La normativa nacional, que ya lleva 18 años, es integral y aborda diversas problemáticas fundamentales para infancias y adolescencias en las aulas. EL NORTE dio cuenta esta semana sobre el caso de una niña que, en una clase de Educación Sexual Integral, pudo identificar que era víctima de abuso y contarlo, lo que permitió a la escuela comunicarse con su madre y acompañarla a hacer la denuncia.
De la Redacción de EL NORTE
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La Ley nacional 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) cumple en octubre 18 años desde su aprobación. Aunque tiene muchos objetivos, uno de los logros que más se le reconocen es que permitió –en las escuelas– detectar y denunciar casos de violencia y abuso sexual. Por impulso de esta normativa, en 2015 la provincia de Buenos Aires sancionó su propia Ley de Educación Sexual Integral (14.744), que avanza considerablemente en la explicitación de los derechos sexuales y reproductivos en relación con la ley nacional. En consonancia con esto, a partir de 2016, la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) promueve la “Semana de la ESI” (Resol. 7/16) dentro del calendario escolar la última semana de agosto, con el objetivo de profundizar las estrategias educativas desarrolladas durante el año, orientadas a transmitir conocimientos científicos actualizados sobre los distintos aspectos que hacen a la educación sexual.
En concreto, se trata de un enfoque educativo que busca proporcionar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes conocimientos y habilidades relacionados con la sexualidad de manera integral, científica y adaptada a las diferentes etapas del desarrollo. La ESI abarca una amplia gama de temas, incluyendo el desarrollo físico, emocional y social, la reproducción, la salud sexual, los derechos sexuales y reproductivos, la prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y la equidad de género. Está diseñada para ser inclusiva, abordando las necesidades de todos los estudiantes, independientemente de su identidad de género, orientación sexual, religión o cultura. Esta normativa tiene como objetivo garantizar el derecho de todos los estudiantes a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos y privados de todo el país, desde el nivel inicial hasta el nivel superior de formación docente. El programa tiene la responsabilidad de desarrollar los lineamientos curriculares y coordinar con las jurisdicciones educativas.
Los contenidos de la ESI deben adaptarse a las realidades culturales, sociales y regionales de los estudiantes, respetando las características particulares de cada comunidad.
NÚMEROS EN EL AULA
Algunos datos ayudan a entender la dimensión de los casos de abuso en la infancia y la adolescencia. En Argentina, 6 de cada 10 víctimas de violencia sexual son niñas, niños y adolescentes. En CABA, 3 de cada 10 niños que denunciaron abusos pudieron contarlo por primera vez después de una clase de ESI, según datos del Ministerio Público Tutelar. En las edades de 12 a 14 años, ese número asciende a más del 50%. De acuerdo a la estadística del organismo, el 65% de estos abusos son denunciados por mujeres, mientras que el 35% por varones. El 80% de los abusos ocurrieron en sus propios hogares por un familiar o una persona conocida.
EL NORTE dio cuenta esta semana sobre el caso de una niña que en una clase de ESI pudo identificar que era víctima de abusos y contarlo, lo que permitió a la escuela comunicarse con su madre y acompañarla a hacer la denuncia. Según dan cuenta desde las comunidades educativas, este tipo de situaciones son frecuentes desde la sanción de la legislación, aunque la mayoría de las veces se abordan y se conocen solo en el ámbito escolar y judicial.
“La ESI crea un espacio para formular preguntas. No solo educa, sino que también empodera a estudiantes, brindándoles las herramientas para reconocer sus derechos y la capacidad de identificar y denunciar situaciones de abuso, protegiendo así su integridad y bienestar”.
Carolina Ríos Finelli, referente educativa de ESI Región 12.
REGIÓN 12
Consultada por EL NORTE, la referente educativa de ESI Región 12 Carolina Ríos Finelli manifestó: “La Educación Sexual Integral es fundamental por diversas razones. En primer lugar, proporciona información científica, gradual (adaptada a cada etapa del desarrollo de las y los estudiantes) y actualizada. Además, fomenta la reflexión colectiva, permitiendo que esa información se discuta, se cuestione y se relacione con las experiencias personales de cada individuo. En resumen, la ESI crea un espacio para formular preguntas, un componente esencial para la reflexión y el aprendizaje. El poder de la ESI radica en que no solo educa, sino que también empodera a les estudiantes, brindándoles las herramientas necesarias para reconocer sus derechos y la capacidad de identificar y denunciar situaciones de abuso, protegiendo así su integridad y bienestar”.
“ADOCTRINAMIENTO”, SEGÚN LLA
La Educación Sexual Integral fue uno de los puntos que Javier Milei –y La Libertad Avanza– criticó durante la campaña. Desde el espacio cuestionaron la existencia de la ley al considerar que se trata de un “adoctrinamiento” que “destruye la familia”. Sin embargo, por el momento no se han tomado medidas concretas en este sentido desde el Gobierno nacional. El ahora presidente de la Nación había denunciado que la ESI forma parte de una “agenda posmarxista” que tiene que ver con la “destrucción del núcleo social más importante, el familiar”.
La Organización Mundial de la Salud reconoce que “la ESI puede ayudar a los adolescentes a ampliar su nivel de conocimientos y comprensión, fomentar los valores positivos —entre ellos el respeto por la igualdad de género, la diversidad y los derechos humanos— y desarrollar actitudes y capacidades que propicien las relaciones seguras, sanas y positivas”.