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sábado, octubre 5, 2024
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Por la falta de lluvias, anticipan pronunciada bajante del Paraná

Los incendios han afectado los humedales durante los últimos cuatro años, con variaciones en la intensidad según la época del año y el impacto público. Una sequía extrema y el uso continuo del fuego como herramienta de manejo, principalmente para la ganadería, seguirán afectando el territorio. Este sábado, la medición de Prefectura Naval San Nicolás arrojó un registro de 0,35 metros.

El último informe del INA, publicado el 1º de octubre, anticipa que la altura promedio del Paraná durante este mes frente a San Nicolás será de 0,69 m.

De la redacción de EL NORTE
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La bajante del río Paraná en los próximos meses tendrá repercusiones directas en la navegación y el comercio en la hidrovía. En el día de hoy, la medición de Prefectura Naval San Nicolás arrojó un registro de 0,35 metros, en el hidrómetro ubicado en zona portuaria.

Según el Instituto Nacional del Agua (INA), las lluvias en el “Alto Paraná” mejoraron la situación. Pero no serán suficientes para que la cuenca se recupere en los próximos dos meses y revertir el déficit hídrico.

Se estima que el río se mantendrá en niveles bajos durante todo el verano, lo que será monitoreado por empresas logísticas, Prefectura Naval, Nucleoeléctrica Argentina y otros organismos.

El último informe del INA, publicado el 1º de octubre, anticipa que la altura promedio del Paraná durante este mes frente a San Nicolás será de 0,69 m. El escenario previsto será aún peor durante noviembre puesto que el nivel promedio estará en 0,49 m. Y en diciembre rondará los 0,57 m.

Como ya ocurrió otras veces en los últimos años, la bajante del Paraná deja al descubierto gran parte del humedal, suelo propicio para las quemas ilegales en las islas, algo que preocupa a las autoridades y las mantiene en vilo. Pero este no es el único problema que genera. “Estamos viviendo un escenario que tiene algunos visos de parecido, en general, a lo ocurrido de 2020 a 2022”, advirtió el ingeniero Juan Borus, responsable del pronóstico hidrológico del INA, en diálogo con El Litoral. “Durante los últimos 20 años, la dependencia de los grandes ríos de la región se ha acentuado. Cuando hay carencia de agua el impacto es cada vez mayor”.

La explicación

Para explicar todo este escenario de bajante del Paraná, Borús repasó la situación de toda la región. La alta cuenca del río Paraná en Brasil “mostró este año una situación muy particular -dijo Borus-. En la mitad norte de la alta cuenca del Paraná están concentrados los embalses de generación hidroeléctrica, lo que genera una gran capacidad de regulación del paso del agua. Allí la regulación fue impresionante durante muchas semanas seguidas, con un promedio de 4400 m² por segundo y tras algunas lluvias que se dieron a principios de agosto sobre la margen este mejoró la situación y hoy está en un promedio de 5200 m² por segundo. Es una pequeña mejora que no viene mal pero que se compensa con la falta de lluvias del sur de la cuenca, en la que no hay presas de embalse y se evidencia el corrimiento de la frontera agrícola, lo que genera que los extremos sean muy marcados, o sea que cuando cae una gota se nota enseguida en el río (por la falta de absorción del suelo) y cuando hay seca cuesta mucho saturar los suelos y generar excedentes que hagan crecer el río”.

Todo esto que ocurre en la alta cuenca del Paraná hace que el aporte en nuestra región desde la represa de Itaipú hacia abajo, en el tramo misionero-paraguayo del Paraná, “se mantenga desde hace bastante tiempo en la mitad del caudal normal que debería tener”, dijo Borus. “Se han producido algunas lluvias menores en la cuenca de aporte de Yaciretá. Eso permitió que se sostuviera el caudal durante varias semanas y que no descendiera a valores muy escasos”, completó.

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