Hace un tiempo que la comida que llega a las unidades penales de la provincia afronta una dura crisis. La Provincia envía recursos para contratar un catering y así poder cubrir los platos que ingieren los reclusos. Según supo EL NORTE, la calidad y la cantidad de los productos es preocupante.
De la Redacción de El Norte
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La situación de los alimentos que llegan por parte de provincia a las unidades penales es preocupante. Una alta fuente consultada por EL NORTE, afirmó que “la comida que llega es poca y de mala calidad. A veces se da una bandeja para dos o tres presos. Son varios los factores que influyen en esto y no es de ahora”.
Desde ya, la Unidad Penal N° 3 de nuestra ciudad no es la excepción. Con un cupo que desborda la cantidad de internos permitidos, el panorama es, incluso, mucho más complejo que en otros distritos. “A la par de San Nicolás, está Junín, por ejemplo. Es terrible el mal estado en el que llegan los productos congelados”, añadió la misma fuente consultada por este diario.
Hay una empresa de catering que tiene adjudicada la prestación del servicio de entrega de viandas para la cárcel local. Esa empresa está al borde de irse, “ya que la Provincia no aumentó la partida presupuestaria para este caso”. Esto lleva a que haya un malestar muy grande dentro de la unidad penal de nuestro distrito, tanto entre personas privadas de su libertad, como así también el personal.
EL NORTE pudo saber que llegan la mitad de las viandas encargadas, con una reducción muy grande en cantidad y calidad de alimentos. “Medallones de pollo o pollo hervido es lo único que estuvieron mandando por varias semanas. Es más, a veces llegaban lo que denominamos ´ranchos´, es decir comida común que antes se servía acá”, manifestaron a este medio.
Por poner otros ejemplos, a la unidad penal de Campana, la empresa que se adjudicó allí el servicio entrega tiras de asado con papas, otros cortes de carne y en cantidad suficiente para los alojados en los pabellones de la ciudad bonaerense. El caso de Junín refleja la triste realidad que también pasan los reclusos aquí, con porciones pobres y baja calidad de alimentos.
Este medio había publicado la situación mencionada anteriormente, que empezó en cárceles del conurbano. Una mujer privada de su libertad, realizó un vivo en la red social Tik-Tok donde mostraba la comida que le daban en el día. “Es una bandeja y miren lo que trae: cuatro papas, un pedazo de pollo y una gaseosa. Somos dos en esta celda. ¿Cómo hacemos para repartirlo?”, decía en su cuenta personal.
La unidad penal de Florencio Varela, por su parte, resiste aún a la calamitosa situación que atraviesa el interior de la provincia de Buenos Aires. Con la posibilidad de que los reclusos tengan celulares, hacen stream de todo lo que sucede dentro de los pabellones y muestran cómo es vivir allí.
“Nos enteramos que muchos presos están comiendo poco porque no reparten bien la comida, a mí me pasó en otra cárcel. Te hacían la vida imposible. Nos daban solo verduras o comida recalentada. No se dan cuenta que somos seres humanos también, no nos pueden matar de hambre”, cuestionaba un usuario, privado de su libertad, de la misma red social.
Venta, cantidad y calidad
Otra complicación a la cual se le adjudica el problema de la cantidad y calidad de alimentos dentro de la Unidad Penal N° 3, es que se realizan ventas de la comida que ingresa. Vale recordar que esos platos de comida son enviados por el Estado a través de una empresa privada.
“Lo que pasa también, es que hay acuerdos entre los presos de mayor peso, la empresa de catering y los trabajadores del Servicio penitenciario bonaerense. Son los tres factores que realizan maniobras que perjudican a los otros internos. Les venden la comida cuando deberían dárselas completa y gratis”, confió la misma fuente consultada por este diario.
“Los hacen llenar las planillas de que viene otra comida y lo máximo que reparten son medallones de pollos o pollo hervido. Después lo demás es un desastre. Pero es algo histórico, pasa que ahora los propios reclusos se quejan en sus redes sociales y los familiares también, por eso les traen comida y ropa principalmente”, enfatizó.
De inmediato, agrega que “debería haber un cuarto factor. Un ente regulador del Poder Judicial que controle lo que sucede”. Además, sostuvo que la falta de comida también afecta a los propios trabajadores del penal. “Todos la sufrimos, pero a nosotros no nos roban, simplemente nos dejan lo que quedan. Muchas veces está frío, siempre es lo mismo y sin sabor”.