Sebastián Mazzolini, abogado defensor de la familia del fallecido Miguel Arroyo, una de las víctimas del accidente protagonizado por el joven Jeremías Ramírez, denunció penalmente al padre del conductor de la Amarok por amenazas de muerte, luego que su hijo viviera –en Rosario- una situación intimidatoria en la que un hombre -en moto y con casco- lo abordara al momento de ingresar a su casa. Mazzolini radicó denuncia en San Nicolás por la amenaza directa que recibió del empresario Pedro Ramírez. “Me dijo ´a mí no me jodan porque le pego un tiro a ellos [por los investigadores del accidente] y a vos también´”, según reveló a este diario. También se radicó denuncia en Rosario por lo que ahora se investiga como un hecho de “seguimiento” a su hijo. Relato estremecedor.
De la redacción de EL NORTE
[email protected]
Es oportuno advertir al lector que ésta crónica contiene el relato textual de una persona que, tras acudir a la Justicia, busca a través de este medio hacer pública la necesidad de defender la salud e integridad de su familia. Si los primeros párrafos generan sensaciones de escalofríos, el final del artículo puede resultar verdaderamente estremecedor.
El Dr. Sebastián Mazzolini, abogado defensor de la familia de Miguel Arroyo, presentó el viernes último una denuncia penal ante Fiscalía General de Rosario por amenazas, según consta en la calificación provisoria de la acusación.
Mazzolini, quien defiende los intereses de una de las dos víctimas fatales del siniestro vial que el pasado 5 de febrero de 2022 protagonizara el joven Jeremías Ramírez, conductor de una Amarok que circulaba por avenida Savio a más de 110Km/h, vincula al empresario Pedro Ramírez, padre de Jeremías, con un siniestro episodio que padeciera su hijo en la ciudad de Rosario. Pero, para ordenar los hechos, es preciso respetar la cronología. Así comienza el relato del Dr. Mazzolini:
“A fines de la Feria Judicial de invierno, fui convocado por el Dr. Juan Diego Avetta, apoderado general de Pedro Ramírez, a los fines de llegar a un acuerdo integral en la causa penal y civil que se les sigue a su hijo. En el marco de una de esas negociaciones, que se llevaron a cabo siempre en el estudio del Dr. Avetta, Pedro Ramírez se vanagloriaba de su capacidad de poder acceder al pensamiento de muchos de los actores de la investigación penal”, contó Mazzolini. NdR: entiéndase por actores de la investigación penal, fiscales y jueces.
“En un momento, [Pedro Ramírez] dio a entender que había una confabulación contra su familia. Y dijo –siguió Mazzolini- ´que a mí no me jodan porque le pego un tiro a ellos y a vos también´. Esas fueron las palabras que usó Pedro Ramírez”, enfatizó. “En el momento, no le di a esa amenaza el valor que debía darle”, aclara Mazzolini.
El acuerdo, finalmente, no se cerró por decisión de Pedro Ramírez, según explicó el abogado defensor de la familia Arroyo. “Las cosas siguieron su curso. Al ver cómo se había enrarecido el escenario, me presenté en Fiscalía General de San Nicolás. Allí se me indicó que el fiscal de turno era el Dr. Jorge Leveratto. Me presento ante él, entonces, para relatarle los hechos. No hice la denuncia porque no cabía en mi cabeza pensar que esa amenaza podía transformarse en algo más”, contó Mazzolini.
Información precisa
Lo escalofriante del reato no termina allí: “hace diez días, mi hijo que estudia en Rosario fue abordado por una persona que circulaba en moto por la vereda. Sin sacarse el casco, y mientras mi hijo se disponía a abrir el portón de ingreso a su departamento, esta persona le pregunta si él era Marco. Mi hijo no le reconoció la voz, y tampoco pudo ver su rostro porque nunca se sacó el casco. Al ver que la situación era muy extraña, mi hijo le respondió que no era Marco. A lo que el hombre le dijo que sí. Y que lo conocía porque entrenaba en tal gimnasio, al cual efectivamente mi hijo concurría”.
La secuencia, en la mente de quien lea el relato, es más que intimidadora si se tiene en cuenta el contexto: Rosario, sicariato, moto, e información personal y precisa de la persona abordada.
“Lo que entiendo es que hubo un seguimiento, que empezó hace mucho tiempo porque él no va a ese gimnasio desde hace unos seis meses, contó Mazzolini. “Ante la negativo de mi hijo, el tipo le dice ´cómo que no vas a ese gimnasio, si yo tengo una foto tuya entrando ahí´. Y cuando mete la mano en el bolsillo para sacar la supuesta foto, mi hijo se dio cuenta que la situación no daba para más. Ingresó inmediatamente al departamento. Y me llamó por teléfono para contarme lo que había pasado. ´Tengo miedo´, me dijo”, siguió Sebastián Mazzolini.
“Al escuchar su relato, lo primero que hice fue comunicarme con un amigo de toda la vida, el Dr. Gustavo Zignago, actual secretario de Gobierno del intendente Pablo Javkin. Gustavo se ofreció a llevar a mi hijo a su casa para que estuviera protegido. Y me pidió que hiciera la denuncia en el Ministerio Público Fiscal de Rosario. El martes mi hijo radicó la denuncia. Y yo fui ayer (por el viernes) a integrar esa presentación”.
“No es casual”
“Claramente, lo que vivió mi hijo no es un hecho casual. No hay motivo alguno para que viviera lo que vivió. Yo creo que el episodio está relacionado a mi participación profesional en la causa contra Jeremías Ramírez. Llevo 34 años ejerciendo esta profesión y nunca pasé por algo así. He demandado a gente, he cobrado deudas, he tenido cuestiones complicadas con policías, y jamás recibí una mínima amenaza”, afirmó Mazzolini. “Aquellas palabras de Pedro Ramírez y este seguimiento a mi hijo están relacionados. Pedro Ramírez tiene la capacidad económica y recursos políticos para hacer esto. Por lo tanto, y en defensa de mi mujer y mis hijos, hago personalmente responsable a Pedro Ramírez de cualquier cosa que le pueda pasar a mi familia. El mensaje que interpreto es para mí muy claro: ´si te metés con mi hijo, yo me meto con el tuyo´”.