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jueves, diciembre 12, 2024
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PREOCUPACIÓN EN LOS BANCOS: LA DEUDA PROMEDIO CON LAS TARJETAS DE CRÉDITO ASCIENDE A $235.000

Las tarjetas de crédito volvieron a quedar en el centro de la agenda antes del fin de semana, cuando el Banco Central bloqueó la posibilidad de pagar en cuotas los viajes al extranjero.

Era una de las vías de escape de miles de argentinos, que apostaban a ese gasto en 12 o 18 meses apostando a que la inflación les termine licuando gran parte del gasto. Sobre todo en los pasajes aéreos.

En épocas de alta inflación y una bancarización más extendida, el uso de los plásticos también fue creciendo.

Pero en momentos de pérdida de poder adquisitivo y mayor informalidad laboral, lo que también aumenta es la morosidad en el pago de los saldos de las tarjetas, por parte de los usuarios.



Sin llegar a índices alarmantes, los datos son seguidos muy de cerca en los bancos. Y también en el BCRA.

De acuerdo a un relevamiento de iProfesional por distintos bancos líderes, la morosidad con las tarjetas de crédito todavía se encuentra en niveles históricamente bajos. En torno del 6% a 7% entre clientes particulares, en la mayoría de las entidades consultadas.

No obstante, se trata de un nivel más elevado que el 2% a 3% de los tiempos de la prepandemia.



Uno de los datos relevantes que toman en cuenta en los bancos es la deuda promedio con las tarjetas de crédito: asciende a $235.000, y ha venido creciendo por encima del ritmo de la inflación.

Entre los clientes con problemas, también vino creciendo la utilización del límite que les dan las tarjetas: ya se encuentra en torno al 50%, contra un 30% que estaba antes de la pandemia. Es decir: aumentaron los casos de clientes con morosidad y también el nivel de endeudamiento de esas personas.

Los bancos ya empezaron a anticiparse a un eventual efecto “bola de nieve”. Algunas entidades líderes están citando a los clientes en problemas para ofrecerles una vía de escape.



Básicamente, consiste en una oferta para refinanciar la deuda. El plan más promocionado se basa en un nuevo crédito a 36 meses de plazo.

De esa manera, una deuda de $100.000 se refinancia a una tasa del 43% anual (costo financiero total del 52,5%), lo que da una cuota mensual de $5.510. Es decir, el cliente termine devolviendo casi el doble de lo que pidió ($198.430).

De todas formas, hay algo claro: que el deudor -al fin de cuentas- termina asumiendo una deuda de largo plazo con una tasa de interés que muy probablemente estará por encima de lo que mejorará sus ingresos.



Este tipo de líneas, no obstante, suele estar por debajo al costo promedio de los créditos personales que ofrecen los bancos.

Hoy en día, el costo financiero total (CFT) de un crédito personal se encuentra entre 80% y 110% anual dependiendo del banco y de la “calidad” crediticia del cliente. Es decir, son costos por arriba del 52,5% o 55% anual de lo que los bancos les ofrecen a los usuarios con problemas.

Los financistas prefieren “perder” rentabilidad antes que el cliente se convierta en moroso y de ahí a irrecuperable.