiares. Creció creyendo que su madre era su hermana mayor, una revelación que más tarde sería señalada como una posible influencia en su personalidad perturbada.
A lo largo de su vida, Bundy mantuvo una fachada de hombre carismático, inteligente y educado. Estudió psicología y derecho, e incluso trabajó en campañas políticas, lo que contribuyó a su capacidad de manipular y atraer a sus víctimas.
Sus crímenes
Entre 1974 y 1978, Bundy cometió una serie de asesinatos brutales en varios estados de los Estados Unidos, incluyendo Washington, Oregón, Utah, Colorado y Florida.
Engañaba a sus víctimas, principalmente mujeres jóvenes, fingiendo estar herido o pidiendo ayuda, lo que le permitía acercarse a ellas y posteriormente secuestrarlas.
La mayoría de las mujeres fueron golpeadas, violadas y asesinadas de manera violenta. Bundy era conocido por regresar a los lugares donde ocultaba los cuerpos para revivir sus crímenes, mostrando un comportamiento necrofílico.
La captura y el juicio que marcaron la historia
En 1978, la policía arrestó a Bundy en Florida tras una serie de errores que lo llevaron a cometer un crimen sin la planificación que lo caracterizaba.
Durante su juicio, que comenzó en junio de 1979, Bundy optó por representarse a sí mismo, demostrando su confianza en su intelecto y su habilidad para manipular.
El juicio fue televisado y capturó la atención del mundo, en parte por el carisma que Bundy desplegó en la corte y las declaraciones impactantes de los testigos.
Finalmente, el jurado lo declaró culpable por el asesinato de dos mujeres y lo condenó a la pena de muerte.
El fin de Ted Bundy
El 24 de enero de 1989, Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica en la prisión estatal de Florida.
Antes de su muerte, confesó haber cometido más de 30 asesinatos, aunque se cree que el número real de víctimas es mucho mayor.
El caso de Ted Bundy puso en evidencia fallos en los sistemas de justicia y vigilancia de la época, que permitieron que un hombre tan peligroso actuara durante años sin ser detenido. Su historia continúa siendo objeto de análisis psicológico y criminológico, dejando un legado sombrío en la historia de los crímenes más atroces de la humanidad.