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lunes, enero 13, 2025
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SE ESPERA PARA NOVIEMBRE EL PICO DE LA BAJANTE DEL PARANÁ

Este lunes en San Nicolás registró 54 centímetros de altura, 7 más que la jornada anterior. Previo a las lluvias se registraban mediciones por debajo del 0 sobre el nivel del mar. El Instituto Nacional del Agua (INA) estima que hacia noviembre se podría esperar un pico máximo de bajante. A partir de ahí si las precipitaciones acompañan, podría comenzar a incrementarse. De todos modos, el incremento sería muy paulatino.

De la redacción de EL NORTE
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Este lunes en San Nicolás el Paraná registró 54 centímetros de altura, 7 más que la jornada anterior. Previo a las lluvias se registraban mediciones por debajo del 0 sobre el nivel del mar

Se esperaba que septiembre fuera el alivio para el afluente, ya que se había registrado una suba de más de un metro, pero esa ilusión se frenó en la segunda quincena del mes cuando se notó un nuevo descenso, que se prevé que continúe hasta el verano.

De todas maneras, el Instituto Nacional del Agua dijo que prevalece la tendencia descendente. La directora nacional de Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres, Virginia Laino, citó al Instituto Nacional del Agua (INA) para explicar que la tendencia del Paraná se encuentra en baja y creen que en noviembre va a tener un piso.

“Hacia noviembre podríamos esperar un pico máximo de bajante, y a partir de ahí si las precipitaciones acompañan, podría comenzar a incrementarse. De todos modos, el incremento sería muy paulatino”, consideró.

 “Por supuesto que la previsión de incremento de precipitaciones trae como consecuencia una crecida, pero es importante recordar que los ríos tienen procesos cíclicos de crecidas y de bajante, que cuando no acompañan las lluvias se hace noticia el fenómeno de bajante”, explicó Laino.

Una comparación

El caudal normal, es decir la cantidad de agua que fluye por su corriente, es de aproximadamente 17.000m³ por segundo, pero en la actualidad el caudal del Paraná es de 6.200m³ por segundo.

Esta bajante extraordinaria -que se asemeja cada vez más a la crisis de 1944, cuando se registró la peor situación hídrica-, afecta la vida ambiental, económica, productiva y social de las ciudades a la vera del Paraná.

Los motivos que provocan esta bajante del río pueden dividirse en causas naturales y antrópicas (es decir, cualquier acción o intervención de los seres humanos sobre los ecosistemas y la biodiversidad). Entre las primeras se destacan: el déficit de las precipitaciones registradas en los últimos años y la consiguiente bajante progresiva del caudal; y el acontecer de “La Niña” -fenómeno climático caracterizado por temperaturas frías y perdurables, junto a condiciones más secas y lluvias menos copiosas- que agrava la situación.

Por otro lado, entre las causas antrópicas se hallan: la deforestación -especialmente en el Amazonas-, la construcción de centrales hidroeléctricas, el uso excesivo del agua para el agronegocio, el dragado de humedales (es decir, la limpieza y el ahondamiento de las aguas, a partir de la remoción de rocas y sedimentos) y el cambio climático.

Una comparativa

Mientras que en el cuerpo humano el pulso indica la frecuencia del latido cardíaco, que bombea la sangre a través de las arterias, en un río como el Paraná el pulso está marcado por las crecientes y bajantes del agua que recorren su cauce. Por eso, cuando se estudian las variaciones hidrométricas del río, se diseñan gráficos muy parecidos a un electrocardiograma, donde los picos más altos muestran las inundaciones y los más bajos, los períodos de sequía. Si bien los ecosistemas y poblaciones que desarrollan su vida en torno al río están adaptados a estos cambios, el problema de la bajante actual es que no solo es más pronunciada que otros años, sino también más prolongada.



Ante esta situación, a fines de julio, el Gobierno nacional decretó el estado de emergencia hídrica por 180 días en la cuenca del Paraná, con el objetivo de tomar medidas que permitan mitigar las consecuencias sociales, ambientales y económicas de la bajante que afecta principalmente a Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires. Pero ¿cuáles son las causas de este fenómeno? ¿Qué impactos tiene en el ambiente y en las actividades humanas? El panorama plantea diversas aristas y las opiniones de las y los expertos varían, pero el ingeniero Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), advierte que la salida del túnel todavía no se ve.