El Obispado y el Santuario preparan conjuntamente una agenda de actividades que se desarrollará durante todo el año con vistas al 40º aniversario mariano, cuya génesis fue el 25 de septiembre de 1983. La historia de las apariciones.
De la redacción de EL NORTE
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El 25 de septiembre próximo se cumplirá el 40º aniversario de la primera aparición que hizo la Virgen del Rosario de San Nicolás. Motiva ello que, desde el Obispado y el Santuario, se esté trabajado en la organización de una agenda de actividades que se desarrollará durante todo el año con vistas a este importante acontecimiento mariano que comenzó en septiembre de 1983, cuando una vecina nicoleña comenzó a recibir mensajes de una aparición a la que después identificó como la Virgen del Rosario. En esos mensajes estaba la voluntad de estar “en la ribera del Paraná”. Gracias a donaciones, se construyó un inmenso Santuario, que recibe 1.500.000 peregrinos anuales. Y San Nicolás se convirtió en “la ciudad de María”.
El sábado 24 de septiembre de 1983, Gladys Herminia Quiroga de Motta, una mujer muy religiosa que en ese entonces tenía 46 años, vio iluminarse el rosario colgado en su habitación y rezó. Primero con vecinos presentes, que vieron el fenómeno, y luego sola. Al día siguiente, domingo 25, mientras rezaba se le apareció la Virgen María con el Niño Jesús en brazos y un rosario. Según contó Gladys Motta, la aparición fue silenciosa: solo hizo ademán de darle a la mujer su propio rosario.
“Vi a la Virgen por primera vez”, escribió más tarde la mujer. Tres días después ocurrió la segunda aparición, exactamente igual a la anterior. Y el 5 de octubre, lo mismo.
Pero el 7 de octubre, en la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, la cosa fue distinta. Gladys de Motta se animó a preguntarle a la aparición “qué espera de nosotros”. En ese momento la imagen se borró y apareció la visión de un templo”.
El 12 de octubre Gladys se animó a contarle las apariciones a su confesor, el padre Carlos Pérez, oriundo de Pergamino y por entonces presbítero de la Catedral de San Nicolás. Al día siguiente, 13 de octubre, la Virgen le habló por primera vez. “Has cumplido. No tengas miedo, ven a verme; de mi mano caminarás, y muchos caminos recorrerás”.
Mensajes diarios
Los mensajes continuaron esporádicamente hasta el 15 de noviembre de 1983. Ese día Gladys afirmó que antes de la Virgen se le presentó Jesucristo por primera vez y le habló. Más tarde María sentenció: “Soy Patrona de esta región; haced valer mis derechos”. A partir de ese día los mensajes comenzaron a ser diarios.
El 24 de noviembre Gladys se dirigió con un grupo de personas al campo cercano a su casa, donde María le había dicho que quería su templo. En el medio de la noche apareció un rayo de luz que marcaba el lugar exacto donde luego se construyó el Santuario; además de la mujer, también lo vio una nena de 6 años. Al día siguiente Gladys recibió este mensaje: “Elegido está el lugar de mi morada; todo queda en vuestras manos”.
El 27 de noviembre la mujer vio en la Catedral la imagen en yeso de la Virgen del Rosario, relegada al campanario por su estado de deterioro, y de inmediato reconoció a la aparición que le hablaba desde hacía ya dos meses. La Virgen le dice entonces: “Quiero estar en la ribera del Paraná”.
En su mensaje del 2 de diciembre, la Virgen le dijo: “Gladys, debes hacer acuñar una medalla con mi imagen de la advocación María del Rosario, y en el reverso, la Santísima Trinidad con siete estrellas'”.
Estigmas
El 16 de noviembre de 1984 la señora Gladys de Motta recibe, como tantos otros místicos, los estigmas de la Pasión de Cristo en sus muñecas.
En 1985 el Municipio de San Nicolás donó el terreno para el Santuario (el “Campito”). El 25 de febrero del año siguiente se realizó la primera misa en el lugar. El mismo día pero en agosto monseñor Domingo Salvador Castagna anunció en su homilía la colocación de la piedra fundamental del Santuario. Y el 13 de octubre de 1987 comenzaron las obras.
Mientras tanto, el Santuario se fue construyendo paso a paso. En 1989 se terminó la primera etapa de la construcción. Las bases de la cúpula se finalizaron en 2000. La obra siempre fue al ritmo de las donaciones. Como manifestaba siempre monseñor Castagna, ‘el único padrino del Santuario es el pueblo'”.
En promedio, y en épocas normales sin pandemia, llegan al Santuario 1.500.000 personas al año. Los meses más fuertes son septiembre, cuando se hace la novena, todo el mes.