Las últimas medidas del Gobierno dirigidas a la medicina privada ponen a 11 millones de afiliados a repensar qué medicamentos y tratamientos les cubre la cuota fija, sea el plan que abarca el total de las prestaciones y/o cualquiera de las variantes contratadas.
Afectan principalmente los llamados planes cerrados y filtra la atención con médicos fuera de la cartilla, ya que restringe el acceso a estudios y a medicamentos, aunque se refiere a los de alto costo, que, por tanto, deberían ser pagados por fuera, o les cortarían descuentos y reintegros vigentes dentro de la red comprendida en el plan por el que abona la cuota.
Los afiliados que deseen elegir profesionales externos a sus cartillas y tengan planes cerrados deberán pagar los medicamentos sin descuento u optar por planes abiertos, de mayor costo mensual.
Cuando se topen con tales limitaciones tendrán dos caminos: el reclamo judicial o el replanteo de la cobertura contratada, dentro de la misma prepaga o en las 40 restantes.
Pero hay otra amenaza, por ahora latente, que saltará de plano en cualquier momento: la eventual reformulación del Plan Médico Obligatorio (PMO), que es el mínimo común de prestaciones que todos los sistemas deben garantizar.
Los afiliados vieron crecer el monto que las empresas registradas les cobran por el servicio privado de salud y cuánto les ocupa en sus presupuestos, ya que después de los aumentos de los primeros meses del año pasó a ser el segundo rubro del gasto en un hogar, en competencia con vivienda y tarifas.