Con las posibilidades de ahorro limitadas por una inflación que aprieta el bolsillo, el disfrute de lo efímero toma un rol preponderante. El sentarse a comer surge como una opción nuevamente en los momentos de ocio para los vecinos de la ciudad. Sin embargo, la mejoría no alcanza. “Nos sentimos en el medio, no estamos óptimos como otros años”, aseveran desde los restaurantes nicoleños.
De la Redacción de EL NORTE
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Si se recorre la ciudad, se podrá advertir que muchos locales gastronómicos tienen un alto nivel de asistencia. En medio de un contexto inflacionario nacional que parece no dar tregua, tanto los tradicionales radicados hace larga data como los nuevos que se animan a abrir sus puertas, se encuentran habitados por grupos de amigos, familias, parejas y quienes disfrutan de un momento en soledad. Sin embargo, referentes del rubro consultados por este medio aseguran que se trata de un fenómeno que se replica puntualmente durante el fin de semana y los dos días previos. En consecuencia, si bien presentan una considerable demanda que genera movimiento, no logran hacerle frente a su compleja realidad económica. “Hoy en día la gente sale, pero cuida mucho su bolsillo. El consumo se mantiene, pero si comparamos con años atrás, es bastante menor”, destacaron.
En este sentido, reflexionaron sobre los pedidos que realizan sus clientes. “Antes la gente venía más distendida. Almorzaba o cenaba y después volvía a pedir la carta al mozo para elegir algún postre”, rememoraron sobre una de las más típicas prácticas de consumo. “Ahora quienes piden todos los platos son solo algunas mesas y el postre solamente en ocasión de festejo”, sumaron.
Por las nubes
Entre los diferentes insumos que puede requerir un restaurante, las gaseosas y las harinas representan parámetros que se toman en consideración para evaluar los distintos costos porque “marcan un termómetro”, explicaron los gastronómicos locales. Sobre este particular comentaron: “Los costos de los insumos aumentaron mucho, está todo por las nubes. La actualización de precio se da constantemente y no hay estabilidad. Quizás una marca que venías trabajando aumentó un 20% y otra se quedó. Pero la semana próxima se actualiza y se emparejan”. En este sentido, sostuvo que el problema no está en el abastecimiento de los productos, sino en encontrar en el mercado el costo más conveniente y accesible. “Hay mucha variedad de precio en las diferentes marcas”, aseguraron.
Época de festejos
Se acerca el último mes del calendario y consigo llegan las celebraciones y despedidas de año. Quienes no planearon con tiempo este tipo de eventos comienzan la ardua búsqueda en algún bar, cervecería o restaurante que pueda proveerles una mesa vacante. No obstante, es en el momento de reservar cuando aparecen los contratiempos. “Hacés un presupuesto para una despedida de fin de año y lo tenés que retocar a la semana siguiente”, subrayan los encargados del servicio. Sucede que si los comercios de comida no actualizan sus precios de acuerdo al clima inflacionario, finalmente terminan generando considerables pérdidas económicas. Aunque velan por brindar un servicio de calidad, afirmaron que no pueden trabajar en las condiciones que querrían. “Nos sentimos en el medio, no estamos óptimos como otros años”, sostuvieron.
Paralelamente, los propietarios de los restaurantes hacen foco en los visitantes extranjeros que arriban a San Nicolás por cuestiones laborales, puesto que resaltan lo barato que les resulta acceder a un plato de comida completo. “En promedio, si pasás un plato a dólares, sale 7 u 8 dólares. Diferente a otros países donde tenés que pagar de 20 a 35 dólares”, compararon.
Diferente impronta
En cuanto a los diferentes bares y cervecerías que años atrás se instalaron en nuestra ciudad, gastronómicos vinculados a restaurantes de larga trayectoria aseguraron que no representan una competencia en detrimento de su comercio, puesto que remiten a diferentes ofertas de atención al público.
“Cada uno hace su cocina, pero no hay una competencia entre nosotros. Tenés que saber mover el foco de la clientela”, expresaron. De hecho, uno de los establecimientos consultados se ubica en la Costanera donde el Municipio llevó a cabo reformas estructurales que motivaron a otros gastronómicos a instalarse allí. “Ahora hay más negocios que brindan más alternativas y, por ende, mayor movimiento de gente”, manifestó el restaurante en cuestión, confirmando que cada local de comida tiene su propia impronta.
Por último, en lo que respecta a las formas de pago, la tarjeta de débito colmó la escena. El peso físico es de poca circulación en nuestro país, principalmente ante la incomodidad de la cantidad de billetes que deben entrar en los bolsillos para abonar, que en consecuencia instan a los locales de comida a ofrecer diferentes variantes de cobro, especialmente de tipo electrónico como códigos QR o transferencias bancarias.