El genocidio armenio se llevó a cabo entre 1915 y 1923, durante la Primera Guerra Mundial, cuando el Imperio Otomano (actual Turquía) llevó a cabo una campaña sistemática para exterminar a la población armenia.
Se estima que alrededor de un millón y medio de armenios fueron asesinados durante el genocidio.
Las atrocidades incluyeron deportaciones forzadas, masacres, violaciones y otros tipos de violencia sexual, así como la privación de alimentos, agua y atención médica.
El genocidio armenio es reconocido como uno de los primeros casos de genocidio moderno.
A pesar de que muchos países, incluyendo Argentina, Francia, Italia y Rusia, han reconocido oficialmente el genocidio, el gobierno de Turquía se niega a hacerlo.
La fecha del 24 de abril se conmemora como el inicio del genocidio armenio, ya que en ese día de 1915, las autoridades otomanas arrestaron y deportaron a cientos de líderes armenios en Constantinopla (actual Estambul).
Muchos sobrevivientes del genocidio armenio emigraron a otros países, incluyendo Estados Unidos, Francia y Argentina.
La comunidad armenia en todo el mundo sigue luchando por el reconocimiento del genocidio y por la justicia para las víctimas.
El Papa Francisco ha llamado públicamente al genocidio armenio por su nombre y ha instado a otros líderes mundiales a hacer lo mismo.
El genocidio armenio ha sido tema de numerosas obras literarias, artísticas y cinematográficas, incluyendo la novela “La luz sepultada” de Franz Werfel y la película “Hotel Rwanda”.