En las últimas horas fuerzas ucranianas realizaron un ataque en la región rusa de Bryansk utilizando misiles ATACMS provenientes de Estados Unidos.
Se trata del primer uso de estas armas suministradas por occidente tras la autorización limitada concedida por el presidente Joe Biden, permitiendo a Ucrania atacar objetivos estratégicos dentro del territorio ruso.
El ataque, confirmado por el Estado Mayor ucraniano, tuvo como objetivo un depósito de municiones en Karachev, ubicado a aproximadamente 115 kilómetros de la frontera ucraniana. Sin embargo, desde Kiev evitaron especificar qué tipo de misiles emplearon, argumentando que dicha información es clasificada.
Paralelamente, el presidente ruso Vladimir Putin anunció una actualización en la doctrina nuclear de su país, permitiendo el uso de armas atómicas en caso de ataques masivos convencionales, incluidos los perpetrados con drones.
El documento también establece que Rusia interpretará cualquier agresión por parte de un Estado no nuclear respaldado por una potencia nuclear como una amenaza conjunta, justificando una respuesta proporcional.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, advirtió que cualquier ataque de Ucrania con armas de largo alcance proporcionadas por Occidente será considerado una agresión directa respaldada por potencias extranjeras. Según Peskov, Rusia mantiene su derecho de usar armas nucleares para proteger su soberanía y su integridad territorial si enfrentara una amenaza crítica.
Por su parte, Putin reiteró que permitir a Ucrania atacar dentro de Rusia con armamento occidental de alta precisión podría escalar el conflicto a un enfrentamiento directo con Estados Unidos y sus aliados europeos.
Esto se produce en un contexto de crecientes tensiones internacionales y una carrera por aumentar la seguridad de activos financieros refugio, como el yen japonés y el franco suizo.
Aunque Ucrania ha lanzado previamente drones de fabricación propia contra objetivos rusos, el uso de misiles estadounidenses marca un cambio significativo en la dinámica del conflicto.
Desde Ucrania insisten en que necesitan golpear bases aéreas y aviones rusos utilizados en ataques contra su territorio, destacando la mayor efectividad destructiva de estas armas occidentales.
Esta escalada refuerza las tensiones entre Rusia y Occidente, con implicaciones potencialmente graves para la seguridad global, mientras ambos bandos buscan consolidar sus estrategias frente a un conflicto que sigue expandiéndose más allá de las fronteras iniciales.