Mil personas llegaron a Puerto San Julián, a 2155 kilómetros de Buenos Aires, para ver el fenómeno astronómico. Hasta último momento el cielo estuvo nublado, pero finalmente hubo premio para los que viajaron.
Finalmente, a las 17.27 de ayer, 2 de octubre, el ansiado “anillo de fuego” se mostró en su punto máximo en el cielo de Puerto San Julián (Santa Cruz) a 2155 kilómetros de Buenos Aires. Este eclipse solar anular, evento astronómico bastante excepcional, generó la concurrencia de cientos de personas que se apostaron en el Punto Cero, justo al lado del barco réplica del histórico Nao Victoria de la flota magallánica.
Ahí, con protección ocular, locales y turistas nacionales e internacionales pudieron ser testigos de una experiencia singular que probablemente guardarán para toda la vida: la Luna interponiéndose entre el Sol y la Tierra, sin tapar por completo los rayos del Sol.
El evento “Eclipse, Punto Cero”, organizado por la Municipalidad de Puerto San Julián y su Dirección de Turismo, venía trabajándose desde hacía 3 meses, con la intención de recibir la mayor cantidad de visitantes posible.
Puerto San Julián fue considerado el lugar de mayor visualización del eclipse, junto con otras tres localidades de Santa Cruz: Las Horquetas, Puerto Deseado y Gobernador Gregores. Y esto se reflejó en la ocupación hotelera, que fue inusitada para octubre en esta ciudad patagónica. Más de 800 plazas colmadas, y más de 1000 visitantes en total, según estimaciones de la Dirección de Turismo.
Sin embargo, las especulaciones en torno al escenario de nubosidad en el cual iba a desarrollarse este fenómeno astronómico se sostuvieron en los días previos y permanecieron incluso durante el día tan esperado. Era el temor principal: no lograr ver el anillo de fuego en su esplendor.
Las nubes estuvieron cubriendo el cielo hasta el momento del inicio oficial del evento, a las 16, cuando se despejó un poco más el panorama, aunque nunca del todo. A esa hora se alcanzó el pico máximo de asistentes, hubo presentaciones de danza y se introdujo al fenómeno como “un suceso astronómico que ocurre una vez cada mil años en el mismo lugar”.
En el Circuito Costero —al pie del museo Nao Victoria— se instaló una pantalla gigante para transmitir el eclipse solar, con la organización de los astrónomos de la Universidad Nacional de La Plata.
Toda una marea de colores comenzó a colocarse sus lentes con protección ocular cuando ocurrió el “primer contacto” de la Luna y el Sol, que se dio a las 16.35. A los grupos estudiantiles primarios y secundarios se les brindaron 3000 lentes donados por la fundación Astrónomos sin Fronteras. También la Municipalidad entregó unidades a grupos familiares y de amigos.
Alumnados de localidades cercanas también llegaron para disfrutar del evento como una actividad educativa.
A las 17.24 el cielo se oscureció por completo, y tan solo 3 minutos después el eclipse solar alcanzó su punto máximo de anularidad. El anillo de fuego quedó formado, y la emoción y los gritos de euforia no tardaron en llegar. Durante 5 minutos turistas y locales mantuvieron la vista hacia arriba, hacia ese fenómeno natural irrepetible.
El escenario, con el barco réplica del Nao Victoria de fondo, no tardó mucho más tiempo en descomprimirse. Solo los más curiosos permanecieron un poco más, con sus instrumentos propios.